Usuarias en redes sociales denunciaron la existencia de grupos de Telegram nicaragüenses, en los cuales hombres difunden ilegalmente contenido íntimo de mujeres sin su consentimiento. También comparten información privada de ellas como sus números de teléfonos, domicilio, redes sociales, entre otros.

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Además de difundir el contenido íntimo de estas mujeres por redes sociales, plataformas de mensajerías y páginas pornográficas, los hombres miembros solicitan en los grupos información, fotos y videos de otras posibles víctimas, entre ellas niñas y adolescentes.

“Véanlo de esta forma. Somos un mal necesario. Si las muchachas no aprenden de esta forma a no compartir sus intimidades, entonces van a terminar en este grupo, donde todos los hombres morbosos las van a morbosear. Así funciona la vida misma”, dice un mensaje de uno de los grupos principales, “Nicaragua Caliente”.

Este grupo cuenta actualmente con casi 1,600 miembros, y cientos de hombres comparten activamente contenido e información de mujeres nicaragüenses todos los días, según información de “Mariana”.

Mariana es una miembro del grupo que se encuentra infiltrada y alerta a otras mujeres cuando sus fotos o vídeos aparecen.

Ella cuenta que desde que conoció la existencia de estos grupos el año pasado, ha logrado cerrar tres de ellos haciendo denuncias en la plataforma Telegram. Pero actualmente se encuentra en otros tres, que debido a la gran cantidad de miembros y gran actividad, no ha podido cerrarlos, pese a las denuncias.

Todos los grupos en los que ella se encuentra, tienen cientos y hasta más de mil integrantes, haciendo más difícil su cierre.

La joven señala que las víctimas de propalación, además de verse afectadas por la invasión de su intimidad y la exposición masiva a desconocidos, su seguridad se encuentra en peligro constante, debido a la información personal publicada. 

Lugares de estudio, dirección de trabajo o negocio, cantidad de hijos e hijas, entre otra información de las víctimas, es difundida entre sus miembros, que posteriormente a la publicación del contenido, las acosan.

“No solo nos atacan subiendo fotos, sino que nos buscan en redes sociales, nos escriben, nos ofrecen dinero a cambio de más fotos, nos ofenden cuando no aceptamos sus ofrecimientos, nos dicen que somos prostitutas, que nos hacemos las difíciles”, expresa.

Las mujeres también son víctimas de extorsión, antes de que sus fotos y videos sean difundidos en redes sociales. Ya que los miembros de estos grupos las amenazan con difundir el contenido si no envían más fotos íntimas, vídeos sexuales u otras peticiones de ellos.

Hombres se organizan para robar contenido íntimo de mujeres

De acuerdo con Mariana, los miembros del grupo se encuentran organizados para conseguir las fotos y videos íntimos de las mujeres; y tienen diferentes técnicas que comparten para que otros hombres las imiten. 

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Si bien hay hombres que distribuyen ilegalmente el contenido porque sus parejas se lo dieron voluntariamente; hay otros hombres que “hackean” las redes sociales de las mujeres, y toman las fotos y videos directamente de conversaciones de ellas; y hay otro grupo de hombres que roban celulares de mujeres y toman las fotos de sus galerías.

“No estás segura por ningún lado. En el grupo dicen cómo es que hackean los perfiles. Hay otros hombres que solo roban teléfonos de mujeres. Entonces no importa que solo compartas tus fotos con personas de confianza, porque igual te las pueden robar de otra forma”, señala.

Mariana también advierte que entre ellos mismos se planifican para conseguir el contenido de alguna mujer en específico.

“Ella vive en el barrio La Primera ¿Quién tiene su pack?”, pregunta uno de los miembros, junto con una captura de pantalla del perfil de Facebook de una joven. “No, pero ya te lo conseguimos”, responde otro miembro.

Cientos de fotos son enviadas todas las semanas. Entre ellas menores de edad que portan el uniforme escolar, o niñas que todavía siguen en la primaria. “¿Alguien tiene algo de ella?”, “¿No hay más de esa maje?”, “¿Quién la conoce? Vive en Estelí”, son las preguntas diarias que hacen estos hombres a los integrantes de los grupos.

Miembros venden ilegalmente las fotos y videos

En el caso de las mujeres cuyas redes sociales son “hackeadas”, los hombres muchas veces se hacen pasar por ellas, y venden el contenido a otros hombres. “Lucran con nuestra imagen”, dice Mariana.

La venta de este contenido es común entre estos grupos. Según las reglas del grupo “Nicaragua Caliente”, sus miembros pueden vender entre ellos fotos y videos de las mujeres, pero tiene que dar “un pequeño tributo” a los administradores.

La joven infiltrada, también advierte que los hombres integrantes han anunciado planes de vender el contenido de las mujeres a nivel internacional, y en plataformas pornográficas, según mensajes enviados.

“De hecho comentaron que quieren hacer una página para vender el contenido a otros países. Y dijeron que si les cerraban los grupos, iban a exponer a más mujeres, y que iban a publicar las fotos en sitios porno, para que las mujeres sufrieran y no estuvieran de doble moral. Eso fue lo que dijeron”, expresa Mariana.

Propalación, un delito que queda en la impunidad

Todas estas acciones corresponden al delito de propalación de contenido sexual, y tienen penas de cuatro años en la  Ley Integral Contra la Violencia Hacia las Mujeres, y hasta ocho años de cárcel, en la Ley Especial de Ciberdelitos.

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Sin embargo, los intentos de denuncias que Mariana ha hecho en la Policía no han tenido éxito.

La respuesta que ha recibido es “que no puede hacer la denuncia, si no se sabe quién dirige esos grupos y quién difunde las fotos”; ya que la mayoría de los integrantes se ocultan detrás de un perfil falso.

Sin embargo, Mariana señala que la Policía ni siquiera hace un mínimo esfuerzo para investigar a los responsables, o investigar sobre el origen de estos grupos.

“La vez que fui hasta de mala gana me atendieron. La Policía me dijo que Telegram es un sitio privado, y que ellos no pueden tener información de esos grupos. Pero yo sola pude identificar varios de ellos metiéndome en sus perfiles, por estar pendiente siempre del chat por si ponían cosas personales de ellos o sus números de teléfonos”, señala la joven.

Debido a la inactividad de la Policía ante este caso, personas en redes sociales expusieron públicamente estos grupos y a algunos de sus miembros, pero fueron víctimas de acoso cibernético, al punto de que las publicaciones de denuncia son borradas y sus cuentas suspendidas.

Y también fueron víctimas de amenazas de muerte y de violencia sexual y física. Pues con la gran cantidad de hombres involucrados, los miembros de estos grupos a veces logran conseguir información de quienes denuncian.

«Incluso en el grupo amenazaron a los que se volteen. Dicen que los van a buscar, van a ir a sus casas, los van a hacer pagar, que saben dónde viven y que se van arrepentir», manifiesta.

Mariana advierte que con la existencia de estos grupos y la impunidad, las mujeres, niñas y adolescentes se encuentran en peligro, así como a aquellos que denuncian.

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