Las restricciones de circulación, cuarentenas o confinamiento, incluso el distanciamiento social que se han orientado como medidas para reducir el riesgo de contagio del coronavirus, pero que están provocando un incremento de la violencia machista contra las mujeres en diferentes espacios.

“Desde que esta pandemia empezó, aun desde antes, se había levantado una gran preocupación por el impacto que podría tener la pandemia en la vida de las mujeres, en pandemias anteriores la situación de la mujer había sido dramática por el olvido en el que caen”, advirtió la jueza Elizabeth Odio Benito, presidenta de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte-IDH).

Durante un ciclo de conferencias denominado “Violencia contra mujeres y niñas y la pandemia COVID-19”, la presidenta de la Corte-IDH junto a representantes de otros organismos presentaron una radiografía de la región latinoamericana sobre el impacto del virus en la vida de las mujeres y niñas.

Tatiana Rein Venegas, presidenta del Comité de Expertas del Mecanismo de seguimiento de La Convención de Belém do Pará (Mesecvi) de la Organización de Estados Americanos (OEA) refirió sobre una serie de patrones de violencia contra la mujer, en ciertos grupos o escenarios, identificados en el contexto de la pandemia de COVID-19.

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Aumento de femicidios

La medida de confinamiento que viven las mujeres y toda la población para prevenir el contagio en diferentes países ha provocado un aumento en las situaciones de “violencia”, particularmente “violencia física, sexual, sicológica, económica y la más grave los femicidios”.

“Hemos visto que ha habido un aumento en las tasas de femicidio de hasta un 25 por ciento en los países que nos han hecho llegar esa información”, señaló Rein Venegas.

En este escenario, agregó, se está ejerciendo violencia específica contra ciertos grupos de mujeres.

Las trabajadoras de la salud, que están en la primera línea de batalla, atendiendo a las personas, en el “trayecto a sus casas, de ida y vuelta, están siendo atacadas, incluso a veces con cloro”.

“Es particularmente preocupante la situación que viven estas mujeres que están luchando, para que podamos mantenernos saludables”, advirtió Rein Venegas.

La jueza Odio Benito agregó que el 70 por ciento, aproximadamente, de los trabajadores de la salud que están en primera línea atendiendo esta pandemia en los hospitales son mujeres.

“Significa que tienen un alto porcentaje de mujeres infectadas y mujeres muertas y el impacto que esto tiene en la vida de sus familias, es muy complejo el problema”, señaló la presidenta de la Corte-IDH.

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Mujeres migrantes

Las mujeres que están en condición de migrantes están en riesgo por la imposibilidad de movilizarse en lugares donde se han decretado medidas de confinamiento, dijo Rein Venegas.

“El no poder movilizarse está poniéndolas en una situación de especial vulnerabilidad, a veces, incluso durmiendo en las calles y sin tener acceso a ningún tipo de servicio, ni tampoco medidas de prevención contra el COVID-19”, dijo la representante del Mesecvi.

Otro grupo que está en iguales condiciones por las cuarentenas decretadas en muchos países de la región son las domésticas.

“En algunos casos se han quedado en la casa de sus empleadores trabajando y están trabajando de manera continua, sin derecho a descanso, sin tener remuneración, es particularmente preocupante”, agregó.

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Acceso a servicios de salud

El limitado acceso a la salud sexual y reproductiva es otro tipo de violencia identificado en este contexto. Se ha dado un aumento de “violencia contra las niñas que no tienen acceso a métodos anticonceptivos, las mujeres están teniendo problemas de acceso a métodos anticonceptivos”, insistió Rein Venegas.

Además hay un riesgo ante la posibilidad de que las mujeres puedan acceder a “partos seguros, que accedan a un post natal y prenatal en condiciones de seguridad”, señaló.

Por otro lado, la representante del Mesecvi advirtió sobre un incremento de “violencia digital” o en esferas más públicas, como los casos reportados de “violencia por el personal policial”.

“Estamos viendo que se produce un aumento de violencia contra las mujeres, pero eso no se está traduciendo en denuncias que se concreten, porque no pueden salir de sus casas para hacer esas denuncias”, dijo.

Adoptar políticas públicas

En este escenario, según Rein Venegas, es importante que los Estados adopten políticas públicas encaminadas a reforzar “espacios seguros” a los que puedan acudir las mujeres que sufren violencia machista como la creación de albergues, donde no exista riesgo a contagiarse del virus.

“Estamos viendo que las ministras o mujeres encargadas de políticas de violencia no están en los gabinetes que están analizando y adoptando medidas en relación al COVID, nos parecer importante que ellas sean incorporadas”, recomendó Rein Venegas.

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