Al menos ocho grupos de mineros, desde mayo pasado, están realizando trabajos en la comunidad indígena La Laguna -ubicada cerca del municipio de San Ramón en Matagalpa- una actividad que amenaza las fuentes de agua, la destrucción de sus bosques y la biodiversidad de la zona.

Frente a los hombres que realizan esa actividad hay un grupo de aproximadamente 16 mujeres que rechazan la minería y denuncian que los foráneos están ocultando los peligros de la contaminación y destrucción de los recursos, indicando que “solo sacaran una piedritas de los túneles de las viejas minas existentes”.

“El problema es que somos unas cuantas mujeres las que estamos en contra de la minería, porque la mayoría como está recibiendo plata de ellos mismos, no se quieren involucrar en contra de la minería”, manifestó la lideresa Maritza Centeno González.

Aquí te mencionamos al menos cinco agravantes que destaca la lideresa sobre el peligro que representa la actividad minera en la zona de La Laguna.

Mujeres inseguras

Las mujeres de la pequeña comunidad no se sienten seguras, desde que en mayo pasado llegó un grupo de foráneos a realizar trabajos de minería en la zona, una actividad que además genera un conflicto socioambiental.

Desde que esos hombres llegaron a la comunidad, Ahira Pravia Hernández, de 34 años, no camina tranquila por las calles de su comunidad y tampoco se atreve a que su hija de 14 años ande sola por esos caminos rurales.

“Una pasa y la quedan viendo, son atrevidos porque le dicen vulgaridades a una como mujer, a mí dos veces me ha pasado y es horrible, eso es acoso y para mí no hay seguridad, tengo una niña de 14 años y un día unos tipos ahí me le dijeron cosas a la chigüina, se ponen a tomar y no respetan, entonces a ella no dejo que ande sola”, señala Pravia Hernández.

Daño ambiental

Con la llegada de los foráneos, que buscan oro en los cerros que rodean la comunidad, no solo la seguridad de las mujeres está en peligro, sino la de toda la población que habita en la  comunidad, donde hay más de 600 personas, debido al daño que se le causa al medio ambiente con los trabajos mineros, que producen un impacto negativo en el medio ambiente, denunció la lideresa Centeno González.

Las casas en esta comunidad están ubicadas en las laderas de los dos cerros que rodean el lugar, y casi siempre, las familias están expuestas a corrimientos de tierra por estar en una zona “vulnerable” y donde hay “abundantes lluvias”, afirma Centeno González.

Los hombres que participan en la actividad minera, según la lideresa, desde mayo pasado empezaron a cavar túneles en la montaña, poniendo en peligro a las familias y destruyendo los recursos ambientales de la zona, lo que podría causar catastróficas consecuencias a mediano y largo plazo.

“Los huecos en los túneles podrían recargarse de agua, porque además son zonas de recarga de agua por el tipo de material que ellas (las montañas) tienen, esas montañas tienen un material que llamamos arenon (…) Eso podría estar recargándose de agua y como están excavando al mismo tiempo están dejando la tierra suelta sin sedimento, donde tenga como asentarse, eso podría hacer que esos huecos se llenen de agua y luego crear derrumbe o deslaves que van a afectar en el futuro, tal vez no ahorita”, señala Centeno González.

Engañan a las familias

Los promotores de la minería, según la lideresa de esta comunidad, se valen de la pobreza de las familias para lograr que concedan el permiso de excavación en sus terrenos, es decir en el área de cultivo, donde producen sus alimentos.

“Está demostrado que cuando uno sustrae los minerales de la tierra, la tierra queda desminaralizada y no apta para dar cosecha, entonces como la gente lo ve fácil y están con los pies para arriba mientras los mineros extraen, pero les dan una tontera que es el 20% de todo el material que extraen de su parcela, están abusando de la dignidad de la gente”, manifestó Centeno González.

Mano de obra infantil

Además de que ocultan los peligros de la contaminación y destrucción de sus recursos, recientemente, la lideresa constató que los mineros están contratando mano de obra de menores de edad, quienes no usan ningún tipo de protección y “ninguna garantía tienen”.

“Son jovencitos de 13, 14 y 15 años y los contratan para cargar sacos que pesan hasta cien libras de piedras por 30 córdobas (…) Cualquier situación de derrumbe, ahí se quedan aterrados los chavalos”, señaló.

No muestran permiso

Centeno González sostiene que la actividad minera en La Laguna y el resto de comunidades de Yasica Sur es ilegal, por desarrollarse en tierras indígenas.

Además, viola el consentimiento previo, libre e informado establecido en instrumentos internacionales como el Convenio 169 de Organización Internacional del Trabajo sobre pueblos indígenas y tribales, el cual aborda los derechos de las comunidades sobre su territorio y es reconocido por el gobierno de Nicaragua.

“No hay nada claro en todo este proceso. Están comprando a todo el mundo”, denunció Centeno González.

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