El régimen Ortega-Murillo publicó un libro blanco sobre el COVID-19 en Nicaragua. Sin embargo, en las más de 70 páginas no dedicaron una sola línea sobre las pruebas realizadas, elestado de los hospitales ante el incremento de contagios o en qué fase de transmisión está la pandemia de coronavirus.

El texto, por el contrario, genera dudas sobre casos de muertes de personas «con COVID-19» como son clasificados por el Ministerio de Salud (Minsa), los departamentos que han presentado el mayor número de contagios, si hay casos de trabajadores de la salud infectados, los entierros nocturnos e inmediatos, entre otros.

Un artículo de la firma Deloitte, titulado “Más claro ni un libro blanco”, explica que los libros blancos son utilizados por los gobiernos para hacer “constar las acciones y resultados obtenidos más destacados de un programa, proyecto o asunto relevante y trascendente” o bien como un “comodín de la transparencia”. Sin embargo, para la oposición nicaragüense este libro blanco no ha aclarado nada.

El Libro Blanco del COVID-19 preparado por la dictadura consta de 75 páginas donde, en todo momento, intentan justificar los datos negativos que han tenido en su Gobierno adjudicando la culpa a «un intento de golpe de estado» o a «noticias falsas», ahora, han transcendido y culpan también a supuestas noticias falsas de medios costarricenses.
Tamara Dávila,  miembro del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) e integrante de la Coalición Nacional, aseguró que este libro blnaco «fue una lavada de cara de parte del Gobierno». Además, resaltó que como oposición lo ven como «una medida desesperada para mostrar a la comunidad internacional que están haciendo algo frente a la pandemia».
El documento detalla que “el Ministerio de Salud solo acepta como covid-19 aquellos comprobados por medio de pruebas de laboratorio o por dictamen clínico. Dada la similitud de síntomas con neumonía e influenza estacional, que son mucho más frecuentes en el mundo y en Nicaragua, hay una tendencia de muchas personas de atribuir a covid-19 todo fallecimiento causado por enfermedades de las vías respiratorias”.
Violeta Granera, miembro de la Unidad Nacional, consideró la publicación orteguista como «un intento fallido por lavarse las manos de la responsabilidad que tienen con todo lo que está pasando en el país».
Además, consideró que lo determinante sobre lo que ocurre con el COVID-19 en Nicaragua «no es lo que ellos escriban, sino el efecto que está teniendo en el pueblo de Nicaragua la irresponsabilidad criminal de régimen y eso no todo el país y a nivel internacional se sabe y no lo van a poder esconder con ese intento de un libro blanco que es falaz y trata de justificar lo injustificable».

«Una estrategia singular»

En el documento, Nicaragua también trató de hacer alarde de su «estrategia o modelo singular», aduciendo que protegen la salud y la economía a la vez, poniendo como ejemplo los golpes económicos que han tenido países como Estados Unidos o países europeos con medidas más restrictivas en cuanto a aglomeraciones y cierre de fronteras.
No obstante, al menos, la dictadura reconoció que la realidad de Nicaragua es que el 80 por ciento de los trabajadores urbanos son del sector informal. Además, se atrevieron a afirmar que «el covid vino para quedarse» y confirmaron que tratan de imitar el modelo de Suecia, país con el que tienen grandes diferencias que van desde el presupuesto que se destina al sector salud.
La dictadura a su vez se atrevió a declarar que «todos los países del mundo van a tener que combinar la defensa ante el Coronavirus con el funcionamiento de la sociedad, tal como Nicaragua y Suecia han hecho desde el principio».

En el libro aseguran que Nicaragua será una «alternativa» a lo conocido como «lockdown» (cierre de emergencia).

Asimismo, justificaron que no han declarado «cuarentena o cerrado la economía» porque se «está protegiendo a los trabajadores del campo, a trabajadores informales, a las pequeñas y medianas empresas y a la economía nacional. La posición de Nicaragua no escoge entre salud pública y economía: ambas son absolutamente necesarias para la salud de la sociedad. Se tiene que buscar el equilibrio entre todas las políticas».

Sin embargo, el mismo sector privado -en reiteradas ocasiones en las últimas semanas- aseguran que el régimen orteguista no ha tomado ninguna medida para contrarrestar el golpe que están sufriendo las empresas ante el impacto de la pandemia del COVID-19.

Por COVID-19 o con COVID-19

El régimen Ortega-Murillo también confirmó lo que -en días pasado- el doctor Carlos Quant, epidemiólogo, refirió sobre los informes confusos del Minsa, donde se dio a entender que otras personas murieron producto de conmorbilidades, pero eran portadores de COVID-19.

En el libro blanco publicado este lunes el régimen apunta que las muertes pueden darse de la siguiente manera: «una persona puede estar con COVID-19 pero morir de un infarto agudo, así como otra que está con COVID19 y murió de COVID-19 por la condición del pulmón superior típico de los virus que provocan el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, por sus siglas en inglés), como el SARS-CoV-2 que produce la COVID-19».

Quant -desde antes de este libro blanco- explicó a La Lupa que esa teoría del Minsa lo que busca es minimizar el número de muertes por COVID-19 y se ampara en debates o teorías que originaron en los primeros meses de la pandemia cuando se discutía entre si las personas morían “por COVID-19 o con COVID-19”

“Están tratando de desviar la atención  con una teoría que ya fue superada por estudios en países europeos. Son persona que murieron por COVID-19 aunque tuvieran padecimientos crónicos. La causa directa es el COVID-19. En otras palabras el COVID-19 es multisistémica, puede causar trastornos cardíacos o neurológicos. Es un factor que están usando para minimizar las muertes”, advirtió el especialista.

El doctor explicó que la diferencia que buscan sentar es que “morir por COVID-19 era que el virus mataba a la persona, independientemente de los problemas de salud que la persona tuviera, mientras que morir con COVID-19… son personas que tenían una enfermedad grave, pero murieron por la enfermedad de base y no por COVID-19”. Sin embargo, advirtió que  “esa teoría quedó superada por las investigaciones que se dieron y comprobaron que las personas con COVID-19 tienen más riesgos de morir si tienen comorbilidades, obviamente, tienen más posibilidades de morir que otras que no las tienen, entonces, también mueren por COVID-19”.

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