Seis horas de zozobra y tortura sufrieron cuatro miembros de la familia de la presa política Amaya Coppens cuando paramilitares y policías los golpearon y retuvieron ilegalmente en las calles de Chinandega, donde andaban colocando sticker en los que exigen su libertad. 

Los hermanos de Amaya; Diego Coppens Zamora, de 28 años, y Santiago Coppens Zamora, de 16 años, además de su prima Francis García Zamora, de 25 años, y su novio, que prefiere no se revele su identidad por motivos de seguridad fueron retenidos a eso de las seis de la tarde del pasado 24 de diciembre por paramilitares, denunció Tamara Zamora, madre de la rea política Amaya Coppens.

“Los golpearon unos 15 paramilitares de forma más salvaje a mis hijos, mi sobrina y al novio de mi sobrina. Eso ocurrió a las seis de la tarde del 24 de diciembre, los interceptaron unos civiles armados en una de las calles de Chinandega. Ellos tenían pegatinas que habían hecho, pero los andaban siguiendo. La verdad que fue un pretexto para golpearlos”, denunció Tamara Zamora. 

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Los hermanos de Amaya Coppens, tras la golpiza, presentaron heridas en la cabeza, en la ceja y moretones en su cuerpo. La prima de la rea política resultó con golpes en su abdomen debido a que los sujetos se ensañaron propinando golpes en esa área de su cuerpo. Mientras el novio de Francis García Zamora resultó con la nariz fracturada y una herida en el labio que necesitó seis puntos de sutura.

Tamara Zamora explicó que los jóvenes fueron liberados cerca de las 11 de la noche del mismo  24 de diciembre, pero que ellos se enteraron del secuestro a eso de las nueve de la noche. “Unos amigos de ellos me informaron que los tenían en la estación de Chinandega a eso de las 9 de la noche, desde entonces nos empezamos a mover para ayudarlos”, dijo Zamora. 

Los sujetos habrían estado armados e intimadaron a quienes intentaron auxiliar a los familiares de Coppens.

PUBLICAN GOLPIZA EN REDES

En las redes sociales seguidores de la dictadura Ortega-Murillo publicaron fotos de los cuatro jóvenes golpeados con el mensaje “con la paz no se juega”. A lo que Tamara Zamora indicó que el régimen orteguista es quien debe entender que “con el pueblo no se juega”.

Además, responsabilizó a la dictadura Ortega-Murillo de las agresiones a sus parientes e hijos y por cualquier “otro abuso que se siga haciendo, sabemos que esto es parte de su estrategia represiva, sabemos que los familiares de los presos políticos hemos sido asediados y agredidos y es por eso que vamos a denunciar en todas las partes del mundo”.

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El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) recibió la denuncia de los cuatro agredidos y “condenó categóricamente la violencia contra los disidentes”. También, advirtió que en Nicaragua hay una profundización de la impunidad y recrudecimiento de la represión; «turbas y grupos paramilitares actúan con la aquiescencia de la Policía Nacional, de hecho, es evidente que operan juntos; se llevan a cabo agresiones selectivas; se busca atemorizar a quienes le adversan».

El Cenidh exigió que se realice una investigación inmediata y que se castigue a los responsables, puesto que, de lo contrario, la Policía Orteguista asume su responsabilidad como coautora. Los hechos ya se han puesto en conocimiento a los organismos internacionales.

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