De las más de 250 mil asistentes del hogar que hay en Nicaragua, solo el 3 por ciento tiene seguro social, dado que la gran mayoría trabaja por debajo del salario mínimo, indica la trabajadora del hogar, sindicalista y Secretaria General de la Federación de Trabajadoras Domésticas y Oficios Varios de Managua «Julia Herrera De Pomares” (Fetradomov), Andrea Morales.

La lucha por el seguro social y el pago del salario mínimo son solo una de las dificultades que viven estas mujeres. 

La crisis sociopolítica y la crisis sanitaria por la pandemia de COVID-19 han hecho que muchas de ellas pierdan sus empleos o que se reduzcan sus horas laborales y sus salarios, mientras que el costo de la vida sigue aumentado. Esto ha puesto a las trabajadoras del hogar en una situación vulnerable y de encarecimiento, señala Morales.

Andrea Morales, Secretaria General de Fetradomov. Foto: Cortesía.

Asistentes del hogar no tienen protección

¿Cuál es la situación actual de las asistentes del hogar en Nicaragua?

La situación es bastante difícil porque es uno de los trabajos que se encuentra en condiciones complicadas, debido a que las asistentes del hogar le trabajan a mujeres pobres, así que tienen muchas dificultades para obtener un salario como tal. Sabemos que Nicaragua es el segundo país más pobre de América Latina, pero para nosotras es sumamente importante que reconozca económicamente el trabajo que realizan estas mujeres. 

Es un trabajo que no está bien remunerado, a pesar que está plasmado en la Ley de Salario Mínimo, no logran tener el salario completo. Es muy difícil conseguirlo porque hay una gran cantidad de mujeres que no trabajan tiempo completo en los hogares, sino que están a medio tiempo. Ni siquiera se sabe el número exacto de trabajadoras, porque en las encuestas de vivienda no ponen un parámetro para saber cuántas mujeres trabajadoras del hogar hay. Sin embargo, algunas instituciones han dado un aproximado de que hay unas 250 mil trabajadoras del hogar en Nicaragua. Y la situación de pandemia que vivimos lo hace más difícil aún.

¿Cuál es el perfil de la asistente del hogar?

La gran mayoría son mujeres muy adultas, no son jóvenes. Claro está que cuando las compañeras van a buscar trabajo, el primer trabajo que encuentran es de trabajadoras domésticas, sin embargo, ahora ellas se emplean más en otros trabajos como en las maquilas, donde ahí son más jóvenes. Son mujeres que pueden haber concluido la primaria. Ya casi no existe en nuestro país las trabajadoras que se les conocía como “hijas de casa”, que eran menores de edad, sino que son bastante adultas. No tienen un nivel escolar superior, a lo mucho pueden llegar a la secundaria, pero hasta ahí. También pueden tener más de dos hijos.

Usted mencionaba que no hay datos certeros sobre cuántas trabajadoras del hogar hay, solo aproximados, pero ¿Qué tan común es este trabajo en Nicaragua? ¿Son uno de los principales empleos para las mujeres?

Sí, definitivamente porque hay un porcentaje bien alto. Estamos hablando que son más de 250 mil trabajadoras del hogar. Eso es bastante alto. Por ejemplo, en las maquilas hay en total como 130 mil trabajadores hombres y mujeres, y poco más del 50% son solo mujeres, es decir, solo son la mitad. Mientras que el 99% de las personas que trabajan en el área doméstica son mujeres.

Es uno de los principales trabajos que no es reconocido como circunstanciales. De cara a la pandemia, está catalogado como uno de los trabajos más riesgoso porque tiene que ver con ir a un hogar donde puede haber personas contagiadas de COVID-19. Se dice que las trabajadoras del hogar están catalogadas como trabajadoras esenciales, así como las de la salud.

Para nosotras es importante porque sabemos que pueden haber otros sectores de importancia, pero en este caso, casi todas las mujeres que buscan asistentes del hogar no pagan el salario que corresponde, por tanto es uno de los principales trabajos más afectados.

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Al decir que ha sido uno de los trabajos más afectados ¿Se refiere a que los salarios de las trabajadoras del hogar ha disminuido? Es decir, si antes no se pagaba correctamente ¿Ahora se paga menos?

Lo que pasa es que las mujeres fueron afectadas porque en 2018 hubo una gran cantidad de gente, alrededor de 250 mil trabajadores, que quedaron desempleados y que trabajaban en empresas privadas. Estas personas necesitaban mano de obra femenina, en este caso las trabajadoras del hogar. Después con la pandemia muchos quedaron desempleados o quedaron en sus casas laborando y ya no requerían el trabajo de estas mujeres.

Sin embargo, nosotras creemos que no perdieron tanto el trabajo, sino que ahora trabajan menos horas y con menos salarios.

Según Fetradomov solamente el 3 por ciento de las trabajadoras del hogar están afiliadas a la seguridad social ¿Por qué?

Porque muchas de ellas están trabajando sin ganar el salario completo contemplado en la Ley de Salario Mínimo, sino por mucho menos; y el Seguro Social tiene que afiliar a las trabajadoras del hogar partiendo del salario mínimo que está contemplado. Muchas de ellas que no lo alcanzan deciden no estar afiliadas a la Seguridad Social porque deben pagar un porcentaje. Como sus salarios son muy bajos prefieren no asegurarse y llevar ese recurso para sus casas.

El salario mínimo está contemplado en 6 mil córdobas, sin embargo, muchas compañeras solo trabajan como cuatro horas y ganan 3 mil córdobas. Incluso en los municipios que no son de la capital, el salario anda por mucho menos.

¿Qué otros derechos usualmente se vulneran a las asistentes del hogar?

Uno de los principales es el contrato de trabajo. No hay contrato de trabajo. Una compañera puede ser que llegue a una casa, pregunta cuántas personas va a atender, le dicen que dos, tres o cuatro, pero al momento de trabajar puede ser que no atienda a cuatro, sino a seis. Le dicen a qué hora es la hora de entrada, pero no le dicen la hora de salida, o le dicen que se quede más tarde porque le piden ayuda en algo. Se vulnera el derecho a los horarios de trabajo. Para nosotras es importante que las mujeres tengan su seguro social, solo el 3% lo tiene y eso es uno de los derechos más violentados.

También con la pandemia se les ha encarecido más la vida a las mujeres porque las empleadoras no les dan alcohol, ni protección como la mascarilla, sino que las mujeres tienen que comprar todo eso para salir de la casa a trabajar y esto las empobrece más.

Una de las cosas que hemos luchado es para que las mujeres tengan protección de salud y bienestar ocupacional, pero el uso de químicos afecta directamente a las trabajadoras del hogar. En los primeros días de diciembre es cuando nosotras nos damos cuenta de cuál es la situación de ellas porque es cuando la trabajadora quiere cambiar de trabajo o cuando no le pagan sus prestaciones sociales. Entonces, ellas nos buscan para que nosotras podamos calcular el pago de sus prestaciones sociales.

Los empleadores aducen que ellas no conocen de que hay que pagarles el treceavo mes, sus vacaciones y las horas extras. Las trabajadoras del hogar tienen todos los derechos que tienen todos los trabajadores en nuestro país, pero muchas veces cuando las despiden o renuncian no les pagan las prestaciones, o incluso las corren diciendo que en el salario estaba contemplado todo como si fuera un contrato de servicio.

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¿Las instituciones públicas responden cuando se denuncian la vulneración de estos derechos?

En el caso del Ministerio del Trabajo sí, porque cuando ellas van a solicitar que se le hagan los cálculos de las prestaciones, el Ministerio del Trabajo se lo calcula no por el salario que estén recibiendo que es probablemente menos del salario mínimo, sino que le calculan sus prestaciones de acuerdo a la Ley de Salario Mínimo.

Nosotras les decimos a los empleadores que es bueno que se les pague a las trabajadoras conforme al salario correcto, porque si van al Ministerio de Trabajo no le van a calcular conforme al pago que ellos establecieron, sino conforme al salario mínimo. Pero la mayoría hace caso omiso y creen que es mentira que deben pagar las prestaciones sociales a las trabajadoras.

El problema lo tenemos con el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social. Hay quejas de los empleadores de que no hay una ventanilla rápida, ni conocimiento sobre cómo deben afiliar a las trabajadoras. Para nosotras esa es una debilidad que hay y que es necesario superarla.

Tomando en cuenta que la mayoría son madres, ¿cómo les afecta a las mujeres que no cuenten ni siquiera el salario mínimo? 

Para poder sobrevivir las compañeras muchas veces no solo se dedican a este trabajo, sino que hacen múltiples trabajos. Muchas abren pequeños negocios, hacen ventas, venden por catálogos, otras hacen manualidades para poder completar el salario, pero siempre es insuficiente.

¿Es común que ellas tengan afectaciones físicas por realizar las labores del hogar?

Sí, pero al ser un trabajo a largo plazo es más común en mujeres adultas. Por eso han renunciado al planchado, porque muchas veces lavaban y planchaban, lo que les causaba artritis. Una de las situaciones más difíciles es precisamente la artritis por hacer varias labores, pero en la medida de lo posible se ha ido mejorando esa situación. No deja de haber, porque existe todavía, sin embargo, no son la mayoría como hace varios años.

¿Cuáles son las necesidades más urgentes que como trabajadoras demandan?

Primero hay que tomar en cuenta que Nicaragua necesita crecer económicamente, porque sin eso la población va a seguir siendo pobre y sin ese crecimiento no podemos exigir lo que nos corresponde. Sabemos que también estamos trabajándole a una gran cantidad de mujeres que también están necesitadas.

Los derechos de las trabajadoras del hogar deben de ponerse en función al reconocimiento. Por ejemplo, si las trabajadoras del hogar están reconocidas en el Ministerio de Trabajo, lo que nosotras hacemos debería estar registrado en las estadísticas nacionales para así dimensionar nuestra realidad, pero no lo está. Para nosotras es sumamente necesario el reconocimiento de la labor que realizamos. Creemos que el trabajo doméstico es la madre de todos los trabajos porque tampoco es cualquier trabajo.

Siempre se está aprendiendo las diferentes costumbres de los hogares, porque no en todas las casas se trabaja igual. Ese aprendizaje es parte de la vida, y parte de las necesidades de la empleadora, no de las necesidades de las trabajadoras. Así que es importante nuestro reconocimiento. Deberían de haber escuelas de aprendizaje para las trabajadoras del hogar. Aunque es cierto que tenemos una clientela que no es tan exigente porque ni siquiera pagan lo que corresponde, sabemos que podemos mejorar nuestro nivel de vida teniendo mayores conocimientos.

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