Entre 50 y 60 denuncias diarias de acoso, abuso sexual y violación ha recibido, en la última semana, las cuentas en Facebook y Twiter de «El blog de la denuncia», un espacio al que han acudido mujeres jóvenes de diferentes estratos sociales para declarar públicamente y señalar con nombre y apellido a sus victimarios.

Hombres profesionales, líderes políticos y excompañeros de universidad, y hasta de escuela, han sido identificados en el espacio como autores de violencia sexual. Un hecho que hasta hace unos meses no cobraba tanta relevancia, pero que en las últimas semanas ha tomado fuerza debido a la recurrencia del delito, pero además a la trascendencia de algunos de los emplazados.

«El blog surge a partir de una necesidad después de haber compartido con un grupo de mujeres historias de abuso que nunca pudieron ser denunciadas por el contexto político y social en el que vivimos, y las que fueron denunciadas fueron archivadas por la incompetencia de la Policía, entonces sabíamos que necesitabamos un espacio para denunciar», indica una de las administradora de la cuenta, quien prefiere resguardar su identidad.

El espacio también se reservan la identidad de las denunciantes como un mecanismo de protección «para que no se vea expuesta a represalias», y porque consideran que en el «contexto de impunidad en el que está Nicaragua no nos permite denunciar de manera formal», aunque aseguran que antes de colocar en redes sociales la denuncia se aplica un protocolo que respaldan con pruebas dichas publicaciones.

Estado cómplice de violencia

La socióloga y feminista, María Teresa Blandón se refiere al anónimato como un «recurso para no ser revictimizadas» las denunciantes, pero además insiste que este hecho evidencia que «las mujeres jóvenes no estan dispuestas a guardar silencio» y ante la «impunidad del Estado» recurren a mecanismos en busca de justicia no punitiva.

«Saben que guardar silencio incrementa y profundiza la vulnerabilidad de las niñas, adolescentes de las jóvenes, entonces la denuncia se convierte en una forma de resistencia, a mí me parece que es el dato más importante de esta iniciativa. Y la otra cara de la moneda es que tiene que ver con la impunidad jurídica y social. Las mujeres son conscientes que hay una tolerancia hacia los agresores y que se tienden a minimizar los actos de violencia, pues no. Las mujeres están diciendo no, a nosotras es a las que nos afecta, somos nosotros las únicas que podemos ponderar como víctima que daños nos produce este tipo de violencia», asegura Blandón.

No existen datos oficiales sobre la eficiencia del sistema de justicia con respecto a delitos sexuales contra las mujeres. El Anuario Estadístico del 2019 de la Policía Sandinista reporta 18,980 denuncias por violencia intrafamiliar y sexual, pero se desconoce cuantas de estas alcanzaron una sentencia.

«Ante la impunidad que viene del Estado, es evidente que las mujeres jóvenes no confían en el Estado saben que el Estado ha sido cómplice de la violencia machista, de la violencia de gémero y que dentro del propio Estado hay funcionarios, hay policías, hay fiscales, hay jueces que también son agresores, entonces no puede venir la justicia de hombres que son agresores y mujeres que son cómplices», reitera Blandón quien en otras ocasiones ha evidenciado esta impunidad en los delitos de femicidios.

El respaldo de la denuncia tradicional

La abogada y feminista Rosario Flores, una de las pocas que ha defendido en los Juzgados de Managua casos de violencia sexual denunciados en redes sociales, por experiencia dice recomendar a las denunciantes que previo a esta denuncia, en redes sociales, se debe interponer una denuncia formal frente al sistema de justicia tradicional.

«Mi recomendación es que si vas a denunciar en redes sociales sería después de haber puesto una denuncia, aunque no sirva el sistema de justicia en Nicaragua, aunque este colapsado, pero esos son los medios que existen en cada país. En tema de violencia sexual hay que utilizar los medios que están, así de colapsados, así de horrible que están hay que utilizarlos, porque queda una prueba y en nosotras en términos legales le llamamos un obstáculo procesal», comenta.

https://twitter.com/Sorora28/status/1222618845388689409?s=20

En este sentido, la especialista explica que al haber interpuesto una denuncia de manera formal en la Policía, y que después de un tiempo no exista un proceso judicial, la víctima o un familiar puede hacer una denuncia en redes sociales, pero sin mencionar la denuncia formal para no alertar al agresor, y solo relatar los hechos.

El objetivo es que esta denuncia formal la proteja de cualquier «posible intención del victimario» de denunciarla por injurias y calumnias, acusación que no procede debido a que la víctima esta resguardada por su denuncia de violencia sexual. Sin embargo, Flores reitera en varias ocasiones que «es un asunto complejo» porque las víctimas de violencia sexual siempre están expuestas al escarnio público.

«No puedo ser categórica en decir que no se pongan estas denuncias sino en buscar un mecanismo para salvaguardar la integridad de la mujer para no revictimizarla por todo a lo que se expone la mujer al poner una denuncia por violencia sexual. Su honra, su integridad física, sicológica y emocional, se expone más. Hay que buscar una estrategia para que la dignidad de estas mujeres y la integridad emocional de estas mujeres no sea más pisoteada de lo que ya fue pisoteada con la violencia sexual», afirma.

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Periodista Feminista
Fundadora y directora de www.lalupa.press
Fundadora y presidenta del Movimiento de Mujeres Migrantes (España)
Fundadora y activista en @elblogdetumadre