“Año nuevo, vida nueva” dicen las personas. Los inicios de años son momentos donde las personas comienzan nuevos ciclos, se trazan metas y se proponen cambios en sus vidas. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, muchas veces los objetivos se van desfigurando y muchos descontinúan los planes que tenían en mente ¿Cómo evitar que esto suceda y se alcance con éxito las metas cuidando nuestra salud mental?

La Lupa conversó con Ana Rodríguez, psicóloga y terapeuta con enfoque de género, quien brinda una serie de recomendaciones para iniciar este 2023 de la mejor manera y seguir con los objetivos propuestos adelante durante el resto del año.

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En esta entrevista, Rodríguez también pone en el foco la salud mental como un aspecto esencial a trabajar, indicando actividades sencillas que todas las personas pueden seguir. Y comparte consejos especialmente a las mujeres sobre áreas de su vida que pueden fortalecer este año, tal como la autonomía y el establecimiento de límites.

“Sin salud mental, no tenemos nada”, expresa Rodríguez.

“Debemos enfocarnos en el proceso de las metas, no solo resultados”

¿Cómo las personas pueden iniciar el año nuevo?

Siempre es importante hacer una evaluación desde las distintas áreas de nuestras vidas. En esta evaluación, más allá de hacer juicios críticos, analizo si las cosas que hice estuvieron de acuerdo con mis valores, si me hicieron sentir bien o no, si fue agradable o desagradable. 

Cuando inicia un año nuevo, mucho fira en torno a las metas que tenemos a nivel físico, como inscribirme en el gimnasio, y las metas laborales, como tener un mejor trabajo o mayores ingresos económicos. Pero no hay que perder de vista metas relacionadas a la salud mental.

Es importante aprender a vernos como seres integrales. Al hablar de las metas debemos tener la visión integral de nosotras y nosotros y plantearlas desde ahí. También que estas metas sean enfocadas en el proceso, no solamente en los resultados.

Una de las principales metas que propongo es cambiar el paradigma de cómo nos observamos y de cómo percibimos la relación que tenemos con nosotras mismas. Especialmente las mujeres nos debemos preguntar cómo estamos en el tema de la autonomía, la independencia y el establecimiento de los límites.

En esto último, debemos ver los límites laborales, en las relaciones personales, con los vínculos, con los excesos y con las cosas que nos hacen falta. Por ejemplo, muchas veces por trabajar mucho dejamos de comer y se anulan un montón de actividades.

Al tener un enfoque integral podemos decidir qué queremos en este nuevo año. Al hacer la evaluación hay que mirar en qué áreas requiero seguir trabajando y siempre enfocándome en el proceso, no solo en los resultados.

¿Cómo alcanzar esas metas que la gente se propone y no abandonarlas en el tiempo?

A veces hago la analogía de que somos un vehículo y necesitamos mantenimiento todo el tiempo. Mantener un proceso requiere de mucha voluntad y es un tema decisivo. Tiene que ver más con la psique, más que la cuestión física.

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Para alcanzar las metas hay que buscar apoyo y las fortalezas interiores. Si buscamos las fortalezas que tenemos, hay que identificar cuáles queremos seguir trabajando.

Por ejemplo, si me hace falta disciplina, voy a buscar apoyo para conseguir motivación de afuera. Esto significa ver quiénes me pueden ayudar en el proceso, quiénes me pueden alentar y establecer cada cuánto voy a verificar mi progreso. Para esto hay que poner objetivos reales y concretos. De metas cortas se va construyendo todo el camino y hay que disfrutar ese camino.

Si no cumplo los objetivos en el tiempo propuesto, está bien. No debemos tener un juicio inquisidor de nosotras mismas. Hay que ver el proceso como un aprendizaje. Hay que analizar lo que falló y retomarlo para poner atención a las debilidades.

Si las personas todavía no se ponen metas, les dejo un par de recomendaciones. Por ejemplo: cuidar las relaciones que tenemos; dormir, es decir, tomar tiempo para descansar. Es importante ver los descansos como un tiempo productivo, no como un tiempo perdido, porque le estamos dando a nuestro cuerpo tiempo para que recupere fuerza. Esto también forma parte del cambio de paradigma como seres integrales.

También recomiendo revisar aquellas conductas que son nocivas para nosotras. Esto significa preguntarnos qué cosas nos ponen en peligro, qué cosas estamos consumiendo que nos afectan. Pueden ser redes sociales, amistades, estudio, trabajo, sustancias, qué cosas consumimos que en vez de permitirnos avanzar en el proceso, nos están deteniendo.

Usted insiste en la salud mental ¿Cómo pueden iniciar en ese proceso las personas que no han tenido un acercamiento a este tema?

Hay un sinnúmero de actividades que podemos hacer para trabajar en nuestra salud mental y van a variar según la preferencia. Por ejemplo, salir a caminar unos 15 minutos de manera diaria. Esto permite reducir el estrés, mejora el sistema nervioso, es un beneficio.

También tener un tiempo solas de desconexión, es decir, apagar los aparatos electrónicos para tener tiempo con una misma.

Empezar un diario es una excelente técnica y herramienta, porque no necesitás más que vos y tu diario. Esto es como sacarle un poquito de aire a un globo que está a punto de reventar. Al escribir podemos sacar del cuerpo algunas emociones que se sienten muy pesadas.

En actividades como respirar, no necesitas nada más que vos para hacerlo. Podés darte una pausa para respirar al menos unos 10 minutos al día. Hay hacerlo consciente y conectar con el cuerpo.

Estas son actividades que ayudan a fortalecer el hecho de decidir “tengo capacidad para hacerlo, tengo gestión de mi cuerpo, tengo gestión adecuada de mis emociones, estoy escuchándome  y estoy haciendo caso a las cosas que me hacen bien”.

Por otra parte, recomiendo buscar espacios con vínculos, buscar actividades sociales y recreativas, porque es altamente sano y saludable.

Mientras que en el plano académico y laboral, no trabajarlo desde la competitividad, sino desde la cooperación. Es importante aprender aquellas cosas que ayudan a forjarnos el carácter y a las personas que queremos ser.

Preguntarnos “¿quién soy ahora?”, “¿me gusta cómo soy?”, “¿qué valores quiero seguir construyendo?”, “¿cómo quiero que me reconozcan las demás personas?”. Son preguntas directrices para saber hacia dónde queremos encaminarnos, independientemente de dónde nos estemos moviendo.

Muchas personas evitan ponerse metas porque tienen miedo al fracaso ¿Cómo vencer el miedo?

Hay que reconocer primero que siempre va haber miedo porque es una emoción primaria. Nacemos con ella y es la que nos dice que estamos expuesta a una nueva situación, pero hay que decir “lo voy hacer con miedo, pero lo voy hacer”.

Aconsejo identificar qué recursos hay a favor para cumplir las metas que queremos y quiénes pueden ayudar en el proceso. Si en algún momento quiero abandonar mi meta, identificar quién me puede motivar desde afuera. Esto tiene que ver con identificar las redes de apoyo.

Si académicamente no le entiendo a algo, entonces busco a alguien que me pueda ayudar. Si es laboralmente, entonces busco a alguien que me pueda asesorar en este tema que está siendo difícil.

Si las cosas no van funcionando, entonces hay que entender que es un aprendizaje. Tomo la experiencia y lo vuelvo a replantear desde otro punto. No hay un solo camino para llegar a la meta.

Para las mujeres con temor a plantearse metas, hay que reconocer muchas historias de valentía de mujeres que han logrado muchas cosas. Estos testimonios de mujeres son muy alentadores porque cumplen las metas y las sobrepasan, a pesar que han tenido un camino difícil de recorrer.

Al inicio mencionó que es importante que las mujeres aprendan a poner límites ¿Cómo se puede hacer eso?

El tema de los límites es bien importante porque aprendemos a reconocer aquello que no nos gusta, cuando estamos en riesgo, cuando algo nos hace sentir incómoda o nos molesta. Aquí hay un tema intrínseco con la violencia en todas sus manifestaciones.

Establecer límites tiene que ver con aquello que yo no permito que suceda. Antepongo mi voluntad y mi bienestar sobre el deseo de otra persona de ejercer poder.

Hablar establecer límites, sobre todo siendo mujer, tiene que ver con decir “tengo derechos”. Y hablar de derechos es decir “estoy informada”, “sé que tengo derecho a que esto no suceda”, “sé que tengo derecho a que me tratés con respeto”. Este es el empoderamiento que necesitamos las mujeres y las demás personas.

Es importante que desde muy jóvenes estemos empoderadas para reconocer que sí tenemos derecho a llegar a todos los espacios y a tener reconocimientos. Por ejemplo, hay que establecer límites con la familia, porque a veces se meten demasiado, quieren opinar, quieren decidir por vos y no es lo que vos querés.

Si no establecemos límites llegamos a estar insatisfechas, podemos sentirnos inseguras y violentadas porque así está siendo. Establecer límites tiene que ver con el bienestar y el autocuidado.

Podemos empezar poniendo límites reconociendo lo que no me gusta, lo que no estoy dispuesta, lo que me pasó una vez y me hizo sentir terrible, culpable, irrespetada, violentada o vulnerable.

Hay que empezar a decir no. Por ejemplo, decir “por favor, te pido que esto no vuelva a suceder”, o decir “esto que acabas de hacer se llama irrespeto y no voy a permitir que vuelva a suceder”. Hay que nombrar las violencias.

Entonces, comunico cómo me siento, pido lo que quiero y señalo cómo me hicieron sentir.

¿Por qué las mujeres deberían priorizarse en estos temas?

Si yo estoy bien, los demás pueden estar bien a mi alrededor. Esto va especialmente para las mamás.

Si yo estoy insatisfecha o si no me cuido, entonces los niños van aprender eso. Los menores aprenden por el aprendizaje vicario, es decir, aprenden no por lo que digo, sino por lo que hago. Lo que hago conmigo misma va a determinar la relación del cuerpo y la mente con ellos mismos. Eso se queda en su memoria.

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Si tengo hijos, sobrinos o personas a mi cargo, yo mujer debo reconocer que si me trato como una prioridad, les estoy enseñando a las personas a mi cargo que también deben ser una prioridad para ellas mismas.

Al sentirme satisfecha, respetada o que soy importante, voy a proyectar eso y lo voy a llevar al trabajo, la escuela, la familia, las relaciones y amistades. Voy a sentirme alegre, con mucha energía y vitalidad. Eso es lo que va a ser que las relaciones sean más sanas. La forma en que estoy, es lo que voy a dar a mi alrededor.

Y si no nos cuidamos, el colapso está cerca. Si yo colapso, no puedo cuidar el entorno que tengo. Si querés cuidar y mantener tu entorno, entonces cuidate vos para que podás llevar eso a los espacios en los que te estás moviendo.

¿Qué otros consejos da para finalizar?

Es importante el tema de salud mental. Si tienen la oportunidad de iniciar un proceso terapéutico para trabajar su historia de vida, tómenla. Hay que quitar el mito de que ir a terapia es para locos. Hago la invitación de que se sigan revisando y se siga promoviendo la salud mental como un derecho humano y un derecho de bienestar.

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Todas las personas queremos una vida digna. Y no hay olvidar que si mi salud mental está mal, esto va a tener una incidencia negativa en mi salud física, mi desarrollo profesional, académico y en todas las esferas. Si la salud mental no está bien, no vamos a estar bien. Hay que pedir ayuda.

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