A través de “puntos ciegos” ingresaron al territorio nacional los nicaragüenses que soportaron por casi tres días sol y frío en el puesto fronterizo con Honduras, El Guasaule, debido a que las autoridades de su país no les permitieron ingresar por los puestos regulados, confirmaron autoridades de migración de Honduras a La Prensa.

Los nicaragüenses son parte de un grupo de más de 90 personas que se quedaron varados desde finales de marzo en El Salvador, debido a que ya no podían seguir trabajando por las medidas restrictivas de movilización impuesta por el gobierno salvadoreño para frenar la curva de contagio por COVID-19.

Los 48 nicaragüenses llegaron al Guasaule el pasado sábado, pero las autoridades de migración de Nicaragua no les dieron pase, y les decían que esperaran, sin brindarles más información, pese a que una parte de ellos, andaba pasaporte y otra, cédulas de identidad que garantizaba su nacionalidad.

A espera que les permitieran entrar a su país, los nicaragüenses se apostaron sobre un puente fronterizo, ahí permanecieron por dos días y medio; para cubrirse del sol y frío colgaron sábanas, recibieron apoyo de organizaciones de derechos humanos y las mismas autoridades de Honduras, quienes les llevaron alimentos. Sin embargo, no resistían estar tan cerca de su país, pero a la vez, tan lejos. La decisión la tomaron el martes, se aventuraron a internarse por puestos no regulados, y se empezaron a movilizar cerca de las once de la mañana.

Uno de los migrantes que solicitó anonimato dijo que todos entraron de forma ilegal al país, que algunos rentaron caballos, que se mantienen cerca de la zona y se dedican a llevar y traer mercancía, para avanzar más rápido. La travesía empezó en La Unión, El Salvador, a partir que una organización gestionó un permiso especial para que logaran entrar y transitar por Honduras, cuyas autoridades les facilitaron un pase humanitario, y también les dio la salida, pero en Nicaragua fue donde tuvieron el retén.

Las autoridades de migración de Honduras, citadas por La Prensa, señalan que “ayer-el martes- se bajaron del puente-los nicaragüenses- y se metieron irregularmente a Nicaragua”. Hasta el momento las autoridades migratorias de Nicaragua, también dominadas por el régimen orteguista no se han pronunciado sobre el caso, lo que llama la atención son estas prohibiciones a nacionales, cuando el gobierno no ha indicado un cierre de fronteras en el contexto de la pandemia y tampoco ha negado el ingreso a extranjeros.

En El Salvador sigue otro grupo de nicaragüenses en un albergue. Todos ellos llegaron al Puerto de La Unión con la expectativa de llegar a Nicaragua vía acuática, por medio de lanchas que zarpan desde Potosí, Chinandega; sin embargo, después de semanas de esperar la autorización de Nicaragua nunca llegó, y por eso, retornar por Honduras se volvió la opción más viable.

El migrante nicaragüense explicó que en el grupo de 48 personas había gente originaria de Matagalpa, Estelí, Boaco. En su caso, él se había ido a El Salvador el dos de febrero, trabajaba en el instalación de estructuras de gypsum por dos meses, recogía dinero y regresaba al país. El 20 de febrero se quedó sin trabajo, y desde ahí empezó la travesía de volver a su país en medio de una pandemia, y un gobierno que no se interesa por cuidar a sus connacionales.

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