Intensificación de las requisas con violencia; diagnósticos médicos falsos; engaños sobre sus pesos; y constantes maltratos psicológicos por parte de las autoridades policiales, son algunas de las denuncias de familiares de las personas presas políticas que se encuentran en la Dirección de Auxilio Judicial desde hace más de un año, tras la última visita realizada entre el 22 y 24 de julio.

La denuncia también señala que el trato de las autoridades de la DAJ busca crear zozobra y ansiedad en los familiares y en las personas presas políticas, ya que a algunos familiares les avisaron una hora antes de la visita; a otros les aceptaron la paquetería y los alimentos y a otros no; y la arbitrariedad persiste en todas sus formas.

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Hasta junio de este año, Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas contabiliza 180 personas presas políticas desde el inicio de la crisis sociopolítica en 2018, de las cuales 28 se encuentran en la DAJ, 18 están en máxima seguridad y 4 están en completo aislamiento.

«Cuando le requisan la celda, los oficiales lo amarran con bridas de plástico con mucha fuerza y lo ponen contra la pared», expusieron familiares de Miguel Mendoza a través de su Facebook, situación que ocurre hasta tres veces antes y después de las visitas.

Mercedes Mendoza, hermana de Miguel, señala que los oficiales le dicen constantemente que «su familia ya se olvidó de él y que no le mandan agua». «Hoy Miguel cumple 400 días de estar preso y los 400 días le llevamos agua y comida», aclara. Además, que en la última revisión médica que tuvo, el médico no le permitió ver su peso en la báscula y le dijo que pesaba más de lo que aparenta.

Esto mismo ocurrió con otros presos como Walter Gómez, extrabajador de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, de acuerdo con los relatos de su esposa, Consuelo Céspedes. Ella señaló que Gómez era de talla de camisa XL antes del arresto y actualmente es talla S en el uniforme que le brindó la DAJ; sin embargo, en la última revisión que tuvo el doctor le dijo que “estaba bien de peso”.

Céspedes también denunció que Gómez se hirió uno de los dedos del pie meses atrás, pero nunca lo revisaron adecuadamente, ni le hicieron placas, ni exámenes para determinar su gravedad; únicamente el médico le dijo primero a Gómez que tenía un esguince y luego le diagnosticó tendinitis. Pero Céspedes insiste que no es el diagnóstico correcto porque el pie lo tiene notoriamente inflamado y la punta del dedo se encuentra negra, después de dos meses de no recibir tratamiento.

Más comida pero en pésimas condiciones

Familiares también informaron que las raciones de comida a las presas y presos aumentaron, pero no en calidad, ya que no cumple las condiciones para una dieta sana y balanceada; lo que es una situación preocupante para las personas que son pacientes crónicos

“Sí les dan más comida pero es pésima, según Miguel. Solo aumentaron el gallopinto. El gallopinto tiene un montón de arroz y está lleno de aceite. A veces él y los otros presos prefieren no comérselo de lo feo que está”, indica Mercedes Mendoza. 

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También la política de no ingreso de material de lectura y escritura ha llegado al extremo, que las autoridades le quitan las etiquetas a los alimentos para que no puedan leer absolutamente nada.

La hostilidad y el acoso contra los familiares aumenta con cada visita, pues les obligan a desnudarse completamente y después son revisados; posteriormente son hostigados por parte de los medios oficialistas, quienes los obligan a posar y graban cada muestra de afecto.

Las y los familiares continúan demandando la suspensión de prácticas violatorias de los derechos y dignidad de las personas y que se les trate con el respeto debido

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