La evidencia que se obtuvo en los primeros meses sobre el comportamiento de la COVID-19, aunado a la importancia de fortalecer los sistemas de información, ayudaría al manejo de la pandemia en Nicaragua, afirmó el doctor Carlos Hernández. Sin embargo, el rebrote es casi un hecho.

Durante una entrevista en el Canal Católico, el médico salubrista y miembro del Comité Científico Multidisciplinario, señaló que las evidencias obtenidas al inicio de la pandemia y las prácticas de prevención, les permitió hacer las primeras proyecciones sobre el virus en el país.

Después que el régimen, el pasado 18 de marzo, informó sobre el primer caso de COVID-19 en el país, las diferentes asociaciones médicas y grupos de la sociedad civil emprendieron una campaña de prevención insistiendo en el distanciamiento social, uso de mascarillas, lavado de manos y quedarse en casa.

“Tenemos esa primera evidencia, mostramos cómo tener éxito y redujimos las enfermedades respiratorias agudas, incluso las diarreas, las causas de consulta por diarrea se cayeron este año, por el lavado de manos”, enfatizó Hernández.

Las medidas implementadas también ayudaron a reducir otras enfermedades en la población.

“Tenemos evidencia de cómo eso logró reducir, por ejemplo, los casos reportados de neumonía, en los boletines epidemiológicos del Minsa se ve una clara reducción, tenemos evidencia de que lo que la gente hizo, y si hacemos, y seguimos haciendo podemos controlar los riesgos”, mencionó el doctor Hernández.

Relajamiento de las medidas

En Nicaragua, agregó, hubo un primer periodo en que se observó a la población relajar las medidas preventivas frente al virus y en el peor de los casos, un grupo que no las cumplía.

“Apenas se anunció el primer caso, marzo 18, la gente sabía qué hacer, pero no lo hacían, las medidas de prevención se profundizaron y logramos llegar a un nivel de protección del 50% de gente tomando medidas de autoprotección, eso con el anuncio del caso”, mencionó.

Para ese momento, las cifras del Ministerio de Salud (Minsa) proyectaban un número menor de contagios y no había ninguna otra fuente de información, pues todavía no se había conformado el independiente Observatorio Ciudadano COVID-19, recordó el doctor Hernández.

“De inmediato comenzó a relajar la prevención hasta que empezaron a aparecer los entierros nocturnos, otra vez, la gente se protegió de nuevo, porque era la evidencia de lo que estaba ocurriendo y la gente tuvo una evidencia clara de que esto no era un juego”, mencionó Hernández.

Un “déjà vu”

Para el médico epidemiólogo, Leonel Argüello, lo que está por venir en las próximas semanas es la sinopsis de un “déjà vu”, debido que la población desde julio pasado volvió a relajar las medidas de prevención.

Se están aumentando los casos, más ahorita, lo estamos observando en diferentes lugares del país, tenés la evidencia en el momento cuando se dan esos casos y tenemos la evidencia de lo que pasó y es un déjà vu que nos va a volver a pasar, porque es exactamente lo mismo”, insistió Argüello.

Esta semana el Minsa reportó 4,311 casos positivos y 133 fallecidos por el COVID-19.

Las cifras del Observatorio Ciudadano, al 12 de agosto, revelan que hay un acumulado de 9,646 contagios a nivel nacional y 2,626 muertes.

Por otro lado, una base de datos del Minsa filtrada por el grupo de Hacker Anonymous reveló que entre el 28 de febrero y el 24 de julio, las autoridades sanitarias del país habían realizado un total de 17,284 pruebas de las cuales 9,683 resultaron positivas.

“Qué evidencias tenemos hoy, estamos preocupados, porque todo el mundo está como muy tranquilo y tienen razón, estamos otra vez en aquella época de un caso, se bajó la curva y hemos llevado más de dos semanas con hospitales con pocos casos”, señaló el doctor Hernández.

No obstante, las actividades masivas de grandes aglomeraciones como la del estadio o las fiestas patronales en diferentes ciudades del país son un detonante para lo que ocurrirá en las próximas semanas.

“Se han promovido tantas actividades, políticas, de fiestas patronales, eventos deportivos, vimos el lleno del estadio, uno sabe lo que culturalmente significa el beisbol, pero el asunto es que menos de la mitad se vio que usaban mascarillas o que tomaban medidas, el resto estaba en la emoción del evento y esa emoción hace que se olviden de que estamos en riesgo”, insistió Hernández.

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