La Unidad de Inteligencia de la publicación inglesa The Economist considera que la respuesta del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo a la pandemia del nuevo coronavirus (COVID-19) ha sido posiblemente la “más débil” de toda América Latina.

“El Gobierno no ha impuesto medidas de cuarentena, ni ha cerrado oficialmente sus fronteras”, señala The Economist en su análisis correspondiente al mes de mayo donde analizan temas de coyuntura social, económica y política de Nicaragua.

Desde que se detectó el primer caso en el país, tanto Ortega como Murillo continúan “minimizando la gravedad de la pandemia”, que ha cobrado la vida de cuatro personas, según datos del Ministerio de Salud (Minsa).

“No han logrado delinear una estrategia para prevenir la propagación comunitaria de la enfermedad”, señala el informe.

The Economist contrapone los datos que lleva el independiente Observatorio Ciudadano, que contabilizaba un total de 316 casos sospechosos de COVID-19 en el país, cuando el régimen sostenía que solo había 11 casos. Actualmente esa iniciativa ya cuenta 431 casos sospechosos en Nicaragua.

“El número de casos no reportados es probable que sea exponencialmente más alto, dado que el país ha realizado pruebas mínimas”, destaca la unidad de análisis de The Economist.

La información sobre las infecciones individuales en Nicaragua, también parece “estar siendo estrictamente controlado”, lo que eleva la sospecha de que los casos de infección están al “acecho sin previo aviso”.

¿QUÉ PERSIGUE ORTEGA?

Según The Economist, el régimen “amenaza con empujar a Nicaragua a su depresión económica más profunda desde la década de 1980” para permanecer en el poder, incluso durante la pandemia de coronavirus.

La falta de respuesta del Gobierno al coronavirus proviene de un deseo de minimizar la interrupción a la actividad económica”, afirma.

En su más reciente discurso, Ortega se pronunció en contra del “quédate en casa” que promueve la Organización Mundial de la Salud (OMS) como medida de prevención para evitar contagios. “El quédate en casa, destruye el país, por esa vía se destruye el país”, señaló.

“En este contexto, esperamos que Nicaragua sufra una profunda salud pública y crisis económica en 2020-21”, señala el informe.

CAÍDA ECONÓMICA

Partiendo de esos análisis, The Economist pronostica que el brote del nuevo coronavirus profundizará las “profundas políticas y crisis económica” en Nicaragua, para lo cual estima una contracción de 6.5% para el 2020.

“Una recesión económica que comenzó a raíz de una crisis política en 2018 se profundizará significativamente en 2020-21 como resultado del brote de coronavirus”, señala la publicación correspondiente a mayo.

The Economist pronostica una fuerte caída económica para Nicaragua. Oscar Navarrete

El PIB podría contraerse un 1% en 2021, en comparación con el pronóstico anterior que indicaba un crecimiento del 3.5% en ese mismo año.

No obstante, se establecerá una recuperación a partir de 2022, pero el PIB estará por debajo de los niveles previos a la crisis durante todo el período de pronóstico.

Las previsiones es que en 2022 la economía empiece a resurgir y haya un crecimiento de 2.6% del Producto Interno Bruto (PIB), volviendo a tener una evolución positiva en promedio de 2.4% en 2023 y 1.6% en 2024.

“Hemos realizado nuevas rebajas en nuestras previsiones macroeconómicas como resultado de la inacción del gobierno ante la pandemia de COVID-19”, señala el  informe.

Una contracción económica, según los economistas, se traduce en menores niveles de producción y de riquezas para cualquier país de un año con relación al otro.

LAS SANCIONES

Por otro lado, The Economist ve poco probable que el Gobierno de los Estados Unidos “brinde alivio” con respecto a las sanciones que el régimen pide a gritos que se levanten en medio de la pandemia del COVID-19, que continuará agravando la crisis económica en Nicaragua.

“Es poco probable que el gobierno de los Estados Unidos brinde alivio de sanciones ante la pandemia”, revela el más reciente informe de The Economist.

Hasta el momento, el Tesoro de los Estados Unidos ha impuesto sanciones a 16 funcionarios públicos nicaragüenses de “alto nivel”, incluida la vocera del régimen, Rosario Murillo.

En su más reciente comparecencia, Daniel Ortega, abogó nuevamente porque se levanten las sanciones impuestas en diferentes periodos a funcionarios de su gobierno. “En lugar de asumir los Estados Unidos el liderazgo y suspender las sanciones, unir esfuerzos para enfrentar esta pandemia que nos afecta a todos los países, no han hecho eso”, dijo Ortega en su comparecencia.

Las sanciones contemplan el congelamiento de los bienes que puedan tener los sancionados en Estados Unidos, país al que no podrán ingresar, y los bancos nicaragüenses no podrán hacer transacciones con ellos.

The Economist insiste que Ortega, continúa sin mostrar voluntad de forjar un acuerdo negociado para superar la crisis que viene arrastrando el país desde 2018.

TENSIONES POLÍTICAS

En materia de política exterior, el principal desafío del régimen será afinar las relaciones con Estados Unidos con quien mantiene el vigente el Acuerdo de Libre Comercio República Dominicana-Centroamérica (DR-CAFTA).

Las “tensiones políticas” continuarán mientras Estados Unidos persista en utilizar las sanciones como “palanca para restaurar la democracia en Nicaragua, insiste el informe.

“En 2021, Estados Unidos podría detener su campaña de presión, pero las sanciones existentes son poco probables para ser revertidas de manera significativa, dado que tienen apoyo bipartidista”, señaló The Economist.

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