Mi primera vez en una sex shop: Descubriendo nuevas formas de conseguir placer
Te contamos algunos de los juguetes que puedes encontrar, precios y algunas experiencias que han tenido quienes dirigen este tipo de negocios

Te contamos algunos de los juguetes que puedes encontrar, precios y algunas experiencias que han tenido quienes dirigen este tipo de negocios

A mis 28 años nunca habĂa entrado a una sex shop, no porque alguien me lo prohibiera de forma directa sino porque no me habĂa surgido tal idea o ganas de experimentar, pero, con el fin de llevarles este texto, hace unas semanas fue mi primera vez. Estuve casi 20 minutos y conocĂ cosas que no tenĂa idea que existĂan.
Antes de entrar a la plaza JDC de Managua, donde se ubica la tienda Erotic´x, que tiene más de 15 años ofertando juguetes sexuales y lencerĂa, un vigilante me abordĂł para preguntar dĂłnde iba y sin más le respondĂ diciendo el nombre del local. El hombre me vio de una forma inquisidora y señalĂł la tienda sin hacer ningĂşn comentario.
La tienda está ubicada en un segundo piso. Subà las escaleras y al llegar a la puerta repasé con la mirada todo el frente porque, pese a que el lugar es de paredes frontales de cristal, está cubierto con cortinas que dificultan saber si están atendiendo.
EntrĂ© y para mi tranquilidad no habĂa nadie más que el vendedor, porque, aunque soy una mujer totalmente independiente, algo dentro de mĂ pedĂa justamente eso, que estuviera sola y no me fuera a topar con alguien conocido. Supongo que mis pensamientos hacĂan eco a lo demonizado que están estos lugares, los juguetes sexuales y toda posibilidad de exploraciĂłn de nuestros cuerpos, ya que desde que somos pequeñas nos enseñan que es cochino o sucio explorarnos.
La tienda es bastante surtida y se aprovecha el pequeño espacio que tiene, calculo que mide unos 5*5 metros, junto con una división a lo interno, que para los que llegamos por primera vez si no nos dicen que ahà hay más productos pues no ingresamos.
La persona que me dio la bienvenida al lugar era un hombre, de quizás más de 40 años, estatura promedio, recio, de barba y bastante callado para ser un vendedor, ya que prácticamente le saqué alguna que otra información, como dice el buen nicaragüense, a cucharadas, y cuando entré solo se quedó sentado junto a su escritorio y me dejó recorrer la tienda sin consultarme qué buscaba.
AprovechĂ© esa tranquilidad de no tener a alguien detrás de mĂ y empecĂ© el recorrido viendo los productos de la primera vitrina, ubicada justo a la izquierda de la puerta de ingreso, y habĂan lubricantes de todos los sabores, colores, de agua, de silicĂłn, vaginales y anales, que para mi presupuesto eran bastante caros, la mayorĂa pasaba de los 15 dĂłlares, y eran envases de poco más de 15 mililitros. TambiĂ©n tenĂan, aunque quizás solo funcionarĂan para un encuentro sexual, bolsas de lubricantes de cerca de 1 o 3 mililitros a un precio de entre tres y seis dĂłlares.
Estando en ese punto, consulté al vendedor cuáles eran los lubricantes más buscados y los que recomendaban en la tienda, y me respondió que algunos clientes buscaban más los lubricantes que son a base de agua por la versatilidad y porque no causan alergias, aunque rescató que los de silicón funcionan bien, pero su desventaja es que no se pueden usar con juguetes de ese mismo material. Además, me aclaró que los anales son más espesos justamente para facilitar más la penetración de esa área.
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SeguĂ revisando lo que ofrecĂan y lleguĂ© al área de lencerĂa de hombre y de mujer, entre las que encontrĂ© mallas, vestidos ultracortos y bastante transparentes, y utilerĂa como sogas, esposas, arneses y pinzas para pezones. El vendedor, aunque seguĂa en su escritorio, sentado y revisando su celular, de vez en cuando me volvĂa a ver y en esos momentos aprovechĂ© para preguntarle sobre precios y tallas de lencerĂa, que la mayorĂa son tallas Ăşnicas, y sus precios sobrepasan los 20 dĂłlares.
AvancĂ© y me encontrĂ© con el área de juguetes de parejas, muchos de estos eran vibradores de baterĂas, recargables, a control remoto, con precios de más de 30 dĂłlares, entre ellos uno de los más buscados, segĂşn el vendedor, el anillo de pene, que trae un par de vibradores que estimulan a la mujer en su clĂtoris y al hombre en los testĂculos. TambiĂ©n, habĂan estimuladores de prĂłstata y “bolas de entrenamiento del piso pĂ©lvico”, las cuales tienen la funciĂłn de entrenar nuestros mĂşsculos para experimentar orgasmo más intensos y evitar incontinencia urinaria.
Junto a los juguetes de pareja además habĂa vibradores para mujeres u hombres que están empezando a usar este tipo de productos. El vendedor me explicĂł que uno de los más utilizados es la “balita”, que se llama asĂ justamente por su forma, aunque el tamaño en realidad es mayor, calculo entre cuatro y ocho centĂmetros. Terminando de revisar los productos de ese espacio, y para despistar un poco que justamente era una periodista la que estaba en el local, me acerquĂ© al escritorio del vendedor, que está junto a una pared llena de agrandadores de pene, que son unas especies de succionadores donde el hombre introduce su genital y lo bombea, y le dije que me iba a comprar algunos de los lubricantes de bolsitas, mientras un dĂa decidĂa optar por algĂşn juguete. Pero, para mi sorpresa, habĂa más por recorrer.

El vendedor me animĂł a pasar a la divisiĂłn que les mencionĂ© al inicio y pues ahĂ era otro mundo. HabĂan cuatro paredes repletas de vibradores con formas de pene de todos los tamaños, grosores, colores, formas y funciones, entre estas: penetraciĂłn con vibraciĂłn, doble penetraciĂłn, anal y vaginal, penes de doble glande, penes con vibrador superior para estimulaciĂłn de clĂtoris, en fin, toda una gama para todos los gustos y necesidades. Sin embargo, los precios son -a mi juicio- elevadĂsimos, pues fácilmente pueden ser un mes de arriendo para alguien con el salario mĂnimo de Nicaragua, ya que rondan entre 60 y hasta más de 150 dĂłlares.
En otras tiendas de juguetes sexuales, con menos años en el mercado pero posicionadas bastante bien en redes sociales, encontrĂ© productos con precios menores a los 50 dĂłlares. La sexshop Pussy Power es una de las propuestas. Carla GarcĂa, comunicadora social y experta en Marketing, es su propietaria y explicĂł que parte de los valores de su negocio es que «placer debe estar disponible a todos los bolsillos», por lo que tienen juguetes o estimuladores desde los 12 dĂłlares hasta, como máximo, 50 dĂłlares.
GarcĂa explicĂł, en entrevista con La Lupa, que Pussy Power fue lanzado en enero de 2021, un tiempo despuĂ©s de que tuvo su primer vibrador, una balita, que justamente fue regalado, ya que, detalla, cuando tenĂa 30 años intentĂł comprárselo con sus recursos y no pudo, pues la mayorĂa de las tiendas más antiguas del paĂs los ofertan a precios bastante elevados para su entonces situaciĂłn econĂłmica.
“A los 30 años no conocĂa los orgasmos ni de mi cuerpo ni que uno como mujer puede llegar al orgasmo a travĂ©s del clĂtoris. No me masturbaba, siempre decĂa que yo no sentĂa nada, que eso no me gusta, porque de toda la vida a uno siempre le enseñan, implĂcitamente, que las mujeres no se tocan… pero en ese tiempo tuve a una pareja que me regalĂł un vibrador, aunque al inicio no aceptĂ© el regalo y me fui a buscar uno, no querĂa que alguien más me regalara mi primer vibrador, entonces, coticĂ© en tiendas que aquĂ en Nicaragua son como las más viejas, las más antiguas de traer juguetes, pero resulta que se me iba como medio salario en eso. Mi economĂa no daba para eso, ni 70 ni 80 ni 150. Me pareciĂł exagerado y ni modo, tuve que dar mi brazo a torcer y permitĂ que me regalaran mi vibrador”, relatĂł.
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Afirma que despuĂ©s de utilizar por primera vez su vibrador, entender que podĂa conseguir placer por su propia cuenta, a travĂ©s de la estimulaciĂłn de su clĂtoris, y saber que muchas mujeres tenĂan su mismo problema, empezĂł a hacer un sondeo sobre quĂ© publicaban las tiendas de juguetes sexuales, y vio la posibilidad de aportar algo más en ese sector con sus conocimientos. RenunciĂł a su empleo en una agencia, a finales de 2020, y junto a su pareja montĂł su emprendimiento.
Pussy Power, actualmente, tiene la mayor parte de sus ventas a travĂ©s de Instagram y hacen envĂos a todo el paĂs. TambiĂ©n tienen un estante en Casa Madre, ubicada en la Colonia CentroamĂ©rica, en Managua, donde ofrecen una pequeña parte de sus productos y han notado la vergĂĽenza que muestran algunos hombres y mujeres al atreverse a buscar un juguete sexual.
“En tienda fĂsica, segĂşn me ha contado mi amigo el que atiende el colectivo Casa Madre, llegan varios tipos de personas: el que llega, da una vuelta por todo el colectivo, ve aquĂ y allá y de repente se van a la esquina de Pussy Power, que está en una esquinita, agarran las cosas disimuladamente, compran y se van; otros llegan, tocan y no compran nada; y otros que llegan directo al puesto compran y se van, pero siempre hay aquella vergĂĽenza de comprar un juguetito», indicĂł Carla.
RecordĂł que en una ocasiĂłn uno de sus amigos, que habita en la Colonia CentroamĂ©rica, llegĂł a Casa Madre a buscar un juguete de estimulaciĂłn anal, pero en el local se encontrĂł a una vecina y decidiĂł comprar otra cosa. «SaliĂł corriendo y no se llevĂł el juguete, pero, posteriormente me escribiĂł en lĂnea y lo pidiĂł por delivery porque tenĂa vergĂĽenza que la vecina lo viera comprando eso”, relatĂł Carla.
La propietaria de Pussy Power detallĂł que la mayorĂa de sus clientes, un 90%, son mujeres y el resto hombres, “que compran para sus parejas o mĂnimamente para ellos”.
Además, resaltĂł que en el caso de los hombres, heteros o sexualmente diversos, buscan «duchas anales, estimuladores de prĂłstata, anillos de pene, masturbadores», mientras que las mujeres, incluso las sexualmente diversas, «compran vibradores, la mayorĂa juguetes de penetraciĂłn, uno porque la gran mayorĂa de mis compradoras tienen la misma ignorancia que yo tenĂa y cuando buscan un juguete, buscan penetraciĂłn, porque no conocen su cuerpo, no conocen del clĂtoris, no se masturban, siempre están buscando un juguetito que cumpla el rol de penetraciĂłn más allá de la estimulaciĂłn del clĂtoris”, apuntĂł.
A la vez, explicĂł que todos sus clientes tienen en comĂşn su preocupaciĂłn por el empaque y siempre le piden que sea discreto, que lleguen a una hora o a un lugar donde ellos lo puedan recibir el paquete en persona.
Carla resaltó que parte de los plus de su tienda, sobre todo la virtual que es atendida por ella misma la mayor parte del tiempo, es que no venden un juguete sin explicar cómo se usa. También, destacó que cuando saben que la persona es nueva buscando estimuladores y pide recomendaciones, comienzan un trabajo de educación sexual para que compre de acuerdo a sus necesidades.
«Se le pregunta si se masturba, si sabe dĂłnde está su clĂtoris, si sabe si le gusta la penetraciĂłn, o solo estimulaciĂłn, ahĂ se da una charla bien bonita y sobre todo la variedad de precio que mantengo, trato de que con 26 dĂłlares se pueden llevar una balita vibradora fantástica de estimulaciĂłn interna, que para mĂ es mi favorita porque con esa me iniciĂ© y siempre la recomiendo de entrada para todas las mujeres que buscan por primera vez un juguete y que nunca han tenido un orgasmo a travĂ©s de la masturbaciĂłn”, afirmĂł.
En Erotic´x, aunque no comprĂ© ningĂşn juguete sexual, aprendĂ la funciĂłn de varios de los productos que ofrecen y que nunca habĂa visto, y, al final, para no irme con las manos vacĂas me llevĂ© un par de lubricantes a base de agua.
