Familiares de la política política Suyén Barahona demandan urgentemente que las autoridades nicaragüenses permitan que ella y su hijo de cinco años se puedan comunicar a través de una llamada, ya que desde que la activista fue arrestada hace 15 meses no han tenido ningún tipo de contacto. 

Así lo demandaron con el inicio de la campaña «Una llamada para Suyén» en la que denuncian la incomunicación total y prolongada entre el menor de edad y Barahona, lo que representa una grave violación a los derechos de la niñez, y los derechos de las personas reclusas.

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A pesar de esto, las autoridades de la Dirección de Auxilio Judicial, lugar donde la presa política está recluida, no han permitido ni siquiera el intercambio de cartas, dibujos o cualquier otra manera de contacto a distancia, ya que el menor tuvo que salir de Nicaragua debido a la persecución que vive su familia.

Las peticiones la han hecho familiares, abogados e incluso Barahona durante las audiencias judiciales, sin embargo, la respuesta de los jueces es siempre negativa.

Organismos de derechos humanos han denunciado que esta práctica se trata de un acto de tortura tanto para el hijo como para la madre, y que tiene graves repercusiones en el desarrollo integral y en la salud mental del niño.

“Hay muchas cosas que es imposible que un niño de cinco años pueda comprender, pero crecer lejos de su mamá es una tortura para nuestro hijo y también lo es para Suyen. Le pedimos al gobierno de Nicaragua que les permita comunicarse”, expresa César Dubois, esposo de la activista.

“Nadie debería enfrentarse al dolor y la confusión de ser un niño que no puede ver ni escuchar a su mamá; Suyen está en todo su derecho de escuchar a su hijo y recibir dibujos o cartas de su pequeño”, indica.

Dubois manifiesta que el menor pregunta por su mamá todos los días desde hace un año y tres meses, y aunque él y su familia intentan consolarlo, siempre exige poder hablar aunque un rato con ella.

“Los familiares apelan a los directivos de la Policía Nacional a que respeten la ley 473 y concedan una llamada a Suyen para que se comunique con su hijo. Además, instan al gobierno a cumplir con la obligación de velar por la salud emocional del pequeño, en deterioro por la imposibilidad de interactuar con ella desde que fue arbitrariamente apresada”, exigen en la campaña.

Suyén Barahona es una activista política e integrante del partido Unamos, que fue arrestada violentamente por la Policía el 13 de junio de 2021, y actualmente está condenada a 8 años de cárcel por supuestamente “cometer menoscabo contra la integridad nacional”.

Desde su detención, ha pasado más de 500 días en una celda solitaria e insalubre, sin la oportunidad de tener contacto humano. Además de no permitirle comunicarse con su hijo, tampoco le permiten hacer cualquier otra actividad como leer y escribir.

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La primera vez que fue presentada públicamente desde su arresto el 31 de agosto de este año, su estado físico confirmó las denuncias de sus familiares, que señalaban el deterioro de su salud y la pérdida abrupta de peso, debido a las condiciones violatorias a sus derechos en las que se encuentra.

Incomunicación, práctica de tortura del régimen

Al igual que Barahona, la incomunicación total con familiares e hijos menores de edad ha sido una de las herramientas de torturas utilizadas por el régimen Ortega-Murillo contra las personas presas políticas, que fueron detenidas ilegalmente el año pasado en el contexto electoral.

Debido a esto, diversos presos y presas de conciencia han emprendido huelgas de hambre para que se les permita aunque sea una visita, como el caso del comentarista deportivo Miguel Mendoza, quien recientemente inició esta protesta.

Las huelgas de hambre de otros presos políticos como Tamara Dávila y Miguel Mora dio como resultado que se les permitiera una corta visita con sus hijos; pero al resto de las personas privadas de libertad no.

Familiares de las personas presas políticas demandan que se cumplan las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos, mejor conocidas como Nelson Mandela y que se establezca un calendario de visitas quincenas.

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La Lupa Nicaragua