Los grupos fundamentalistas religiosos tienen prácticas discriminatorias contra las personas LGBTIQ+, lo que puede conllevar a un aumento de la violencia, de los crímenes de odio y de los suicidios por parte de esta población, establece Braulio Abarca, abogado y activista de los derechos humanos.

Por su parte, la publicación Porque nuestras vidas del Programa Feminista La Corriente refleja que los discursos de odio en espacios públicos, la estigmatización y violencia en los centros escolares, así como la negación y negligencia de los servicios de salud son también parte de los efectos de los fundamentalismos religiosos. Resultados estudiados a partir de grupos de autoayuda con poblaciones LGBTIQ+.

Además, con los fundamentalismos religiosos se refuerza la idea de la familia ideal, el matrimonio, la esclavitud doméstica de las mujeres y demás ideas machistas.

Control del cuerpo y la sexualidad

En la publicación de La Corriente manifiesta que habido un incremento de los fundamentalismos y de la discriminación debido al contexto de crisis que vive Nicaragua desde abril de 2018.

Mientras tanto, diversas organizaciones de derechos humanos han expresado que esta práctica se ha fortalecido en la región por los avances y pronunciamientos de las organizaciones feministas y de grupos de la diversidad, que buscan promover la equidad de género y un ejercicio más libre de la sexualidad.

“La creciente influencia de los fundamentalismos religiosos, que tienen entre sus principales prioridades la preservación del binarismo de género, el rechazo a la libertad de elección y la defensa de la familia nuclear, constituye uno de los principales obstáculos para acabar con estas nefastas formas de discriminación”, indica La Corriente.

Según la organización, uno de los principales objetivos de los fundamentalismos religiosos en la población LGBTIQ+ es el control de sus cuerpos y de la sexualidad, donde tratan de hacer ver como un “pecado” o “aberración” la atracción a personas del mismo sexo, y coloca la idea de un Dios castigador y del infierno como destino.

Abarca expresa que esto hace que las personas LGBTIQ+ tengan que ocultar su sexualidad o identidad debido a represalias. “Los fundamentalismos afectan la forma en que me puedo expresar. Por ejemplo, si soy una persona transgénero, queer, no binaria, de género fluido y quiero andar a como se me antoje sin afectar a nadie más, no lo podría hacer. No les permites una libertad de expresión física e identitaria”, manifiesta.

Dentro de los programas de autoayuda de La Corriente, observaron que una  de las consecuencias nocivas de los fundamentalismos religiosos son las “terapias de conversión”, que son especialmente promovidas por líderes espirituales, y están extendidas en el país.

Estas “terapias” son prácticas que no pertenecen a la medicina o psicología formal, que emplean una serie de técnicas para cambiar la orientación sexual de las personas, con la premisa de que se trata de una enfermedad, o en el peor de los casos, de un demonio o una presencia maligna.

El contexto bíblico

Fátima Bravo, psicóloga y exreligiosa, define los fundamentalismos religiosos como la práctica de leer los textos de la biblia de manera literal, apartándolos de su contexto histórico y geográfico, del trasfondo cultural, del objetivo con que fueron escritos y de cualquier forma de análisis crítico. De manera que se leen los versículos bíblicos para utilizarlos en la realidad actual, sin tomar en cuenta ninguno de los elementos anteriores.

La biblia al ser un conjunto de libros históricos, escritos por diferentes personas, en diferentes lenguas, en diferentes fechas y en diferentes contextos, debe ser leída desde la hermenéutica y se debe realizar una exégesis, que es el análisis y la interpretación objetiva y completa de un texto, desarrolla. Puesto que para Bravo, para leer la biblia, hay que estudiarla primero.

“Una forma de leer la biblia es haciendo una una exégesis o una hermenéutica, que son análisis contextualizados que brindan las fechas, la geografía, los objetivos, el trasfondo cultural de la época, las ideas, creencias y costumbres en la que fueron escritos los textos. La persona que lo analiza realiza una analogía y una comparación con lo que se está viviendo hoy. Para leer la biblia, se tiene que hacer desde la comprensión e interpretación, no desde la literalidad”, manifiesta.

Escasa formación teológica

Bravo explica que los fundamentalismos religiosos son a causa de la escasa formación teológica y bíblica que tienen las personas creyentes, especialmente en el cristianismo, que es la religión más generalizada en la región. Lo que es diferente al conocimiento bíblico, que es saber y memorizar diferentes versículos bíblicos, pero no se realiza una interpretación de los mismos.

Esta práctica está bastante extendida en las diferentes instituciones religiosas, quienes promueven el conocimiento bíblico, pero no la lectura análitica de ellos, bajo la idea de que la biblia es un libro divino, revelado por Dios. Por otro lado, Bravo añade que esta práctica está mayormente extendida en personas con poca formación académica.

He tenido la oportunidad de conocer otras realidades en otros países latinoamericanos, y un elemento común es el hecho de la formación académica. Las personas que son fundamentalistas religiosas son en su mayoría personas que tienen bajos niveles académicos. Eso lleva a una baja comprensión de la biblia y de análisis”, indica.

Condicionamiento psicológico

Los fundamentalismos religiosos hacen que las personas creyentes tengan una perspectiva de dualidad. Es decir, que crean en una idea de la perfección, frente a la imperfección, una idea de la santidad, frente al pecado, una idea de lo bueno, frente a lo malo. Por tanto, crean imaginarios donde las personas que no corresponden a lo “correcto”, sean antagonistas, enemigos o adversarios, desarrolla la psicóloga.

Es debido a esto que las poblaciones vulnerables son principales objetos de ataques de las personas fundamentalistas, como es el caso de las personas LGTBIQ+, expresa Abarca.

“Se realizan juicios contra la comunidad LGTBIQ+, generalmente aplicados por un pastor, un sacerdote o una persona religiosa. Esto aumenta la homo-lesbo-bi-transfobia y se cometen las discriminaciones. Se transgrede el derecho a la dignidad humana, que es la fuente primiginea de los derechos humanos, y una violación al principio de la igualdad y la no discriminación”, expone.

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