Judith del Carmen Castillo Hernández perdió su trabajo hace un año en una empresa distribuidora de pinturas. Contadora de profesión, fue despedida con la promesa de que podría ser recontratada en caso de que la empresa mejorara las ventas, que disminuyeron durante los meses álgidos de las protestas antigubernamentales en Nicaragua.

“No han recontratado a nadie y se han quedado con el mismo personal”, señala esta profesional.

Sin embargo, aprovechó su liquidación para abrir una pulpería y una venta de pupusas en el barrio 19 de julio de Managua. Ella debe empezar labores desde las seis de la mañana y puede extenderse hasta las ocho de la noche en caso que haya clientes. Su nueva jornada es más cansada, pero es lo que le permite subsistir.

Desde que quedó sin empleo envió su hoja de vida profesional a otras empresas, pero su búsqueda ha sido infructuosa. “No hay espacio, no tienen vacante, he probado con conocidos, pero no he logrado conseguir trabajo”, dice.

En la empresa donde trabajó cotizaba al Seguro Social y con el salario de 13 mil córdobas que devengaba podía solventar los gastos de la casa. Su nuevo negocio a la fecha lo sostiene con las ganancias que genera el mismo, pues no recibe financiamiento externo.

Economía creativa en Nicaragua
Economía creativa en Nicaragua

“Es una pequeña pulpería que queda enfrente de un hospital, y afuera puse otro negocito que es venta de pupusas, entonces, con las dos cosas es que me he estado manteniendo y ayudando”, agregó Castillo Hernández.

Según el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo este tipo de “emprendimientos” son los que están restaurando la economía de Nicaragua, que se vio seriamente golpeada desde el 2018 con la crisis sociopolítica a la que ellos no quisieron dar una solución, sino que más bien que se aferraron al poder.

Este modelo denominado “economía creativa” el año pasado generó 58, 870 empleos a través de 11,774 emprendimientos, según datos del mismo régimen.

La mayoría son ventas de productos alimenticios, talleres de carpintería y ebanistería, comedores, panaderías, tortillerías, fritangas, carnicerías, clínicas veterinarias, salones de belleza, transporte, servicios financieros y turísticos.

La venta de pollo asado se ha proliferado en Managua y otras ciudades de Nicaragua. Cortesía

En septiembre pasado, Camila Ortega Murillo, hija de la pareja dictatorial, durante una reunión con una delegación taiwanesa debutó como coordinadora de la Comisión Nacional de Economía Creativa, un nuevo cargo público creado por el régimen.

“Son pequeños y medianos negocios, misceláneas, venta y reparación de celulares, son los negocios de los humildes que sostienen la economía y que van prosperando por mucho que los astrólogos de la desgracia digan que todo está peor”, celebró Murillo en diciembre pasado.

Solo en diciembre, según Murillo se crearon 3,705 empleos a través de 741 nuevos emprendimientos.

Aunque los “negocios de los humildes” están sosteniendo económicamente a las familias desempleadas, el economista Cirilo Otero explica que el gran problema con este modelo que impulsa el régimen es que la mayoría son informales y no inyectan nada al Producto Interno Bruto (PIB) del país.

Según Otero, la economía creativa o los emprendimientos dan resultado en un país cuando se conjugan lo siguientes tres factores:

Políticas públicas destinadas a elevar el concepto y las inversiones. “Que sea una política pública que está destinada a adelantar recursos financieros, dar capacitación y hacer análisis de mercado”, añadió Otero.

Amplia comunicación de mercado. “Es decir que nosotros sepamos, los emprendedores, qué está necesitando la gente en el mercado internacional, porque es el que puede producir divisas”, dijo.

Hacer crecer la economía. “Cuando vos ves que los emprendedurismo y la economía creativa solamente es servicio o venta de pollo asado, carne asada, rosquillas, de café, eso no hace crecer ninguna economía”, sentenció el economista.

ECONOMÍA DE «SUBSISTENCIA»

Las ganancias de ambos negocios ayudan a Castillo Hernández a sostenerse económicamente y ayudar en el hogar, particularmente a su papá a quien tiene que comprar periódicamente cierto medicamento, pero no puede ser generadora de empleo, invertir para ampliar la pulpería o alquilar un local en un lugar más céntrico y con más movimiento de personas.

“Es que no puedo generar empleo a través de este negocio, porque prácticamente el asunto es familiar, solo mi esposo y yo estamos juntos, no le estoy dando empleo a nadie más, solo estoy sobreviviendo (…) No es algo que me solventa los gastos familiares, todavía tengo que recortar muchas otras cosas para poder complementar, la venta no me da suficiente para mantenerme como antes, apenas me da para sobrevivir,”, enfatizó.

La crisis sociopolítica que empezó en 2018 incrementó la tasa de desempleo en el país. La Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) estima que este año la tasa de desempleo abierto se ubicará en 7.3% y que unas 10 mil personas de la Población Económicamente Activa (PEA) perderán su empleo, dejando a 237 mil personas sin un trabajo formal al final de 2020.

En mayo de 2019, María Teresa Paz se sumó al batallón de desempleados que hay en el país y llegó a su casa al barrio Concepción de María a “maquinar” qué podía hacer en este país que entró al tercer año de decrecimiento económico.

Después de recibir su carta de cancelación laboral, con otros miembros de la familia que igual estaban desempleados, lo primero que hizo fue abrir un kiosko al que llamó “Gustitos y Más”, donde venden batidos, comida rápida y otra variedad de productos.

También habló con un amigo que estaba en iguales condiciones y en un espacio de la casa empezaron a ofrecer clases de ritmo latino.

“Gracias a Dios se ha mantenido, no nos da mucho, pero sí nos apasiona, nos encanta ayudar y motivar a la gente, estoy en sociedad con el maestro porque él igual se quedó en el aire (sin trabajo)”, comenta esta joven diseñadora gráfica.

NO APORTAN AL SEGURO SOCIAL

En noviembre, con su hermano que está también desempleado decidieron tallar árboles de navidad en madera, lo que les dio buenos resultados en la época decembrina, pero este negocio quedó en “stand by” por circunstancias ajenas a su voluntad.

En diciembre tuvo que auxiliarse de otros dos jóvenes para seleccionar la madera, pero fueron contrataciones informales, sin aportar nada al Seguro Social. Igual ocurre con el profesor con el que comparte el salón de baile.

“Ninguna de las marcas que tengo están inscritas, vos solo haces un logo, le pones tu nombre y haces una plataforma, montas un pequeño negocio, pero no está inscrito en la Alcaldía, no le pago seguro al profesor, sino que de lo poco que ganamos nos dividimos el cincuenta y cincuenta”, asegura Paiz.

Paz envió sus documentos a otras empresas, pero no ofrecían un salario que estuviera acorde a sus capacidades profesionales.

“Cuando uno está en un trabajo formal estás tranquilo, porque hagas o no hagas, tu salario ahí está, pero cuando te quedas en el aire tuve que empezar a sacar lo mejor de mí, y he empezado a ahorrar y estirar el dinero para solventar mis gastos, me salen mis trabajitos de diseño y complemento, pero no llevo una vida de lujos”, argumentó.

En lo que va de este año, se han creado 668 emprendimientos, argumentó Murillo en su discurso diario, de los cuales 255 son ventas de productos alimenticios, 233 pulperías, tiendas, ventas de ropa, misceláneas, venta y reparación de celulares; 31 talleres de ebanistería, carpintería, construcción, mecánica, refrigeración y soldadura.

Además se abrieron 120 negocios entre clínicas, veterinarias, barberías, salones de belleza, transporte; 8 de servicios financieros y 21 emprendimientos turísticos como bares, restaurantes, centros turísticos, hostales y hoteles, según datos oficiales.

“Muchos de esos negocios tampoco pagan una excesiva cantidad de impuestos, ni siquiera los impuestos crecen. Yo creo que esto es un invento loco de este Gobierno de ahí El Carmen para hacer creer que la gente está activa”, sostiene Otero.

Este economista, sostiene que de cada 10 nuevos negocios que se abren bajo el concepto de este modelo, nueve fracasan en los primeros seis meses y solamente uno se sostiene por un tiempo más prolongado.

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