Organismos de prensa internacional y registros de observatorios nacionales coinciden que las condiciones de trabajo de los periodistas en Nicaragua que resisten al régimen de Daniel Ortega cada día son más peligrosas y se sigue «viviendo una auténtica pesadilla”, que incluye censura, intimidaciones y amenazas.

La libertad de prensa de Nicaragua es el «mayor descalabro» a nivel mundial. De un año a otro perdió 39 puestos en el Índice Mundial de la Libertad de Prensa (IMLP), ubicándose en «zona roja» con el puesto 160 de los 180 naciones valoradas.

Este termómetro de la libertad de expresión que presentó Reporteros Sin Fronteras (RSF), detalla que es la «mayor caída» en el ranking, que valora aspectos como: contexto político, marco legal, contexto económico, contexto sociocultural y seguridad. De los cuales Nicaragua está reprobada.

«La parodia de elecciones organizadas en noviembre de 2021, que llevaron a Daniel Ortea a su cuarto mandato consecutivo como presidente, se ha sucedido de una persecución feroz contra las voces críticas. Los últimos bastiones de la prensa independiente son asediados y la gran mayoría de los periodistas independientes, amenazados por acciones judiciales abusivas, han tenido que huir del país», relata el informe.

Estar en «zona roja» equivale a que la situación de libertad de prensa es «muy grave», pues prácticamente «no existen» medios de comunicaciones independientes. Los únicos medios que siguen informando sobre los abusos del Gobierno son los digitales, cuyos periodistas están mayoritariamente en el exilio.

«No es seguro ejercer periodismo independiente en Nicaragua. Los periodistas que permanecen dentro del país trabajan muy discretamente y ni  siquiera firman sus artículos para evitar represalias. Trabajar con una cámara de video o fotográfica en la vía pública pone en peligro a la persona que la usa y suele ser confiscada. Ya prácticamente no se realizan reportajes a pie de calle», agrega el informe de RSF.

Otros países que están en la zona roja de la Clasificación son: Rusia (155), Venezuela (159), Cuba (173), China (175) y Corea del Norte, que ocupa la última posición (180).

Libertad de expresión en la región

El ejercicio periodístico en América Latina se desarrolla en un ambiente nocivo y deteriorado en cuanto a la seguridad, acceso a la información y libertad de expresión.

«Cada vez más visibles y virulentos, estos ataques públicos fragilizan a la profesión y alientan procedimientos judiciales abusivos, campañas de difamación e intimidaciones -especialmente contra las mujeres- y acoso en Internet contra los periodistas críticos», advierte el informe.

Después de Nicaragua, por segundo año consecutivo El Salvador registra la mayor caída en el ranking. El autoritarismo del Gobierno marca esa tendencia

«Desde su llegada al poder en 2019, el presidente Nayib Bukele ha jugado un juego peligroso y ha redoblado los ataques y amenazas contra los periodistas que critican su gestión, creando así una imagen de la prensa como enemiga del pueblo. Esta tendencia autoritaria, sumada a cambios forzosos en la ley (incluyendo uno sobre “agentes extranjeros” y reformas al código penal), complican el trabajo de los periodistas», refiere el documento.

En el caso de México se mantiene como el país «más mortífero» del mundo para la prensa. En 2021 al menos siete periodistas fueron asesinados.

Mientras que Costa Rica, persiste por mantenerse entre los mejores, ocupando el puesto número 8.

Acoso e intimidación persisten para los periodistas independientes

El Observatorio de Agresiones a la Libertad de Prensa Independiente, reporta que en el primer trimestre de este 2022, que el hostigamiento, persecución, estigmatización son las principales técnicas a las  que someten a los comunicadores, además de intervenir cuentas de WhatsApp a medios de comunicación.

Durante el periodo antes mencionado, 78 comunicadores presentaron su denuncia ante la Organización de Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN). Los ataques de violaciones de derechos humanos, libertad de expresión y ejercicio de la profesión alcanzaron 175. Siendo marzo el mes de mayores incidencias.

“Nicaragua en este momento es el país más peligroso para el ejercicio periodístico. Hay un incremento de persecución para el ejercicio del periodista en todo el sentido. Además de lo que ya estamos acostumbrado a ver que es el robo de equipo, detenciones arbitrarias, amenazas, amenazas de tipo sexual para mujeres periodistas, por ejemplo, también es una situación que nos está acorralando hacia el desplazamiento hacia el trabajo al anonimato, hacia el exilio forzados de periodistas”, detalla la comunicadora Abigail Hernández, miembra del PCIN.

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Hernández destaca que existe un importante porcentaje de comunicadoras resistiendo dentro del país, si bien el informe revela que el 38.7% de las denuncias de agresiones fueron sufridas por mujeres y el 61.3% por hombres, las mujeres se ven más limitadas a desplazarse.

Realidad que también es sustentada por el Observatorio de Agresiones a la Libertad de Prensa Independiente, que reporta en el primer trimestre de 2022, que el hostigamiento, persecución, estigmatización son las principales técnicas a las  que someten a los comunicadores, además de intervenir cuentas de WhatsApp a medios de comunicación.

Durante el periodo antes mencionado, 78 comunicadores presentaron su denuncia ante la Organización de Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN). Los ataques de violaciones de derechos humanos, libertad de expresión y ejercicio de la profesión alcanzaron 175. Siendo marzo el mes de mayores incidencias.

“Nicaragua en este momento es el país más peligroso para el ejercicio periodístico. Hay un incremento de persecución para el ejercicio del periodista en todo el sentido. Además de lo que ya estamos acostumbrado a ver que es el robo de equipo, detenciones arbitrarias, amenazas, amenazas de tipo sexual para mujeres periodistas, por ejemplo, también es una situación que nos está acorralando hacia el desplazamiento hacia el trabajo al anonimato, hacia el exilio forzados de periodistas”, detalla la comunicadora Abigail Hernández, miembra del PCIN.

Mujeres periodistas resisten más

«Estos ataques públicos fragilizan a la profesión y alientan procedimientos judiciales abusivos, campañas de difamación e intimidaciones y acoso en Internet contra los periodistas críticos», resalta el Índice.

“Las mujeres tienen otra visión sobre el exilio y desplazamiento y no es porque no lo necesiten. Sino porque en un país donde la desigualdad de género es importante. Muchas mujeres periodistas son jefas de familias, son cuidadoras y madres en muchas ocasiones y al ver esa dinámica familiar están obligadas a quedarse trabajando en el país a riesgo de su seguridad física y emocional”, resalta Hernández.

Entre enero y marzo de este año 6 periodistas se han exiliado, dos en Costa Rica y 4 en Estados Unidos. En Managua es donde más casos de agresiones a comunicadores registra el observatorio.

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El panorama para el ejercicio de los periodistas nicaragüenses no es nada alentador. La cancelación de la personería jurídica de: la Fundación Violeta Barrios de Chamorro (FVBCh), Pen Internacional Nicaragua y la Asociación de Periodistas de Nicaragua (APN), es una clara señal de que “técnicas represivas” del régimen van a seguir acorralando a las voces críticas.

Un mensaje claro es la condena de Miguel Mendoza, Miguel Mora, Cristiana Chamorro, Pedro Joaquín Chamorro, Juan Lorenzo Holmann Chamorro, Lesther Alemán y Samantha Jirón. Sin embargo, existe la esperanza de que esas condenas no se cumplan.

“Las organizaciones internacionales están convencidas de que son montajes políticos y lo que buscan es intentar callar las voces del periodismo”, agrega Hernández.

Pese a la aplanadora política de silencio de la dictadura, la tecnología y la resistencia por la pasión a la profesión hacen un muro de contención a esa avalancha de amenazas.

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“La prensa no se ha callado, la prensa se innova. El nuevo periodismo nicaragüense viene de la reportería de calle.  No venimos de familias adineradas. La nueva prensa nicaragüense ha roto sus propias cadenas de la pobreza, no tenemos nada que perder, por eso seguimos haciendo, nos han quitado mucho, qué más nos pueden quitar”, finalizó Hernández.

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