Aitana Bonmatí (Sant Pere de Ribes, 1998), ganadora del Balón de Oro 2023, tiene claro que junto a sus compañeras tienen muchas cosas por las que “luchar y cambiar” en el deporte y aunque tras ganar el Mundial y consagrarse como la mejor jugadora del mundo le hubiera gustado concentrarse solo en el fútbol sabe que como mujeres aún tienen “un camino por recorrer” y que “no queda otra que aceptarlo y poner todo para dejar un legado para las próximas generaciones”.

La centrocampista catalana repasa el camino recorrido con el equipo azulgrana y la selección española que le permitió conquistar el pasado 30 de octubre el galardón individual más prestigioso del planeta fútbol en París, donde vivió una noche frenética que nunca olvidará.

El Balón de Oro de Aitana Bonmatí

¿De los muchos mensajes que ha recibido hay alguno que le haya hecho especial ilusión?

No me gustaría quedarme con ningún mensaje en concreto. Para mí toda esa gente que se ha molestado en enviarme un mensaje en un momento muy feliz de mi vida los aprecio igual a todos.

¿De la gala con qué momento de la noche se queda?

Fue un día muy bonito en el que intenté disfrutar de cada momento, ya fuera en el hotel con mis familiares, porque venía de estar concentrada con la selección, o en la sala maquillándome. Intenté disfrutarlo todo.

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¿Ahora, con 25 años y un Balón de Oro bajo el brazo, qué queda de esa Aitana que con 10 años empezaba a jugar en el CD Ribes?

Sigo siendo la misma, aunque siga teniendo un Balón de Oro. Toda persona en su vida tiene su recorrido. Haces cambios, a nivel personal. Obviamente, no soy la misma que cuando tenía 10 años, porque si no mal estaríamos.

“Hay que tener la capacidad de resiliencia”

En su discurso mencionó la palabra resiliencia. ¿Es esa una de las claves que le ha permitido ser considerada una de las mejores jugadoras del mundo?

Sí, aceptar que hay momentos malos y, que una vez estos pasan, hay que tener esa capacidad de resiliencia, de sobreponerte a las dificultades y de saber también que esos momentos te pueden servir para ser mejor.

“Ganar o aprender, no pierdas nunca”. Este es uno de sus lemas. Lo ha ganado casi todo en el último año, ¿pero qué ha aprendido en esta última etapa?

Es una buena pregunta (piensa). De todo se aprende, siempre prefiero focalizar el aprendizaje en momentos malos, ya que parece que cuando ganas es más complicado porque parece que todo lo has hecho bien. Me focalicé bastante en la final de Turín de la ‘Champions’ (2022) que perdimos. Fue una derrota dura y fue aquella derrota la que nos ayudó a volver a ser más fuertes el año siguiente.

¿Y con todo lo que ha ganado ahora qué retos le quedan?

No tengo una Eurocopa, no tengo unos Juegos Olímpicos, porque nunca los he jugado. Así que me haría ilusión ganarlos. Y, por otro lado, quiero seguir cosechando títulos a nivel de club y no perder esa ambición que me caracteriza y me ha hecho llegar hasta aquí.

¿Y en qué puede mejorar como futbolista?

No soy perfecta, por mucho que tenga un Balón de Oro hay muchas cosas que puedo mejorar. Cometo muchos errores. Al final en un partido de fútbol te encuentras constantemente con el error. Tengo que mejorar la finalización a portería, por ejemplo.

“Intentaré seguir siendo la misma”

¿Le gustaría en el futuro salir de su zona de confort y probar otras experiencias en otros países?

Estoy muy bien en el Barcelona, pero siempre digo ‘nunca digas nunca’. Nunca sabes lo que te va a pasar en los próximos años. ‘Nunca digas nunca’, pero ahora mismo no pienso más allá de lo que tengo.

La centrocampista de la selección española Aitana Bonmatí (i) disputa el balón ante Smilla Vallotto, centrocampista de Suiza, durante el encuentro de la UEFA Liga de las Naciones, el pasado 26 de septiembre en Córdoba. EFE/ Salas

Tras la gala, su padre dijo que el Balón de Oro no deja de ser un producto de la industria del fútbol y que lo importante es no perder las ganas de jugar ¿Le da un poco de respeto que este premio la pueda cambiar como persona?

Soy muy consciente de lo que puede pasar como consecuencia del Balón de Oro. Quiero intentar llevarlo con normalidad.

El Balón de Oro le dará un altavoz para llegar a más gente. ¿Más allá del fútbol, qué proyectos le gustaría liderar?

Cuando hablo de seguir siendo la misma, hablo de seguir mostrando interés por estos temas que ya vengo mostrando desde hace tiempo. No es algo nuevo para mí. He estado involucrada con el equipo Genuine del Barça, con los refugiados, ACNUR y un equipo que se llama Ramassà. Intentaré seguir siendo la misma y eso significa seguir dando apoyo a causas solidarias.

¿Cree que la actual generación de futbolistas están recorriendo un camino similar al del Barcelona de Guardiola?

R: A la gente nos gusta mucho comparar. Cada equipo es único, cada jugadora es única. Puede tener ciertas similitudes porque al final estamos hablando de un mismo club y de una misma manera de ver el fútbol. Pero seguro que hay muchas diferencias. Ese equipo fue único y el nuestro creo que también lo será.

“Tenemos unas cosas por las que luchar”

¿Qué importancia han tenido sus compañeras en el Barça y en la selección para conseguir este éxito individual?

Esto no se consigue de forma individual, esto viene como consecuencia de los éxitos conseguidos este año. El hecho de formar parte de un grupo y una selección de jugadoras buenísimas eso te hace ser mejor cada día. También hay que darle importancia al cuerpo técnico, que me ha aportado muchas cosas y a todas las jugadoras que me he encontrado a lo largo del camino.

¿El hecho de que las dos últimas ganadoras del Balón de Oro, en los últimos tres años, sean españolas les da más confianza para seguir siendo una referencia?

Tener a jugadoras que han ganado este premio, que es reconocido a nivel mundial, nos da la posibilidad de llegar a más casas, de ser más referentes.

¿Cómo ha vivido el último año en el que, además de futbolista, se ha erigido junto con sus compañeras de selección en un referente social?

Han sido momentos complicados. Me hubiera gustado estar centrada en el fútbol, pero somos mujeres, tenemos un camino por recorrer, unas cosas por las que luchar y cambiar. No queda otra que aceptarlo y poner todo de nosotras para dejar un legado para las próximas generaciones.

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Pero ser referente de niñas que empiezan a jugar al fútbol es algo que no se paga con premios y títulos.

De lo más importante que me llevaré del fútbol es el hecho de poder trascender a la gente, llegar a las casas y ser un espejo para mucha gente.

EFE
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