La lucha de Suyen Barahona por la libertad, democracia y justicia en Nicaragua inició mucho antes de 2018. Con una sensibilidad social, desde joven se involucró en el feminismo, el ambientalismo y la política. Sin embargo, su compromiso con sus valores y principios, hoy le cuesta su libertad y su cercanía con su hijo pequeño de cinco años, su esposo y el resto de su familia. 

En cada proceso electoral, Suyen criticó fuertemente la falta de transparencia con la que se realizaban. Por eso nunca faltó a los denominados miércoles de protesta realizados en el 2015 y siempre dirigía proyectos de educación para jóvenes y programas de empoderamiento para las mujeres.

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En el estallido social en abril de 2018 no fue la excepción. Participó activamente como dirigente del partido Unión Renovación Democrática (UNAMOS), y fue arrestada arbitrariamente múltiples veces por ejercer su derecho a la manifestación pacífica. Sin embargo, su arresto ejecutado el 13 de junio de 2021 fue el definitivo.

Después de ocho meses arrestada y aislada sin ninguna comunicación, sus únicas peticiones han sido una foto de su hijo pequeño y poder recibir cartas de él, pero siempre le ha sido negadas según su esposo, César Dubois. El lunes 7 de febrero, sin tener conocimiento alguno, fue llevada a juicio por el supuesto delito de “cometer menoscabo contra la integridad nacional”, donde se le declaró culpable con una posible sentencia de 15 años solicitada por la Fiscalía.

Durante el juicio, en uno de los pocos momentos en que la jueza orteguista Ulisa Yahoska Tapia Silva le permitió hablar, Suyen nuevamente solicitó una foto de su hijo, pero la jueza le dijo que “ella no tenía la autoridad para permitirlo, sino la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ)”; donde se realizó el juicio nulo, como los llaman las organizaciones de derechos humanos por no cumplir ningún procedimiento del Código Procesal Penal, y por realizarse sin ninguna garantía judicial.

Desde su detención todo ha sido doloroso y complicado para su familia, especialmente para su hijo, expone Dubois. Durante los ocho meses de detención ilegal, su niño pregunta todos los días por su mamá, lo cual hace difícil protegerlo de la verdad. 

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“Ha sido sumamente difícil. Yo no le he dicho lo que ha sucedido con su mamá. He intentado protegerlo porque es un niño muy pequeño, recién cumplió cinco años. Todavía no está listo para recibir este tipo de noticias y entender la complejidad de la situación. Es difícil explicarle que su mamá está luchando por la libertad, la democracia y la justicia para las personas que han sido víctimas, para que puedan tener un país libre”, señala Dubois, quien ha estado casado con Suyen por casi 10 años.

Meses antes de la detención, habían sido acosados continuamente por la Policía orteguista durante meses. Una patrulla revisaba e interrogaba a cada persona que llegaba a su casa, hasta que un día esa misma patrulla ejecutó la captura arbitraria.

Desde entonces, los días han sido ir y venir de la DAJ, mayormente conocida como el centro de torturas “El Nuevo Chipote”. No importa cuánto vaya a dejar de comida a Suyen, en cada visita que realiza su esposo, la encuentra más delgada. Hasta la última vez, ella ha perdido más de 30 libras, lo que evidencia un problema serio de nutrición.

Cárcel y juicios ilegales para las voces críticas

El juicio de Suyen Barahona ha cumplido con el patrón de juicios anteriores. Sin posibilidad de hablar, comunicarse con su abogada o siquiera defenderse, la jueza orteguista dictó un fallo de culpabilidad en un juicio con todo tipo de ilegalidades, al igual que las siete presas y presos políticos que fueron enjuiciados la semana pasada. 

“El día de hoy se realizó otro ‘juicio’ ilegal e ilegítimo más. Suyen fue condenada por ‘delitos’ que no ha cometido. Un poder judicial en completo desapego a la Constitución y a la independencia de poderes declaró un fallo de ‘culpabilidad’ por ejercer su derecho a expresar libremente su pensamiento; por defender cívica y pacíficamente los principios de la nación nicaragüense establecidos en nuestra Constitución: la libertad, la justicia, el respeto a la dignidad humana, el pluralismo político. Nosotros sabemos que lo único que cabe es la nulidad absoluta de estos ‘juicios’”, denunció su mamá en un comunicado.

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En una de las intervenciones de Suyen declaró “he dedicado gran parte de mi vida adulta a mejorar Nicaragua y defender los derechos humanos de todos los nicaragüenses. Parte de mi lucha ha sido por mi hijo, para que sepa que hay que defender sus derechos”.

Su esposo, César Dubois, destaca que se notaba la coordinación efectiva entre el Ministerio Público, las autoridades de la DAJ y la jueza orteguista. En momentos donde se le solicitaba algo a la jueza, esta decía que la Policía era la encargada de dar los permisos, y no se le entregó una copia del acta a la abogada.

Suyen ha sido una de las presas políticas que ha sufrido el ensañamiento del régimen, según organizaciones de derechos humanos. La sentencia condenatoria será leída el 15 de febrero a las 8:00 a.m.

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