A través de nueve testimonios documentados por el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca + se continúa denunciando las prácticas de tortura y violaciones a derechos humanos, de los que han sido víctimas varios nicaragüenses que levantaron su voz contra el régimen orteguista. La violencia sexual ha sido ejercida más contra mujeres que hombres.

Las víctimas, en general, han sufrido violencia sexual, física, psicológica y tratos crueles, inhumanos y degradantes, según el segundo informe del Observatorio Nicaragüense contra la Tortura, del Colectivo. Este indica que dichos actos son “constitutivos de crímenes de lesa humanidad (y) son ejercidos como un castigo a su posición política y generalmente estuvieron precedidos de asedios, hostigamientos y amenazas constantes”, se lee en el documento.

El Colectivo explica que de las personas con las que conversó, cinco fueron detenidas y liberadas entre 2018 y 2019. Sin embargo, de mayo a agosto del presente año estas fueron recapturadas, y en su mayoría, las detenciones fueron ejercidas de forma violenta por agentes de la Policía Orteguista y en un caso, por parapoliciales.

Los golpes en las costillas y otras áreas del cuerpo es parte de los abusos contra reos políticos que se involucraron en las protestas del estallido social de abril de 2018. El Colectivo asegura que la violencia física ha sido “una de las principales herramientas de torturas usadas por agentes estatales y paraestatales en Nicaragua, las cuales están encaminadas a causar un castigo severo por su participación política”.

Asimismo, el Colectivo identificó, a partir de 47 fuentes periodísticas, 42 actos de tortura física, 35 casos de tortura psicológica, 14 casos de violencia sexual, 5 casos de detención arbitraria en el período de julio a septiembre 2020, y 45 actos de tratos crueles, inhumanos y degradantes para víctimas determinadas. En total, se identifican 141 delitos denunciados.

Víctimas de violencia sexual

Aunque hombres y mujeres han padecido el abuso del régimen orteguista, en su mayoría, las mujeres han sido víctimas de violencia sexual. El Colectivo señala a diez mujeres y dos hombres que pasaron por ese horror, “carnalmente o con la penetración de objetos como cañones de rifles por el ano”, detalla el informe. Otras dos personas fueron sometidas a “desnudez forzada”.

De los testimonios sistematizados por los defensores de Derechos Humanos, identificaron una víctima de violación sexual, tres de desnudez forzada y una de acoso sexual. A través de extractos de relatos, el informe da cuenta de los abusos cometidos.

La persona de iniciales K.A.M.M, relata: “entró un policía diciendo que me desnudara todo, que me quitara ese traje que llevaba, el traje azul, en ese momento entró un hombre, que, de civil, y me dijo, que me desnudara, que me bañara y me echara agua, me arrodillé a pedirle ayuda a Dios…” contó.

Para el Colectivo, la desnudez fue un “patrón”, y “una práctica inhumana, generalizada y arbitraria utilizada por el Estado, infligida cotidianamente como método para degradar y anular la personalidad de las víctimas”. El recuerdo de la desnudez ha sido uno de los más recurrentes en la mente de las víctimas.

Respecto al caso de violación sexual, este fue perpetrado por el cónyuge de la víctima, en concurso con otros delitos, como secuestro, tortura física y psicológica; en estos últimos tuvieron participación directa agentes estatales, indica el informe.

Esta violencia se dio en un contexto de “vulnerabilidad reforzada por parte de la víctima”, puesto que además de encontrarse en una situación de desventaja por el contexto político, al ser su cónyuge miembro simpatizante del partido Frente Sandinista, y “ejecutar algunos de estos delitos en conjunto con agentes detentadores del poder”, también se realizó dentro de una “relación de dominación por razones de género”, explica el Colectivo.

Este informe coincide con el de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que publicó esta semana, en el que señala que 1,614 personas, han sido encarceladas desde el 18 de abril de 2018 hasta el 31 de mayo del corriente. Actualmente, el régimen orteguista mantiene a 109 reos de conciencia en la cárcel, cuyos familiares continuamente demanda que no les permiten el acceso a medicamentos, les prohíben las visitas, que se sienten tristes y olvidados.

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