Nantzin Sixta Pérez es una de las 200 nahuahablantes que habitan en El Salvador, y a sus 81 años se dedica a la conservación de la última lengua indígena viva en dicho país, el náhuat. «Nantzin» significa señora o madre, que es como se le conoce a las nativas de su comunidad y es de las últimas que quedan.

Ella es originaria del municipio Santo Domingo de Guzmán, antiguamente llamado «Witzapan» que en náhuat significa “río de espinas”, un lugar donde originariamente se hablaba este idioma, pero que con los años su uso ha disminuido. Y pertenece a una de las tres poblaciones indígenas salvadoreñas, cuyos integrantes son cada vez más escasos, los nahuas o pipiles.

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Desde hace más de 10 años, Sixta se dedica a enseñar el idioma a niños y niñas a través del programa infantil Cuna Náhuat. El náhuat, lengua únicamente hablada en El Salvador, está amenazada por la desaparición. La mayoría de las personas hablantes son de la tercera edad y las nuevas generaciones indígenas y mestizas solo hablan español.

Entre enero y febrero de este año, Sixta Pérrez creó el primer diccionario náhuat salvadoreño junto al proyecto Timumachtikan Nawat (Aprendamos Náhuat en español), y está recaudando fondos para la impresión de 2 mil ejemplares y su distribución para las personas que quieran aprender.

“Para los nahuahablantes es difícil que ya no se hable nuestro idioma. Son palabras antiguas que tengo en mi mente y en mi corazón”, dice Sixta en un video para recaudar fondos para el diccionario que elaboró.

Náhuat, idioma único en la región y poco difundido

El náhuat posee diferentes variantes dialécticas, así que el diccionario se centra solo en una llamada Witzapan. Es la que posee mayor número de hablantes que son 57 únicamente, según Timumachtikan Nawat.

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Además de las amenazas de desaparición del idioma por sus pocos hablantes, en El Salvador no hay programas estatales para la preservación del idioma, por lo que los colectivos indígenas son quienes mantienen su difusión.

Tampoco existe material documental sobre el idioma náhuat, y la poca bibliografía que existe fue realizada por personas extranjeras que no tomaron en cuenta a las personas nahuahablantes, así como los dialectos locales, de acuerdo con Héctor Martínez, creador de Timumachtikan Nawat.

Así que para Sixta y su comunidad es importante dejar documentada su lengua materna para que nuevas generaciones la aprendan. “Mi deseo es que más personas aprendan náhuat”, dice Sixta.

Por su parte, Martínez señala que “con la realización de este diccionario, por primera vez, se dignificará y reconocerá el saber de los abuelos nahuahablantes y se reconocerá la importancia que tiene el respeto a las variantes dialectales”. “Por eso es importante adoptar medidas de salvaguarda para la difusión y respeto de la lengua”, añade.

El trabajo de Sixta Pérez con la niñez desde hace años ha puesto en el ojo público la importancia de la conservación de las lenguas indígenas en El Salvador y sus culturas.

Desde la pandemia de COVID-19 en 2020 da clases virtuales, lo que permitió que más personas de diferentes edades y de diferentes nacionalidades se acercaran a este idioma.

También realiza videos enseñando a través del canal de youtube de Timumachtikan Nawat, que le ha dado mayor difusión a la temática y a las recaudaciones que están realizando.

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La Lupa Nicaragua