Para la cineasta documental, Leonor Zúniga, filmar a la activista Madelaine Caracas en su primer año de exilio en Costa Rica en 2019, significó observar su propia historia de exilio y profundizar en ella.

Madelaine, nombre de su último corto documental, aborda la historia de la activista estudiantil que leyó los nombres de los primeros asesinados en las protestas antigubernamentales de 2018, durante el primer diálogo nacional frente a los dictadores: Daniel Ortega y Rosario Murillo. Esta acción la llevó a tener que huir del país para evitar ser encarcelada injustamente por el régimen, únicamente por exigir justicia.

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Sin embargo, el exilio le arrebató todo lo que tenía en ese momento, incluso el arte, una de las grandes pasiones de Madelaine. Pero con la cámara y dirección de Zúniga, la cineasta siguió a la joven de 19 años que, poco a poco se va adaptando a su nueva vida en un país extraño y que lentamente se va reencontrando con su viejo amor, la pintura.

Zúniga es una cineasta documentalista, socióloga y activista, conocida por diversas películas de alto impacto social, entre ellas Exiliada (2018). También es cofundadora y directora creativa de CaLe producciones.

Madelaine forma parte de una serie documental producida por el nicaragüense Roberto Guillén, fundador de la productora Tres Felices Tigres, que aborda las historias de artistas nicaragüenses en el exilio.

El corto fue estrenado en el 2023 San Diego Latino Film Festival y fue seleccionado para ser presentado en el Philadelphia Latino Film Festival en este año. Se espera que en el futuro pueda ser transmitido en línea para que las personas nicaragüenses también puedan verlo.

En entrevista a La Lupa, Leonor Zúniga cuenta la experiencia de grabación, los retos que enfrentó como cineasta y su sentir personal respecto a la historia de Madelaine.

Fotograma de Madelaine.

La historia de una joven que enfrenta el poder

¿Qué momentos captura este corto?

Este corto fue filmado en 2019 y sigue a Madelaine Caracas durante tres meses en su primer año de exilio en Costa Rica.

El corto es un documental muy íntimo y cercano a ella, que hasta ahora ha sido mi estilo de cine documental. Sigue la historia mientras se prepara para su primera exhibición de arte y vuelve a pintar por primera vez después de un año desde que inició la Rebelión de Abril.

¿Cómo fue retratar las experiencias y vivencias de Madelaine?

Filmar a Madelaine fue, dentro de muchas cosas, como un espejo porque yo también estaba en mi primer año de exilio y ella también. Yo la filmaba a ella, a través de eso iba explorando las cosas que a me conmovían o me parecían interesantes porque me tocaban. Eso era lo que me iba guiando para conseguir la historia.

Por esa razón el tema del documental tiene que ver con la crisis de identidad que te genera el exilio, ya que era lo que exploraba con Madelaine. A través de esa exploración con ella, exploraba mi propia crisis.

Esto tiene que ver con buscar quién sos vos cuando perdés todos los referentes de vida. Si perdés tu carrera, tu trabajo, si no podés estar con tu familia, estar en tu país o en tu cuarto, entonces ¿Quién sos vos? Eso es lo que te obliga el exilio, a replantearte quién sos cuando todos tus referentes desaparecen.

Para mí fue un honor poder filmar a Madelaine, siendo ella una figura tan relevante y simbólica dentro del movimiento estudiantil. Pero al mismo tiempo tuve la oportunidad de retratar a una mujer joven, porque en ese momento era una chica de 19 años, y eso nunca lo perdí de perspectiva.

En el caso de Madelaine, lo que me llamaba mucho la atención es el contraste entre la figura pública que la gente conocía y el mundo íntimo de ella, donde en realidad era muy vulnerable y estaba luchando por recuperar quién era ella.

¿Qué retos se te presentaron en el proceso?

Para mí el principal reto es que era la primera vez que hacía un documental cuya idea original no era mía, sino de alguien más. A mí me comisionan para hacer y dirigir este documental.

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El principal reto era encontrar la historia y dirigirla, encontrar la mirada cinematográfica de esta historia. Roberto Guillén que es de la productora Tres Felices Tigres estaba trabajando en una serie documental sobre artistas en el exilio, y como faltaba el tercero y último, él quería que fuera sobre Madelaine.

Una cosa es que el documental sea sobre alguien y la otra es encontrar la historia sobre ese alguien. A mí particularmente no me gustan los documentales biográficos que están muy preocupados por darte información sobre alguien o mostrarte un orden cronológico.

Me interesa que siempre haya una historia, es decir, que haya una búsqueda de esta persona en el presente, que haya un elemento inesperado en el que yo vaya a descubrir junto a esta persona algo que tiene que suceder. Para mí ese era el reto principal: cuál es el tema de la película y cuál era la búsqueda.

Entrevistando a Madelaine me di cuenta que el tema era quién soy yo cuando pierdo mis referentes, mi país, mi familia, mi casa, mi cuarto. La búsqueda de Madelaine se da a través de esta aventura de si va hacer o no su primera exhibición de arte, si va a volver a la pintura o no, si después de un año de la Rebelión de Abril va a recuperar una parte de sí misma.

Después la edición fue un reto porque comenzamos a editar cuando empezó la pandemia y eso atrasó mucho el proceso, pero por suerte logramos terminar.

¿Por qué es importante contar este tipo de historias?

Lo importante de contar estas historias es la memoria. El cine es nuestra memoria como decía Patricio Guzmán, es nuestro álbum de fotografías. En Nicaragua puede tener un rol muy importante porque logra capturar los aspectos emocionales de la injusticia, como lo llamo yo. Aportan a la memoria, a la verdad, al relato sobre quiénes somos, quiénes fuimos y quiénes podemos ser, desde un lugar distinto al periodismo, la investigación y los derechos humanos.

Para mí, la historia de Madelaine es la historia de lo que significaba ser joven en Nicaragua en 2018. Todo lo que tiene que pasar una chica de 19 años como Madelaine por haber participado en una protesta, que lo que quería era proteger una reserva; lo que significa para su vida; lo que el poder le hace a los jóvenes; y cómo las y los jóvenes resisten. Captura la historia de ese momento en Nicaragua.

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Sin proponérmelo demasiado pero de forma consistente, he hecho documentales que explora la vida de mujeres que son figuras públicas y las exploro desde el mundo privado, en contraste con lo público, con una mirada íntima y cercana.

Eso me interesa muchísimo sobre todo con las mujeres. Lo que pasa es que hay un contraste muy fuerte entre la imagen pública, lo que se exige de las mujeres afuera y los dramas que ellas viven dentro.

¿Cómo fue el recibimiento del documental en su estreno?

No pude ir al estreno del documental porque acabo de tener un bebé, pero sí recibí comentarios de colegas cineastas. Me dijeron que la película les causó un impacto, que se quedaron con ella durante el día, la recordaban y volvían a ella porque todavía la estaban procesando. El documental tiene una contundencia emocional que te lleva a ponerse a los pies de una chica que lucha contra el poder.

Además del Latino Film Festival, donde se estrenó, nos dijeron que fuimos seleccionados para presentarlo en el Filadelfia Latino Film Festival. Así que estamos contentos por eso.

Vamos a esperar confirmaciones de otros festivales. También esperamos que en algún momento con mayor seguridad, podamos presentarlo en Internet y que sea accesible para el público que está en Nicaragua.

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