En Nicaragua en lo que va de este año se registran tres parricidios, el más reciente caso fue el de una mujer de 85 años identificada como Felicita Fernández.

El hecho ocurrió en una comunidad rural del departamento de Matagalpa, al norte del país, y ha estremecido a todos los pobladores al saber que el autor fue su propio hijo Justianiano Ramos, según la Policía orteguista.

Este es apenas uno de los actos de violencia extrema contra las mujeres ocurridos recientemente en el país. Los otros hechos se registaron el 26 de enero contra la vida de Martha Gomez Martinez, y tres días después Domitila Espinoza Arteta.

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ALARMANTE INCREMENTO DE FEMICIDIOS

El 2019 cerró como el peor año para las mujeres desde 2014 en Nicaragua. Las organizaciones registraron que 63 mujeres fueron víctimas de femicidio, crímenes que en su mayoría han quedado en la impunidad. La primera víctima de la violencia machista este año fue Luisa Mejía López, de 32 años.

Su cuerpo fue encontrado en unas plantaciones ubicadas en la comunidad El Borbollón en el municipio de Kukra Hill jurisdicción del Caribe Sur con signos de haber sido estrangulada. En lo que va de este año el organismo Católicas por el Derecho a Decidir registra al menos 10 femicidios contra las mujeres.

“Han aumentado estos femicidios y también los abusos que hay en la calle contra las mujeres (…) Estamos en un país inseguro para las mujeres más que todo en la calle y dentro de nuestros hogares”, indicó Martha Flores, de Católicas por el Derecho a Decidir.

Tras conocerse el caso de Mejía López, los nicaragüenses fueron testigos de un nuevo asesinato donde la víctima fue Joseling Catalina Pineda Romero, una adolescente de 17 años.

El caso que ocurrió en el municipio de Chichigalpa, Chinandega, conmocionó a la población que tras conocer el caso salió a las calles a demandar justicia. Su cuerpo fue encontrado con señales de violencia en la comunidad El Pellizco.

Los nicaragüenses después conocieron del asesinato de la joven enfermera, Ruth Aburto Acevedo, de 22 años, a manos de su esposo, Jeyson , en el barrio El Cementerio de Jinotepe, Carazo.  

Foto tomada de La Prensa.

“Es una catástrofe porque afecta tanto a la familia como a la comunidad y deja tanto dolor, una herida profunda donde quedan destrozados niños en la orfandad, cambia por completo el nivel de vida”, mencionó.

VIOLENCIA CRECE

Para la feminista, María Teresa Blandón, en la actualidad los casos de violencia son más visibles no solo en Nicaragua, sino en el resto del mundo, casos que no dejan de preocupar  y causar alarma.

Hace cuatro o cinco décadas, según Blandón, solamente las feministas hablaban de este tema y eran tildadas de “exageradas”.

“Esto es lo que está pasando también en México y en otros países, en toda América Latina, esto que hemos venido diciendo desde hace cuatro o cinco décadas ha tenido poca receptividad y ahora cuando vemos que esto se está convirtiendo en un patrón imparable, que nadie ninguna mujer, niña, adolescente está libre de este peligro, entonces, ya hay una grita generalizada”, señaló Blandón.

Igual que en Nicaragua ocurre en otros países del mundo. El asesinato de una niña de siete años hace una semana en México y de otra mujer de 25 años, provocó dolor e indignación en el país azteca, situación que ha salpicado incluso al gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pues solo en 2019 casi mil mujeres fueron asesinadas.

A raíz de estos dos sucesos, los mexicanos expresaron toda su indignación inicialmente a través de las redes sociales, pero el pasado fin de semana miles de personas salieron a protestar a las calles de la capital y otras ciudades para exigir justicia.

El caso de Ingrid Escamilla, ocurrido el pasado 8 de febrero en un departamento ubicado en Tamagno 258, Colonia Vallejo en Gustavo A. Madero, fue el primero de estos recientes casos. La joven fue brutalmente privada de la vida por múltiples laceraciones de arma blanca propinadas por su esposo, Francisco Robledo, de 46 años, quien fue capturado al día siguiente todavía con manchas de sangre.

Robledo, quien admitió ante los policías haber cometido el crimen, no contento con apuñalar a la joven de 25 años, arrancó la piel de Ingrid desde el rostro hasta las rodillas, le extrajo las vísceras y la descuartizó.

Su caso encendió a los mexicanos en redes sociales, porque esas duras imágenes fueron filtradas a la prensa local que publicó las fotos del cuerpo de Escamilla, por lo que al menos seis personas entre policías y fiscales están siendo investigados anunció la Fiscalía General de Justicia de Ciudad de México (FGJCDMX).

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En redes sociales, las personas han querido dignificar el trato que se le dio a la muerte de Ingrid, creando ilustraciones y retratos con la esperanza de borrar de la mente las terribles imágenes luego de su muerte.

FAMILIAS NO SE RECUPERAN

En México mueren asesinadas 10 mujeres al día y según el fiscal general, Alejandro Gertz,  este tipo de crímenes crecieron 137% en los últimos cinco años.

Los mexicanos todavía no se reponían del impacto por la  muerte de Escamilla cuando otro caso sacudió a toda la sociedad, el asesinato de una niña de siete años en un barrio del sur de la capital, poniendo de manifiesto la violencia que vive el país.

El pasado 11 de febrero, Fátima salió de su casa con dirección al colegio, pero nunca regresó. Cuando su madre llegó a buscarla al centro educativo la niña ya no estaba, una desconocida se le adelantó y se llevó a la menor, según muestran videos de las cámaras de seguridad que están ubicadas en los alrededores de la escuela.

Aunque sus familiares interpusieron una denuncia sobre su desaparición jamás volvieron a ver a la niña. Días después confirmaban que la menor fue torturada y su cadáver apareció desnudo y tirado en la calle.

La violencia contra las mujeres es un problema de gran dimensión y una práctica social ampliamente extendida en todo el país mexicano. La jefa de la Fiscalía local, Ernestina Godoy, dijo a inicios de esta semana que en base a lo observado en el video esa mujer desconocida es la principal sospechosa del crimen por lo que ofrecen una recompensa de 2 millones de pesos (unos 107 mil 750 dólares) a quien proporcione o brinde información exacta sobre su paradero.

En 2018 en el país azteca murieron asesinadas 3,752 mujeres y 1,463 menores de edad, según datos de la Red por los Derechos de la Infancia (REDIM).

Los mexicanos quieren recordar así a Ingrid Escamilla.

PROTESTAS IMPARABLES

A raíz de estos dos casos, los mexicanos continuaron  protestando llevando su descontento hasta la casa presidencial, exigiendo un alto a la impunidad y a la violencia de género.

“Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente», coreaban algunas mujeres que pedían justicia.

“Los feminicidios son crímenes de Estado», decían indignadas.

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En redes sociales, otro grupo de la sociedad mexicana se mostró en desacuerdo con las protestas originadas a raíz de estos sucesos horrendos y que eran encabezadas por feministas.

Blandón considera que esa postura obedece a una razón “cultural” donde una parte de la sociedad se “indigna” y critica a las mujeres cuando quieren responder ante tantas agresiones.

“Se supone que las mujeres deberíamos de soportar abuso en silencio, se supone que las mujeres no tendríamos derecho a expresar la ira y eso está desde el origen de los patrones de enseñanza, que nos enseña a que aunque se comentan abusos en contra de nosotras no debemos protestar de manera iracunda”, señala la feminista.

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La feminista considera que los casos de este tipo no deben ser considerados un problema de salud pública, por el contrario es una “crisis cultural, de derechos humanos” y calificarlo de esa manera sería minimizarlo y “distorsionar la comprensión de la causa que tiene la violencia”.

“A estas hay suficientes evidencias para decir que el problema de la violencia machista y la violencia de género es un problema político, un problema cultural, es un problema social, tiene consecuencias en la salud evidentemente, pero no es ese el foco, sino que esta sociedad se resiste a reconocer que las mujeres somos sujetos de derechos, son sociedades que insisten en defender el predominio masculino”, señaló.

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La Lupa Nicaragua