Yaser Morazán es conocido por su irreverencia, pero contundente manera de expresar sus opiniones. Más de diez años como activista social y ser un alto crítico del régimen Ortega-Murillo le ha valido el reconocimiento de muchos, pero también la negativa de otros por sus señalamientos no sólo ante la dictadura, sino también frente a la Alianza Cívica.

«Mis críticas no solo están dirigidas al régimen orteguista, son también al sistema que sostiene la dictadura. Estoy convencido que el FLSN solo es la punta del iceberg de un problema sociocultural mucho más grande, por lo tanto esas complejidad la debemos empezar identificar para poder atacar la enfermedad desde sus síntomas » explica.

Con casi un año en exilio en Costa Rica, Morazán siempre ha insistido que para derrocar a la dictadura se necesita más que buenas intenciones y manuscritos bien redactados. Para este activista social sacar a Ortega es necesario mantener presión sistemática sobre el régimen.

El caso reciente de Bolivia, en la que el pueblo obligó a dimitir a Evo Morales, tras el fraude en los últimos comicios, ha sido un ejemplo para Yaser en cómo la presión popular y apoyo de todos los sectores pueden lograr derrocar a una dictadura.

«Cada país debe analizar sus realidades, ventajas y amenazas. Lógicamente Nicaragua no tiene el apoyo de las fuerza armadas como Bolivia, pero sí somos más del 80% de la población que queremos un cambio y podemos convocar con acciones y no precisamente saliendo a las calles como carne de cañón. Hay un mar de oportunidades como boicot dirigidos a negocios sandinistas, desobediencia civil, paros nacionales. Camuflarse con el entorno como la paralización de trámites estatales. etc. diferentes acciones que no requieren de arriesgar la vida de las personas» explica.

Precisamente Morazán afirmó que dichas propuestas fueron enviadas a la Alianza Cívica con el respaldo de más de 10 mil firmas, pero que no recibieron respuesta alguna de este organismo civil.

«Para nadie es un secreto el hermetismo que hay dentro de la Alianza Cívica. Me reunía con ellos. Sé que también quieren un cambio, pero con aterrizajes suaves y metodologías diferentes y para que eso suceda tendrán que pactar como históricamente se ha hecho. Mi problema no es que ellos piensen así, sino que no escuchen y sean la única voz. Las propuestas se deben someter a votaciones y no ser controladas por el sector empresarial», dice .

«El sector privado y la dictadura tienen un pacto no escrito«

Morazán insiste en la falta de empatía del sector privado que compone la alianza, al no tomar en cuenta las demandas populares como el paro nacional indefinido.

«Opciones en Nicaragua sobran, pero no hay voluntad política. Creo que el cáncer de la dictadura ha hecho metástasis en el sector privado. Si en Nicaragua ha existido el lavado de dinero y corrupción es por que el sector privado está vinculado en eso y por esa razón esta alianza, tiene la necesidad de reestablecer la economía del país por encima de la vida o derecho humano», expresa.

«Cuando yo estaba reunido en Washington con diferentes autoridades, y uno de EE.UU nos dijeron que «Dentro de la Nica Act hay empresarios, no sé quienes son, porque no nos dijeron, pero ellos saben que están vinculados y están entre la espada y la pared. Es un pacto no escrito entre ambos. La naturaleza del sector privado es antagónica a la insurrección popular, aquí los activista somos nosotros», agrega.

Respecto a la decisión de la Alianza de ir a elecciones en el 2021 como método para salir de la dictadura, Morazán indica que es una estrategia errónea, la cual no sacará a Ortega y solo dará cuotas de poder a los partidos que participen en estos comicios.

«Esa estrategia es pura demagogia y populismo barato, en las condiciones que está Nicaragua serán elecciones fraudulentas y distribución del poder tal cual lo admitió Kitty Monterrey. Estamos claros y nadie se engaña. El problema es que la insurrección cívica ha sido secuestrada no sólo por el sector privado sino por lo político y ellos utilizarán el único método: el pacto por debajo de la mesa y allí sale perdiendo el pueblo «, asegura.

Impartiendo talleres de autoempleo para exiliados

A pesar de estar en el exilio, Morazán mantiene su activismo vivo, no solo proponiendo métodos de hacer presión a la dictadura, sino también dando herramientas a los nicaragüenses para que puedan sobrevivir en el exilio forzado que les ha impuesto el régimen.

«Estoy centrandome en la necesidades del exiliado, como es el desempleo . Con hambre no puedes reflexionar. Creo que el empleo es urgente y en Costa Rica los procesos son burocráticos y pasas hasta cinco meses esperando el carnet de asilo. Vamos a trabajar en un autodiagnóstico en la que puedan reconocer sus cualidades laborales para que ofrezcan sus servicios a través de la redes sociales», explica.

Mientras imparte estos talleres, Morazán se gana el pan de cada día contando cuentos infantiles en centros educativos, sin dejar a un lado su activismo crítico del que se caracteriza.

» Yo instó a los nicaragüenses a que no se dejen utilizar para que otros negocian nuestros nombres , a otros que ni siquiera nos escuchan, esto no puede permitirse y tiene que cambiar «, aconseja Morazán.

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