Portando pancartas, un grupo de pobladores de la comunidad Los Arados del municipio de Mozonte en Nueva Segovia, grabaron un video de un plantón realizado frente a una trocha por donde usualmente circulan «camionadas de madera de pino» extraídos de la reserva Dipilto-Jalapa, como escenario de su demanda a un alto al despale indiscriminado que ha provocado la escasez de agua potable.

«Hoy estamos aquí presentando esta denuncia porque ya le hemos presentado cartas en el asunto a las autoridades, pero aún no nos han resuelto nada y por eso estamos aquí», inicia el valiente poblador que grabó las imágenes.

Seguidamente los comunitarios explicaron -a través de la lectura de un comunicado- que están resintiendo «el impacto de la sequía debido a la tala indiscriminada en la cordillera de Dipilto-Jalapa, acercándose al río Mozonte».

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Por lo que, amparados y citando la Resolución 64/292 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde se reconoce el derecho humano al agua y se establecen obligaciones a los Estados para suministrarla y protegerla, los pobladores de Los Arados -acompañados de sus hijos menores de edad, productores y mujeres embarazadas- exigieron al Estado de Nicaragua la aplicación de las leyes que protegen las reservas como la de Dipilto-Jalapa.

«Exigimos al Estado de Nicaragua la aplicación de la Ley 647, Ley General del Medio Ambiente y los Recursos Naturales, donde se establece una zona de restricción de 15 kilómetros del borde fronterizo hacia el interior del país, donde se prohíbe el aprovechamiento forestal», reza parte de la misiva a la que se dio lectura.

A la vez, demandaron la cancelación de todo tipo de permiso forestal, otorgado a la fecha, y el no cambio de uso de suelo para la siembra de otros cultivos.

Estado culpable 

Los comunitarios de Los Arados responsabilizaron al Estado de Nicaragua por la «explotación irracional del pino, con permisos espurios otorgados por el Marena (Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales) e INAFOR (Instituto Nacional Forestal) en zonas especiales de recarga hídrica».

Además, demandaron al Ejército de Nicaragua que cumpla con sus deberes de «cuido y protección de esta cordillera, por el bienestar de nuestra familias, la seguridad alimentaria, solo la veda permanente en la cordillera de Dipilto-Jalapa garantizará nuestra sobre vivencia en armonía con la naturaleza».

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«Sin bosque no hay agua y sin agua no hay vida», gritaron a todo pulmón los comunitarios que exigen se respete su derecho al acceso al vital líquido.

Jurgen Guevara , oficial de industrias extractivas del Centro Humboldt, detalló que desde 2011 hasta 2018 han registrado una perdida de alrededor de 30 mil hectáreas de bosque, específicamente de pino que son genéricos de Las Segovias.

«Otra de las presiones que tienen los ecosistemas de bosques de pino son las quemas agrícolas e incendios forestales, los cuales agravan los problemas de tala… esto ha afectado directamente en la calidad de la salud de los ecosistemas y adicionalmente ha creado una condición de sequía y una condición de falta de agua y de disponibilidad de agua en los principales reservorios superficiales y subterráneos», explicó el experto del Centro Humboldt.

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