Después de cuatro años de poder estudiar en la Universidad Centroamericana (UCA) gracias a una beca del 100 por ciento, los estudios de Nathalia Pérez se ven amenazados justo en los últimos semestres de su carrera; ya que su beca fue reducida al 80 por ciento, debido a los recortes presupuestarios que ha tenido la universidad como represalias de la dictadura Ortega-Murillo.

Pérez de 22 años, es estudiante de último año de Licenciatura en Comunicación, vive únicamente con su abuela quien tiene alzheimer, y cubre la manutención de ambas con muchas dificultades, trabajando como maestra con niños y niñas que necesitan reforzamiento escolar, trabajo que realiza desde los 15 años. El nuevo gasto que supone la reducción de su beca, es algo que no va a poder cubrir.

“Mis padres siempre me dijeron que buscara como trabajar en vez de estudiar, pero yo decidí trabajar y estudiar. Así he cubierto los gastos de la universidad y mi comida. Pero para ellos yo solo debería estar trabajando, no tienen esa creencia del estudio, al menos mi papá piensa así. Cuando mi mamá y mi papá se separaron, yo me quedé con él, así que tuve menos apoyo. Luego mi papá se fue a vivir con otra persona y yo me quedé con mi abuelita a cargo de ella”, relata la joven.

Al terminar el bachillerato en 2017 decidió solicitar una beca en la UCA para la carrera de comunicación sin avisarle a sus padres, ya que sabía que no contaba con su apoyo económico. Sin embargo, con los 100 córdobas semanales que ganaba dando reforzamiento, realizó todas las gestiones y consiguió una beca completa, que le permitió estudiar tranquila durante estos años.

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Al mismo tiempo, continuaba trabajando como maestra dando clases a seis niños y niñas, lo que le permitía conseguir C$800 córdobas semanales; con la ayuda de un primo lograba pagar los servicios básicos; y de vez en cuando realizaba productos audiovisuales para una tienda de ropa, en la que lograba conseguir C$750 córdobas durante algunos meses.

Aunque no consigue mucho dinero, con los ingresos que genera logra cubrir la alimentación y productos básicos de ella, de su abuela y los gastos de la universidad.

Recorte presupuestario afecta a estudiantes de escasos recursos

En enero de este año el Consejo Nacional de Universidades (CNU) le destinó a la UCA únicamente un millón de córdobas del 6 por ciento del presupuesto estatal sin ofrecer justificaciones, presupuesto que se ha reducido significativamente desde 2019, un año después que la universidad fuera uno de los principales escenarios de protesta del estudiantado al inicio de la crisis sociopolítica.

En marzo, la Comisión Central de Becas de la UCA le informó a Pérez que su beca iba a ser renovada en un 100 por ciento para el primer semestre de 2022, “no obstante, debido a las limitaciones presupuestarias que enfrenta la Universidad, a partir del segundo semestre 2022, gozará de una beca del 80 por ciento”.

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En el segundo semestre a Pérez le tocaría llevar cuatro clases, con el valor de US$85 dólares cada una, es decir que, con la beca reducida tendría que pagar US$68 dólares más US$20 dólares de la matrícula del semestre, para un total de US$88 dólares o C$3,168 córdobas; un monto elevado para alguien que gana C$3,200 córdobas mensuales

“Yo ahorita estoy recogiendo el dinero. El problema es que no sé si realmente voy a completar el monto. Si recojo la mitad o la tercera parte del dinero tendría que acudir a un préstamo. Mi plan es recoger una parte por lo menos, para no prestar mucho. Estoy tratando de ahorrar como mínimo 300 pesos semanales, pero no siempre puedo. Ahorita tenía 1,200 córdobas pero tuve que agarrar de ahí porque se fue el gas. El problema es que hay otros gastos en la casa que tengo que cubrir. Es inestable”, explica Pérez, quien tiene planeado realizar el préstamo a un amigo que es prestamista y que asegura que no le va a cobrar intereses.

Lo que más le preocupa a Pérez es que sus ingresos como maestra no son fijos, sino que dependen de la cantidad de estudiantes que tenga y de la cantidad de horas que reciben clases. En ocasiones logra alcanzar hasta 10 estudiantes durante varias semanas y en otras tiene menos de cinco.

“A veces tengo menos niños porque se enferman o porque los papás no los mandan porque no tienen dinero para pagar esa semana. A veces tengo más de seis niños y llego a tener 10 por tres semanas, porque hay gente que me dice “esta semana que el niño tiene examen, ayúdelo”, entonces durante esa semana lo ayudo y luego ya no vuelven. Les cobro 40 córdobas la hora. A veces les doy clase durante una hora, o dos o tres, depende de cuánta tarea tengan o qué tan atrasados están en algún tema”, señala la estudiante, que forma parte de una de las últimas generaciones de la universidad con becas.

La UCA no solo ha tenido que reducir el porcentaje de beca, sino también el número de estudiantes becados desde 2019 cuando ocurrió la primera reducción del 26.7 por ciento del presupuesto asignado. Según información brindada por el sacerdote jesuita José Alberto Idiáquez a la revista Niú, la UCA en ese año contaba con 5 mil estudiantes becados, de los 8,500 estudiantes activos. Desde entonces, las becas disponibles se han reducido y el número actual de estudiantes con beca se desconoce.

A inicio de abril, el CNU expulsó a la UCA del Consejo Nacional de Universidades y con ello, la suspensión total del 6 por ciento del presupuesto estatal que se asigna a la Educación Superior, con la aprobación de la Ley 1114 “Ley de reforma a la Ley Nº 582, Ley General de Educación y de Reforma y Adición a la Ley Nº. 89, Ley de Autonomía de las Instituciones de Educación Superior”; la cual ha sido señalada de ser inconstitucional y de violentar la autonomía universitaria según organizaciones estudiantiles y personas académicas.

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La reforma también eliminó los centros culturales y de investigación de la UCA, que también brindaba becas de investigación para alumnos y exalumnos. Ante esto, la UCA envió un mensaje a sus estudiantes, exponiendo que pese a su expulsión del CNU, continuará «con su labor universitaria como una institución legalmente constituida», y «cuyo funcionamiento se rige por sus Estatutos y las leyes nacionales aplicables a las instituciones privadas de educación superior del país».

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