El representante del régimen dictatorial, Daniel Ortega, después de estar 34 días ausentes, apareció en un mensaje televisivo en el que insistió en que, a pesar de la pandemia de coronavirus que afecta al mundo entero, en Nicaragua no se puede dejar de trabajar en alusión a la ausencia de una cuarentena como estrategia para frenar al covid_19.
«Aquí no se puede dejar de trabajar, si aquí se deja de trabajar el país se muere y el pueblo se muere», dijo Ortega y agregó «este es un pueblo que por hambre no se va a morir, se pueden ver afectadas grandes inversiones, grandes capitales por todos estos acontecimientos porque acá hay toda una cadena en el campo, del comercio internacional que afecta indiscutiblemente que provoca desempleo, afecta y aquí lo importante es que se ha seguido trabajando y guardando las normas de manera muy consciente y muy disciplinada de nuestro pueblo», dijo.
En su discurso de 32 minutos en los medios de su familia, no brindó cifras sobre el covid_19, tampoco presentó una estrategia frente a la pandemia ni se refirió al manejo de las 26 mil pruebas de coronavirus que fueron donadas por el Banco Centroaméricano de Integración Económica (BCIE), en cambió reconoció las visitas casa a casa, que ha sido criticada ante la exposición de personas al contagio del covid_19, como una estrategia que ha permitido un avance «lento» del coronavirus.
«Guardando las normas que va dictando el sistema de salud y esto se multiplica por todos lados, y se multiplica no solamente transmitiendo las normas de los medios de comunicación, sino también explicando casa por casa a las familias como protegerse de esta pandemia y eso puede explicar, y explica el porque la pandemia ha avanzado lentamente. No es que no haya entrado a Nicaragua claro que entró y ya provocó un fallecido, pero su avance fue lento y todos vienen de contacto de afuera», enfatizó.
Contradicciones con la realidad
El dictador hizo alusión al caso de una menor de edad embarazada que ingresó a Costa Rica y que dio negativo al covid_19 como un ejemplo de contención de la pandemia por parte del régimen sin embargo, omitió los cinco casos que en Cuba se han confirmado de personas con coronavirus que se contagiaron en Nicaragua.
Ortega, en su discurso, habló de un sistema de salud envidiable en el que no solo mencionó a un personal médico capacitado en Cuba, México, Venezuela y la extinta Unión Soviética, sino también con una reserva de medicamentos del 90 por ciento, en la que incluyó el Interferón, medicamento que se ha utilizado para tratar a personas contagiadas por el coronavirus, e inisitió en que el Sistema de Salud de Nicaragua cuenta son «suficientes respiraderos (ventiladores)».
«Tenemos las capacidades para atender a la población, en tanto el ritmo en que ha venido manifestándose la epidemia ha sido el que hemos logrado nosotros administrar, si lo hemos administrado, no salimos en estampida. Si hemos salida en estampida nos pasa lo que le pasa a la gente en los estadios que terminan aplastados, sino que de manera ordenada hemos ido adoptando una serie de medidas, pero aplicándola de acuerdo a nuestra realidad, a nuestra posibilidades materiales, a nuestras posibilidades económicas, a nuestras posibilidades científicas y mientras tanto la Policía resguardando la seguridad del país», dijo.
En cifras reales el Sistema de Salud de Nicaragua cuenta 32 hospitales, 5,781 camas, 6,328 médicos, 5,056 enfermeras, 4,856 auxiliares de enfermería, y apenas entre 140 – 160 ventiladores que representan el 0.43 por ciento de los 32 mil contagios que el Ministerio de Salud (MINSA) proyectó en un informe para Bancos Multilaterales de Desarrollo por la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo cual evidencia la capacidad limitada del sistema.
Una ausencia de 34 días
Hasta este miércoles, Ortega era el único presidente o jefe de Estado en la región que no se había dirigido a su nación para abordar el tema del coronavirus. El septuagenario estuvo ausente desde el pasado 12 de marzo, cuando participó en una reunión virtual que tuvo con los presidentes de los países miembros del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), en la que conversaron sobre cómo enfrentar la pandemia de coronavirus.
Después de esa reunión virtual, Ortega no volvió a dar la cara a pesar de la catástrofe que vive el mundo por la pandemia del COVID-19 que ha cobrado la vida de miles de personas, razón por la cual los gobernantes han tomado serias decisiones para intentar frenar al virus.
En Nicaragua, sin embargo, la vocera del régimen, Rosario Murillo, es la que ha estado al frente de la situación, replicando el informe del Ministerio de Salud (Minsa), y llamando a eventos masivos contrario al protocolo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El pasado 18 de marzo confirmó el primer caso de COVID-19 en el país.
La ausencia de Ortega ha sido ampliamente cuestionada por medios internacionales como The New York Times, Infobae, BBC Mundo, El País, France24, CNN en Español y La Voz de América.
A la fecha, Nicaragua reporta 9 casos confirmados, entre ellos un fallecido, cinco recuperados y tres activos. No obstante, el régimen ha sido fuertemente criticado tanto a nivel nacional como internacional, porque a pesar de las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), no ha tomado ninguna medida preventiva para evitar el contagio.
Murillo calificó la comparecencia, en su alocución de mediodía, como una “comunicación de primer día de trabajo formal” tomando en cuenta que el Estado nicaragüense reinicia labores este 15 de abril, tras el receso de Semana Santa.
Maryorit Guevara
Periodista Feminista
Fundadora y directora de www.lalupa.press
Fundadora y presidenta del Movimiento de Mujeres Migrantes (España)
Fundadora y activista en @elblogdetumadre
Su comparecencia no tiene la mayor importancia para la oposición nicaragüense, este dictador no hará nada extraordinario, es como si siguiera metido en su búnker, pues si antes de la peste no hacía nada para salir del atolladero, menos ahora con el descalabro económico a nivel mundial por causa de la peste.
Por ejemplo, se le pedía a los empresarios apoyar un paro por lo menos parcial y nunca se hizo, pero ahora el paro de las empresas forzado por la peste en el mundo entero, afectará tremendamente, infinitamente más que un paro que de hubiera dado ‘si no hubiese habido la pandemia. Lo que vemos y vamos a ver no tiene precedente en Nicaragua