Francheska del Castillo Sandoval mueve sus manos con rapidez. De un signo a otro, responde las preguntas de manera ágil y precisa. Involucra no solo sus manos, sino también sus brazos y gestos de su cara. Ella es sorda y habla en la Lengua de Señas Nicaragüense (LSN) o Idioma Señas Nicaragüense (ISN). Su mamá, Carmen Sandoval es la que interpreta sus respuestas.

“Es muy importante aprender la lengua de señas porque eso permite la comprensión de los sentimientos, los pensamientos y todo lo que los sordos quieren dar a entender. Si desconocemos su lengua, va a ser siempre lo mismo. Los sordos a un lado y los oyentes comunicándose”, interpreta Carmen, mientras Francheska se comunica a través de todo tipo de señas.

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Ese es el objetivo de Fransheska, que más personas oyentes puedan comunicarse con las personas sordas. Comunicación. Para hacer ese signo, Francheska imita la letra “c” con sus dos manos, las pone alrededor de su boca y las mueve hacia adelante y hacia atrás.

Hace dos años brinda cursos virtuales en los que enseña la LSN en dos niveles, el básico y el intermedio. Y divulga información sobre esta lengua y las personas sordas a través de su página en Instagram “lsn_virutal”.

Estos cursos iniciados en la pandemia de COVID-19, han tenido un gran interés por cientos de personas en todo el país. Durante este tiempo, Francheska calcula que ha tenido más de 250 estudiantes, y cada vez que abre un grupo se unen más.

“Esto es para que doctores, psicólogos y personas de otras profesiones también puedan comunicarse con las personas sordas. Por ejemplo, los sordos también necesitan un abogado”, interpreta Carmen.

Además de aportar un espacio de aprendizaje, Francheska de 23 años, también realiza los cursos como una forma de generar ingresos. Hace unos años comenzó a estudiar odontología con la ayuda de su mamá, quien le interpretaba las clases, pero no fue sostenible en el tiempo, así que lo tuvo que dejar.

Con los cursos, profesores de universidades podrían tener estudiantes sordos y sordas, y comunicarse para dar clases como lo harían normalmente con estudiantes oyentes. 

Carmen indica que algunas universidades cuentan con profesores que hablan la lengua de señas, pero no están en todas las carreras. Así que si una persona sorda se quiere profesionalizar, tendría que estudiar una carrera que cuente con un intérprete, no necesariamente la carrera que desee.

Problemáticas así se enfrentan diariamente las personas sordas, ya que la LSN no es tan divulgada en Nicaragua, y solo ocasionalmente el Ministerio de Educación abre cursos para su enseñanza, de acuerdo a anuncios de su página web. Por lo que muy pocas personas oyentes pueden comunicarse a través de la LSN.

“Este tema es muy importante para ayudar al desarrollo de la comunidad sorda en nuestro país”, dice Francheska.

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Aprender por cuenta propia es otra estrategia que realizan las personas que están interesadas en aprender la LSN, porque tienen un interés personal o porque tienen un familiar sordo. Así lo hizo Carmen Sandoval cuando se dio cuenta que su hija era sorda. 

Al principio ella aprendió algunas palabras básicas en la escuela de Francheska, pero al no ofrecer cursos para personas oyentes, ella buscó otros espacios donde enseñaran, que principalmente eran en grupos religiosos. Posteriormente, Carmen creó su propio grupo en la iglesia para enseñar a otras personas.

“Para mí fue fácil porque tenía un interés muy grande que era poder comunicarme con mi hija”, señala Carmen.

Se necesitan más espacios de aprendizajes

A pesar que el Estado de Nicaragua está comprometido a garantizar la educación de la LSN, según la la Ley del Lenguaje de Señas Nicaragüense (Ley 675), todavía falta trabajar muchísimo más en su divulgación, para conseguir una integración efectiva de las personas sordas, señala “Claudia”, profesora de LSN.

Si bien el MINED brinda cursos para que profesores aprendan la LSN, estos son esporádicos y reducidos. “Se supone que el MINED debe integrar todos los años a más intérpretes de LSN, pero yo no los miro”, dice.

El artículo 12 de la Ley 675 indica que uno de los compromisos del Estado nicaragüense es la formación de intérpretes; y el artículo 14 asigna una partida presupuestaria de C$250 mil córdobas para financiar las formaciones y capacitaciones. Una partida presupuestaria asignada en 2009 y que no se ha actualizado en 13 años. 

Son organizaciones sociales y grupos religiosos los que se dedican mayormente a la enseñanza de la LSN. Con una población de más de 15 mil personas sordas, según el Mapa de Salud de Nicaragua del Ministerio de Salud, es necesario crear más espacios de aprendizaje, indica Claudia.

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“Si yo tengo un familiar que es sordo, no tengo donde aprender para poder comunicarme con él. Los cursos que hay del gobierno, son mayormente dirigidos a profesores o profesionales. Pero yo, una mujer del barrio que tiene un hijo sordo ¿Dónde aprendo la lengua de señas? Es necesario enseñar a las personas de la comunidad”, expresa.

Mientras tanto, Francheska del Castillo continúa con su proyecto para que más personas aprendan. Su próximo objetivo es contar con un espacio físico para poder enseñar en todas las modalidades y facilitar la comunicación. En su cuenta de Instagram también brinda información sobre doctores y otros profesionales que hablan LSN y pueden atender a personas sordas.

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