La opinión pública en su definición es sencilla, , pero su aplicación en la sociedad hace que se vuelva compleja y difícil de manejar. Convengamos que opinión tenemos todos sin importar el tema, algunas opiniones serán más especializadas en dependencia del grado de información que se tenga del mismo, es por ello que quien informa es uno de los actores esenciales en la ecuación que da como resulta la opinión pública.

El cierre de dos medios de comunicación en Nicaragua deja en evidencia la falta de balance informativo que hay en el país y deja al descubierto la manipulación de la información por parte de un solo criterio. Aún más trágico es que está información no nace de un grupo de actores sociales de amplio criterio, sino de la  pareja presidencial.

Una política de comunicación basada en la negación donde solo pueden abordarse los temas de la nación con un exagerado positivismo de las decisiones gubernamentales y de espalda a la realidad social.

Por orden del director de Telcor las radios y televisoras privadas solamente pueden ser musicales y no pueden emitirse opiniones de temas políticos, económicos y sociales; estos temas solamente los pueden abordar los medios afines al gobierno, de no acatar esa disposición se exponen al cierre del medio a como ya lo hemos visto.

La política de comunicación la dicta Rosario Murillo quien a través de sus monólogos diarios dicta el lenguaje y epítetos a usar en contra de los que adversan al gobierno. Lacras, comejenes, parásitos minúsculos, entre otros apelativos vulgares son los que usa para definir a los nicaragüenses que no son danielistas contrario al discurso de paz, cristiandad y reconciliación que profesa en los spot publicados por el gobierno en las calles y sus medios de comunicación.

No todo lo que se publica es opinión pública. Lamentablemente ahora solo se publican las negaciones de un gobierno empecinado en publicar una falsa realidad y predicar prosperidad que solo ellos viven.

Lo bueno es que esa no es la opinión pública, esa que es un derecho inherente a toda persona capaz de interpretar la realidad que le afecta es por ello que estoy seguro que lo que se publica no es opinión pública. Ahora falta que expresemos esa opinión que es a lo que teme la pareja presidencial.

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