Durante quince meses, la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (CJD) y la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) aparecieron publicamente como grupos aliados que conformarían parte de una Gran Coalisión Nacional para derrrocar a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, sin embargo hace una semana, después de permanecer en el «ojo del huracán» señalados de haber «secuestrado la lucha cívica», estas anunciaron su separación.
En mayo de 2018, cuando el régimen Ortega-Murillo se encontraba contra la pared en un país paralizado bajo protestas sociales se conformó la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), cuyos representantes del sector de la empresa privada participaron en el primer intentó de diálogo. Cinco meses después, en octubre de 2018, surge la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) conformada por un grupo de organizaciones de diferentes sectores sociales a los que inmediatamente se plegó la ACJD.
Y aunque la palabra separación, no precisamente se refiera a unidad, la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) y la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) insisten en que este hecho dará paso a una Gran Coalición Opositora debido a que ambas organizaciones tienen objetivos en común: libertad, justicia y democracia en el país.
¿Pero qué pasa realmente con la oposición y qué los hace separarse? La Lupa analiza tres claves del futuro de estas organizaciones que buscan la salida de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Interés político
El directivo de la Alianza Cívica, José Pallais, confirmó que la UNAB mediante una carta fechada el 28 de diciembre de 2019, los “compelió”, es decir les obligó a que esa separación fuera una realidad.
“Nos lo dijeron también en una reunión del 7+7 y siguieron insistiendo, entonces, nosotros nos vimos compelidos a hacerlo”, dijo Pallais.
No obstante, el representante de la Alianza Cívica no se atreve a afirmar si las razones que tuvo la UNAB para hacer esa solicitud obedecen a intereses de carácter político en unas futuras elecciones.
“Yo no soy nadie para juzgar cuáles fueron los motivos, las razones que ellos tuvieron porque habíamos acordado antes que la independencia y autonomía de ambas organizaciones debería respetarse y reconocerse”, dijo el político opositor.
Para Guillermo Incer, representante de la sociedad civil en el Consejo Político de la UNAB, en este proceso necesitaban tener claro la definición de roles de los miembros de cada organización.
“Hay una razón interna también, y lo otro que hemos valorado es que de cara a la coalición se requiere aglutinar a la mayor amplia variedad de actores y está muy claro que hay ciertos sectores que van a sentir más confianza y tranquilidad acercándose a la Alianza Cívica y otros van a sentirse con más afinidad acercándose a la Unidad”, dijo Incer.
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El pasado 07 de enero iniciaron los rumores de una «ruptura» de las relaciones entre la Alianza y la Unidad y aunque parezca, y suene contradictorio, sus miembros aseguran que es una separación, que lejos de significar conflictos, es parte de una estrategia conjunta para lograr cumplir los objetivos de conformar una Gran Coalición Opositora.
«De ninguna manera esta decisión de la Alianza y la Unidad significa ruptura o conflicto», aseguró Violeta Granera a La Lupa. Asimismo, la líder estudiantil Valeska Valle afirmó que «no hay ninguna división ni pugna, todo es trabajo organizativo, de fortalecimiento con el sentido de que Nicaragua es primero». Mientras Félix Maradiaga, miembro de la UNAB, aceptó en una entrevista en Canal 10 que fallaron en comunicar mejor en que consisten los nuevos roles y la separación.
“Lo que nunca hemos ocultado es que entre la Alianza y la Unidad tenemos diferencia de criterios y opinión, que han existido, y van a seguir existiendo, pero también existen los canales de comunicación”, declaró Incer durante el programa Esta Noche.
Representatividad
El anuncio de la separación coincidió con la más reciente elección del Consejo Político de la UNAB efectuado el pasado 4 de enero.
El analista político, Eliseo Núñez, señaló que este proceso que generó ruido en redes sociales corresponde a un tema específicamente “organizacional” que no resta representatividad a ninguno de los dos grupos.
“La única diferencia que todavía persiste y que en este momento están empezando una serie de reuniones que se espera terminen esta semana es sobre el tema de la inclusión de los partidos políticos, a estas alturas ya no hay ninguna diferencia sobre los temas de cómo ir en la coalición, de ahí no hay ningún otro”, explicó Núñez.
Según Incer, todo obedece a un tema de orden interno y de transparencia hacia afuera.
“Nosotros no queríamos entrara a una coalición en donde nos reconocemos como pares en la práctica, pero en la formalidad una en teoría debía estar supeditada a la otra, entonces, nosotros no queremos entrar a una coalición con ese tipo de ambigüedades, queremos estar dentro de nosotros mismos con claridad”, añadió.
Tanto la Alianza Cívica como la UNAB representan cada uno a sectores diferentes del país, pero complementarios, insistió Incer.
“En la Alianza Cívica, claramente hay dos actores que la Unidad no tiene que son los empresarios y el Movimiento Campesino; y en la Unidad hay sectores que la Alianza no tiene como son las organizaciones autoconvocadas, las organizaciones territoriales y una amplia variedad de organizaciones de sociedad civil y de estudiantes”, explicó Incer.
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La Alianza Cívica al ser una de las fundadoras de la UNAB, no pueden perder el vínculo, por lo que sus miembros han explicado que seguirán trabajando de la mano, pero con sus propios mecanismos internos críticados por una población polarizada.
Según, Maradiaga cada organización tendrá roles específicos, pero continuarán representadas en comisiones mixtas que tendrán como objetivo crear un «vehículo partidario», porque aclaró que ninguna de las organizaciones nació con la intención de ser un partido político.
Credibilidad
Ambos grupos se han encargado de explicar que se trata de un movimiento estratégico que no resta credibilidad a los siguientes procesos en la lucha contra el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Para el representante de la sociedad civil en el Consejo Político de la UNAB se trata de mostrar transparencia en cada uno de los procesos de lucha que siguen las organizaciones opositoras de la dictadura.
“Nos exponemos a la población y no andamos haciendo arreglos por debajo de la mesa (…) Yo creo que estamos dando una demostración de coherencia y transparencia hacia la población”, señaló Incer.
Para Pallais, sin embargo, esta separación es “dañina” y podría incidir en las futuras decisiones.
Tanto la Alianza Cívica como la UNAB han trabajado en conjunto estrategias de incidencia a nivel nacional e internacional encaminadas a la unidad electoral e intensificar las protestas, sin embargo las acciones de movilización que han promovido han sido cuestionadas por su efectividad para presionar al régimen.
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La Alianza en octubre de 2019 hizo, en redes sociales, una campaña denominada: «Algo grande viene», que generó gran expectativa sobre las acciones contra la dictadura, pero finalmente no llegó nada. Fuentes de ambas organizaciones han admitido errores de comunicación durante los últimos meses.
Tanto los miembros de la Alianza como los de la UNAB aseguran que han avanzado en consenso sobre sus objetivos, la estructura organizativa, los mecanismos de toma de decisiones y los grandes temas estratégicos para anunciar la coalición y su estrategia de lucha. Mientras la población espera ansiosa. Y el dictador sigue observando en su palco.
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Foto: Tomada del sitio web Onda Local
Texto de Ana Cruz Urbina y Alma Vidaurre.
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