En Nicaragua, la crisis de los derechos humanos se ha agravado y cada vez más los derechos de las  mujeres y las niñas están vulnerables, pues múltiples instancias que promovían, defendían y construían iniciativas para educar con enfoque de derechos han sido perseguidas o clausuradas. Para el 15 de  febrero de 2023, de 3,243 organizaciones no gubernamentales cerradas en los últimos 5 años por la dictadura Ortega Murillo, 170 oenegés se dedicaban exclusivamente a trabajar por la niñez solventando vacíos de la institucionalidad del actual gobierno y sus políticas públicas.

Paula, psicóloga feminista y educadora nicaragüense con la especialidad de trabajar con la primera infancia, comparte algunas maneras para empoderar a las niñas desde los salones de clases; pero también en el ámbito familiar.

Tres pilares para el empoderamiento de las niñas

Desde la experiencia docente de Paula y su formación como psicóloga, resalta  a la primera infancia entre los 0 a 6 años de vida como fundamental para comenzar el empoderamiento de las niñas, atendiendo a las dimensiones del autoestima, el autocuidado y autoconfianza.

Según UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) estos primeros años son decisivos para la niñez porque se forman “más de un millón de conexiones neuronales por segundo, un ritmo que nunca se volverá a repetir» y que es imperativo que las niñas alcancen su potencial, uno de sus derechos humanos, a través de entornos con “progenitores y cuidadores que demuestren amor y ofrezcan atención de la salud y nutrición, protección contra daños, seguridad, oportunidades para el aprendizaje temprano y cuidados que impulsen el desarrollo, como hablar, cantar y jugar” describe en su sitio web.

En este sentido Paula, busca transversalizar actividades que promuevan el amor propio, el conocimiento de las partes de su cuerpo, la expresión a través de la palabra, el dibujo, el juego y fomentando el autoconcepto positivo de las niñas en las diferentes asignaturas que imparte. “Para mí es importante que las niñas encuentren su propia voz y poner en práctica este mensaje de que las niñas pueden desarrollarse en todo lo que desean, yo potencio mucho de que ellas pueden desarrollarse en sus intereses propios, en las matemáticas, la literatura, el deporte. También promuevo enseñarles el cuidado de su cuerpo, de llamar a las partes de su cuerpo a cómo deben de llamarse, porque eso ayuda a las niñas a protegerse y empoderarse” señala.

Paula también llama a tener consciencia que los mensajes compartidos con las niñas mediante la palabra, o las acciones afectivas y de cuidado impactan en el presente pero también en las futuras mujeres que van a convertirse. “Aún no hay mucha conciencia de lo importante que es vivir la infancia de una manera sana, memorable, sin violencia, sin exposición a peligros, es decir, a todas estas cosas que las niñas lastimosamente en Nicaragua se enfrentan” concluye.

La deconstrucción de estereotipos de género

Los estereotipos de género se construyen desde la infancia y se basan en los roles de género asignados en los marcos sociales de cada cultura. En Nicaragua sigue prevaleciendo tanto en el ámbito privado como en lo público y en el sistema de educación; formas tradicionales y retrógradas donde se asocia lo femenino a ser delicado, a que el color rosado es exclusivamente para las niñas y a crecer con la idea de la maternidad obligatoria.

Paula, identifica como un desafío lidiar con estos mandatos de género en el colegio donde trabaja y en la relación con algunas madres y padres de familia, por lo que su propuesta educativa, es hacer ajustes en sus planes de clases para transformar los roles. “Un ejemplo común que te puedo dar es el hecho de que las niñas rosa y, los niños azul, las niñas muñecas y los niños fútbol; entonces yo he tratado de incidir en juegos más neutros, por decirlo así, o, incluso, mantener los mismos juegos pero con la participación de las niñas” explica.

Otro aspecto que destaca Paula, es la importancia de que las niñas jueguen, griten, platiquen, lean y  conozcan diferentes referentes de mujeres, para nutrir en ellas que pueden elegir sobre su futuro “existe a nivel social y en el ámbito religioso eso que las niñas deben ser mamás, o sea que el único fin de las niñas es procrear. Esto es un tema agobiante, sobre todo en la infancia, porque las niñas no deberían de tener ese peso encima tan pequeñas, más bien hay que promover que las niñas pueden hacer muchas cosas más y pues, esto es una de las cosas con las que día a día me enfrento en mí contexto”.

Recursos didácticos para promover los derechos de las niñas

Desde el análisis de Paula, en Nicaragua el tema de los derechos humanos es un tema olvidado a nivel general y sobre todo para las niñas, porque considera que desde una visión adultista no se respeta a las niñas como seres en construcción, desarrollo y aprendizaje “en nuestro país hay muchas problemáticas que pasan desapercibidas respecto a las niñas, porque están muy normalizadas y pues las personas que logran verlas, que también tienen la disposición, las herramientas y el conocimiento para incidir es fundamental que no desistan porque es urgente y necesario, porque ni siquiera se está cumpliendo el derecho principal de las niñas que es ser, vivir y crecer como niñas”.

Sobre la promoción y la defensa de los derechos de las niñas, Paula enfatiza que garantizarlos es una tarea de las personas mayores de edad y adultas que integran las familias, las escuelas y las instituciones del Estado, porque las niñas no pueden cargar con la obligación de defender sus derechos, ellas deben estar potencialmente viviendo a plenitud su momento de vida.

De manera específica recomienda:

  • Lograr enseñarles a las niñas el cuidado y la higiene de su cuerpo.
  • Fomentar la confianza en las niñas para hablar y contar lo que les pasa, no utilizar los secretos como una forma de comunicación.
  • Proteger a las niñas explicándoles cuáles son situaciones de abuso y violencia sexual, y hacerles saber que los violadores no están solo en la calle, que pueden haber personas de confianza que se conviertan en abusadores.
  • Escuchar a las niñas, ver qué intereses tienen y apoyarlas.
  • Utilizar materiales lúdicos como el libro Ale, Ale…¿puedo?[2] para enseñar sobre el autocuidado y para deconstruir roles de género el libro Hay algo más aburrido que ser una princesa Rosa[3].
  • Crear espacios seguros donde las niñas puedan jugar, divertirse y explorar su creatividad.

“Una niña que tiene un apoyo constante en su familia es menos vulnerable ante los retos que puede llegarse a topar en la sociedad” Concluye Paula.


[2] Pueden ver el libro Ale, Ale…¿puedo? completo para descargar aquí http://www.grandesprotectores.org.mx/assets/ale-ale-s.pdf

[3] El video sobre el libro  Hay algo más aburrido que ser una princesa rosa está disponible en este enlace de youtube: CUENTO HAY ALGO MAS ABURRIDO QUE SER UNA PRINCESA ROSA?

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