Nelly Marily Roque Ordóñez nunca pensó que al irse de Nicaragua, lo haría para huír de la ansiedad y la intranquilidad causados por el asedio y la persecución del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Ordóñez fue encarcelada por la dictadura el 26 de junio de 2018, mientras se dirigía junto a otros compañeros del Movimiento 19 de Abril Matagalpa, hacia a Managua y fue llevada de manera injustificada al Chipote, luego permaneció en el Sistema Penitenciario La Esperanza hasta su liberación el 13 de marzo de 2019.

A sus 29 años, la exrea política de Matagalpa y exmiembro del Movimiento 19 de abril de su departamento, desde el 14 de diciembre de 2020 dejó el país para irse junto a su pequeña de 7 años a vivir a Estados Unidos.

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Ordóñez trabaja de manera informal limpiando casas para mantener su hogar, mientras en Nicaragua “sin ver hacía atrás” dejó su vida con una carrera agrícola culminada, un techo seguro y a su familia, para iniciar de cero.

El calvario de ser encarcelada

¿Cómo fue tu participación en la lucha cívica de abril de 2018?

Bueno mi participación inició desde las protestas de Indio Maíz, luego hicimos grupos con chavalas y chavalos para realizar actividades de jornadas de limpieza, luego de eso dejamos una pequeña estructura, ya organizada. Entonces cuando ya sucede lo de abril, nosotros ya teníamos esa conciencia despierta.

Cuando sucedió lo de las reformas y nos enteramos de las agresiones que estaban recibiendo los señores de la tercera edad, nosotros fuimos a hacer convocatorias, de manera autoconvocada para realizar protestas todos los días, hasta que decidimos organizarnos y conformar el Movimiento 19 de Abril Matagalpa (M19A), entonces ahí me mantuve de frente en todas las formas de protestas, como las marchas y tranques en Matagalpa, hasta el día de mi detención.

¿En algún momento durante tu participación cívica pensaste que serías encarcelada?

Sí, sí lo pensé, pero pensé que iba a quedar en Matagalpa, nunca pensé que iba a pasar tanto tiempo y yo dije, pues protestar es un derecho de todo persona ciudadana, entonces yo no lo miraba como una causa para que me secuestraran por tanto tiempo y que tampoco me iban a abrir todos esos procesos absurdos que me imputaron. Entonces yo dije “pues sí puede ser que puede haber una detención, pero no va a ser por varios días y va a ser en Matagalpa”, no llegar al extremo de violencia de derechos humanos.

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¿Durante tu tiempo apresada, consideraste que en algún momento acabaría la represión del régimen?

Sí, nosotras el tiempo que estuvimos detenidas sabíamos que aún había movilización por parte de personas que salían a protestar, sabíamos que aún habían manera de salir a la calle y expresar el descontento y exigir la liberación de nosotras y de nosotros en ese tiempo, entonces teníamos esa esperanza de que íbamos a salir, pero que cuando nosotros saliéramos iba a ser señal de que el régimen ya había sido derrocado, porque era la única manera de que nosotros íbamos a ver que ya había libertad, porque no lo mirábamos de otra manera. Pero pues salimos en otras condiciones.

Una vez excarcelada ¿Decidiste de manera inmediata irte al exilio, o lo habías pensado desde antes?

Cuando yo salí de la cárcel, el exilio no estaba siquiera en mis planes, no lo tenía pensado, pero al día siguiente de mi excarcelación yo participé en un piquete exprés, entonces yo no estaba dispuesta a renunciar a la lucha, yo iba a seguir activa en mis territorios y a nivel nacional, entonces estaba de manera directa y activa, eso fue en 2019, pero en 2020 yo no tenía planes, pero viendo la situación que el camino que habíamos pensado en abril, la ruta como decimos no la habíamos alcanzado y yo ya estaba cansándome emocionalmente de tantas decepciones y frustrada. Pero yo dije, el 2020 es el año que voy a dar para ver si hay algún cambio, para ver si se puede alcanzar el objetivo que teníamos antes.

Pero con el tema de la pandemia que también vino, comenzaron las nuevas limitantes y yo sentí que el tema de la represión, empezó a ejercerse más, entonces yo estaba encerrada por la pandemia y encerrada porque los paramilitares estaban afuera de mi casa, entonces me comenzaron a seguir, en moto, y entonces al no ver ningún cambio y pensar en 2021 un año electoral, yo dije ya no voy a poder vivir aquí, porque si ahorita me están agotando en 2021 ya no voy a poder ni respirar, porque ya tenía mis problemas de ansiedad, tenía pesadillas, además que mi hija sufría temor y preocupación de que yo fuera otra vez detenida.

Por eso decidí en 2021 no seguir aquí, porque no estaba dispuesta a que volviera a pasar ni ella, ni yo por esto.

¿Qué ha sido lo más duro de esa experiencia como exiliada?

Cuando yo me vine para acá, yo no tenía un lugar donde estar, solo dije me voy a ir y no teníamos un lugar asegurado, y eso fue bien difícil, porque uno dice hasta debajo de un puente uno duerme, pero cuando sos responsable de alguien, es distinto, entonces fue bien estresante porque dije y ahora cómo voy a hacer, pero encontré a alguien que nos dio dónde estar unos días, pero sabés que no podés estar mucho tiempo en la casa de alguien, porque generas gastos y le quitas espacio y privacidad a esa persona, entonces yo comencé a buscar trabajo y fue un poco difícil, aparte que los alquileres son muy caros y mi trabajo no me daba para pagar el lugar, entonces para mí eso fue lo más frustrante porque tenía muchas limitantes, y tenía que garantizar a ella un espacio.

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Es muy difícil dejar de hacer lo que te gusta y empezar a hacer algo que realmente no te gusta, yo antes de 2018 me dedicaba a la fotografía y soy agrónoma, pero al venir aquí tuve que aceptar el trabajo que salía, no tenés otra opción, es bien difícil, sentís que el tiempo va a pasar y vos no te desarrollas y se vuelve complicado de manera moral.

A pesar de ver que algunos de los excarcelados y exiliados que han retornado a Nicaragua, siguen bajo el asedio y persecución del régimen, ¿Has pensado en regresar a tu país?

La verdad que no, a veces si se me vuelve ese sentimiento creo que de nostalgia, y de ver cómo estar la situación allá y querer estar activa allá, a pesar del asedio y todo eso, pero vuelvo y recuerdo lo frustrante y desgastante que fue haber estado allá, por lo menos el 2020 fue un año terrible, entonces recuerdo cómo la pasé de mal, y pues no estoy dispuesta a regresar, porque sé que no hay garantía para vivir tranquila allá, así que no hay manera de regresar.

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La Lupa Nicaragua