Fátima Bravo: “Es importante ver al pasado y trabajar nuestra historia de vida”
En Nicaragua a las personas se les enseña a olvidar las experiencias traumáticas y seguir adelante, pero la psicóloga apuesta por mirar al pasado y atender las heridas.
En Nicaragua a las personas se les enseña a olvidar las experiencias traumáticas y seguir adelante, pero la psicóloga apuesta por mirar al pasado y atender las heridas.
En Nicaragua todavía persisten mitos sobre las personas que asisten a terapia psicológica para trabajar su historia de vida. En la cultura nacional, a las personas se les enseña a dejar el pasado atrás, a olvidar las malas experiencias y a actuar como si nunca hubieran ocurrido.
El dicho popular “no hay que remover las aguas sucias” describe la visión que tienen las personas sobre trabajar sus historias. Sin embargo, esto solo mantiene los traumas personales y generacionales y los acarrea durante mucho tiempo, afirma la psicóloga Fátima Bravo.
Lee: Ana Rodríguez: «Sin salud mental, no tenemos nada»
Por eso, es necesario trabajar las historias personales y lograr ver el pasado de otra manera, invita la especialista. «A las personas no les gusta el pasado y nos han enseñado que no lo debemos escuchar y lo debemos olvidar, pero las bases de nuestra vida están ahí», explica Bravo.
Además de mejorar la salud mental, trabajar la historia personal tiene un impacto positivo en la vida de las personas y sus cercanos.
“Por ejemplo, si es una mamá la que hace un proceso psicoterapéutico, lo que ella aprenda también lo va a transmitir a sus hijos e hijas. Así que se rompe una cadena de generaciones que no atienden su historia”, señala Bravo.
Acariciando mi historia es el nuevo espacio terapéutico de la psicóloga Fátima Bravo para invitar a las personas a iniciar un proceso terapéutico. De acuerdo con ella, en Nicaragua es necesario una cultura que trabaje la salud mental, la gestión emocional y todas las áreas psicológicas de las personas.
En entrevista con La Lupa, Bravo explica la importancia de “volver hacia el pasado para estar mejor en el futuro y disfrutar el presente”.
Acariciando mi historia es un espacio donde brindo pautas para que las personas puedan hacer pausa en sus vidas y que encuentren elementos que les permitan saber cómo están hoy.
Es el reencuentro con el pasado. Culturalmente se nos enseña que el pasado no lo debés escuchar, lo debés olvidar, no lo debés de atender. Nos dicen que lo importante es seguir con la vida y estar en el presente, pero las bases de nuestras vidas están ahí.
El pasado es lo que más conocemos de nuestra historia porque el presente lo estamos viviendo apenas. Pero el pasado es una experiencia que ya tuvimos y podemos darles diferentes relecturas, especialmente si tuvimos experiencias que nos afectan en la actualidad.
También: Leonor Zúniga: “Madelaine es sobre quién sos cuando estás en el exilio”
¿Por qué una caricia a mi historia? Porque la persona presta atención a lo que ha vivido. Al contrario de rechazarlo y negarlo, que es como se nos educa, empieza a escucharlo con suavidad. Es decir, veo mi historia, pero poco a poco, que es lo que indica la suavidad.
Generalmente una persona trabaja su historia cuando se da cuenta que un evento en su vida necesita ser sanado. La persona dice “ante esto que estoy viviendo, necesito verlo de otra manera y compartirlo con alguien más que me ayude”.
El inicio siempre lo tiene la persona. Para esto estamos los profesionales de la salud mental, en este caso, un psicoterapeuta. A nivel profesional se le llama el motivo de consulta, luego se establecen objetivos y metas, que se acompañan de herramientas, ejercicios y actividades.
Lo importante de todo esto es que la persona se empieza a escuchar, se reencuentra con ella misma y se enfrenta a esto que no quería ver, pero desde un espacio seguro. Se sacan estos temas y experiencias que la persona se ha guardado durante años y comienza a darle diferentes miradas que pueden ser enriquecedoras.
Hay experiencias que marcan la vida de las personas y cada persona puede identificar su propia marca. Si es el caso de una experiencia traumática, vas a evitar recordarla para no volver a vivir ese dolor; pero si lo evitas toda tu vida, no la vas a poder soltar y vas a vivir encadenado a ella.
Sin embargo, cuando te acercas desde otros ángulos, atendés ese dolor y lo dejas fluir, esa experiencia traumática ya no va a tener ese mismo efecto en vos y va a ser muy liberador para tu vida. Esa experiencia ya no va a tener el mismo impacto.
Esto también puede generar cambios positivos en tu dinámica familiar y social. Por ejemplo, si es una mujer que tiene hijos y no tiene una buena valoración de sí misma o de su belleza, pero después logra trabajar su historia de vida, va hacer que sus hijos se conceptualicen de buena manera y se valoren desde otros aspectos que ella descubrió y pudo potenciar en el proceso terapéutico.
Desde que estaba en la carrera, le decía a mis compañeros que era necesario y valioso que las personas hiciéramos procesos psicoterapéuticos, porque hay situaciones que en su momento no las atendimos o les hicimos frente con las herramientas que teníamos.
Lee: Depresión, una enfermedad silenciosa: «Me salvó pedir ayuda»
Pero también veo que en nuestra realidad carecemos de una educación emocional y por eso es importante. A mí me gusta preguntarle a la gente si en sus casas alguna vez les hablaran sobre las emociones y casi siempre me dicen que no. Es un tema escaso. Considero que uno de los aspectos que toda persona puede fortalecer es el aspecto emocional.
Otro aspecto son las estrategias de afrontamiento, que son elementos que siempre usamos para darle la cara a la vida, como decimos los nicaragüenses. Sin embargo, hay que hacerlo de una manera más saludable, porque las personas pueden afrontarlo olvidándolo, pero la clave no está en olvidarlo, sino trabajarlo, atenderlo y darle la cara.
Yo he trabajado mi historia y ha sido crucial, importante y enriquecedor como persona. Por eso digo que es necesario. También cuando una persona trabaja su historia casi siempre va a invitar a otras personas a hacer lo mismo y a promover el tema.
A nivel psicológico el olvido es visto desde algo que no es relevante o importante. Pero también es un mecanismo de defensa. Muchas veces consideramos que evitar algo, va hacer que no nos afecte y no es así.
No solo es porque no lo quieren sentir a nivel emocional, sino también porque no quieren tener reacciones en sus cuerpos producto de esa situación. Hay personas que se sienten cómodas evitando situaciones para no escuchar a su cuerpo. La gente dice “no hablés de eso” porque pueden verse removidas por situaciones similares, así que anulan todo lo que sienten.
A nivel social el atender el pasado o atender tu historia está asociado a estigmas de estar enfermo mentalmente. Ir a terapia psicológica es igual a estar “loco” y la locura está estigmatizada. La gente relaciona la locura con personas que tienen bajo control de impulsos, personas fuera de la realidad o personas dependientes.
Hay un todo un estigma sobre los trastornos mentales, pero eso es otro tema y es muy diferente. Es diferente ir a terapia por un trastorno mental a ir a terapia para atender su historia de vida, porque son otros aspectos los que interfieren.
Atender situaciones y experiencias significativas de tu vida no es estar enfermo como la gente piensa. Es decir “mi vida es importante, es valiosa para mí y por eso quiero conectarme con ello”.