Costear alimentos, transporte, vestimenta, servicios básicos y vivienda en Nicaragua es cada vez más difícil. Las personas trabajadoras que devengan un salario mínimo en el país, tanto en el sector formal como el informal, no logran cubrir el costo total de la canasta básica, que en febrero pasado se ubicó en 19, 018.32 córdobas.

“Guadalupe”, de 52 años, tiene tres años laborando como asistente del hogar para una familia capitalina. Devenga un salario de 7,000 córdobas mensuales y con eso, afirma, no le da para vivir, sino para sobrevivir.

“Uno con ese pago no vive. Yo no tengo hijos a cargo, mis dos hijas ya están casadas y viven en otro lado, pero con eso que gano solo me da para pagar la renta de un cuarto, que son 2,000 pesos, mis pasajes son 530 pesos, porque son dos buses al día y las dos caponeras, el gas que son otros 500, y lo que sobra se va en comida porque un gustito uno no se lo da porque si lo hace pues ya no compra otras cosas necesarias”, explicó.

La mujer ingresa a trabajar a las 7:00 a.m. pero no tiene un horario de salida; hace todos los quehaceres de la vivienda y cuida, por el mismo salario, a los dos hijos menores de edad del matrimonio. Además, hace horas extras sin remuneración y no está afiliada al Seguro Social. 

Los costos que menciona “Guadalupe” en alquiler, gas y transporte mensual además demuestra que los precios establecidos por el Instituto Nacional de Información y Desarrollo (INIDE) no están acorde a los precios que la población asume. 

En la tabla mensual de precios de la canasta básica, divulgada en febrero 2023 por el INIDE, se establece el precio del alquiler mensual en 900 córdobas, sin embargo, “Guadalupe” paga 2,000 córdobas por un cuarto, con un tamaño de seis por seis metros, en una cuartería capitalina en la que hay otras cinco habitaciones con las mismas dimensiones, y donde todos comparten baño y lavaderos, tienen derecho sobre el mismo precio al consumo de agua y energía, aunque en ese último servicio sólo tiene derecho a usar un abanico, un televisor, cargar un celular, poner la cafetera una vez al día y planchar una vez por semana. 

La Lupa le consultó a “Guadalupe” si ha buscado otras opciones de alquiler más económicas a la actual y remarcó que “ahora no se encuentra nada en 900 pesos, todo cuarto, por más cuartería de barrio que sea, anda en por lo menos 1500 pesos”.

“Sin un salario fijo es más difícil”

La situación de sobrevivencia descrita por “Guadalupe” se agudiza en “Patricia”, de 36 años, quien también es asistente del hogar, pero no tiene un salario fijo y tiene a cargos tres menores de edad de 12, 7 y 2 años de edad.

La ciudadana limpia casas por día a un costo de 300 córdobas y, asegura,se las ve “de palito” para costear la comida y educación de sus tres hijos.

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“Dos de mis hijos van a la escuela. Mi pareja me ayuda, pero tampoco gana mucho porque él vende agua helada en el mercado Oriental y algunas veces ayuda vendiendo en los tramos, pero eso no es siempre, y pues tampoco tiene un salario fijo, y yo pues algunas veces limpio dos o tres casas en la semana, pero hay semanas que solo de una me llaman”, explicó.

“Patricia” no gasta en alquiler porque vive en la casa de su suegra en un barrio de la capital, donde tampoco paga agua o energía. Cocina en leña y sus hijos están en un colegio público.

“Mis hijos están en el público pero cada inicio (del año escolar) se gasta bastante, pero después de esa época ya todo lo que agarro, cualquier realito es para arroz, frijoles, café, azúcar y aceite, lo básico, y cuando hay un poquito más pues se compra que la cuajadita, la cremita, el huevo”, detalló.

“José”, al igual que “Patricia”, tiene un trabajo informal. Es mecánico y trabaja en un taller improvisado en las afueras de la vivienda de su mamá. Gana entre 1,000 y 3,000 córdobas a la semana, pero hay tiempos en los que, afirma, “no sale ningún trabajito y ni para la comida me sale”.

“Hace poco me casé, pero sigo ayudando a mi mamá, y pues todo es más difícil porque ahora pago alquiler de un cuartito, es chiquito, solo nos alcanza una cama, un televisor, un perchero y una cocinita eléctrica, pero nos cobran 1,600 pesos porque nos incluyen el agua y la luz”, afirmó.

El hombre asegura que aunque algunas veces reúne hasta 6,000 córdobas el dinero se “va como agua” cuando compra la comida del mes.

“No comemos como ricos, pero se gasta que da miedo. Nosotros compramos las 20 libras de arroz, las 15 de frijoles, las 15 de azúcar, el café, de esas cajitas que traen unos como churritos, algunos espaguetis, la sal, la salsa de tomate, y ahí se fue todo, nada queda. Uno no puede decir que va a comprar, zapatos, ir a pasear, es mentira, y eso que no tengo hijo chiquito, porque los riales no le alcanzan para nada a uno”, lamentó.

Meseros del Caribe sobreviven con menos del salario mínimo 

“Martín”, de 18 años, tiene ocho meses laborando de mesero en un restaurante de El Rama, donde recibe un salario de 6,000 córdobas mensuales, cumpliendo un horario de 11:00 de la mañana  a 3:00 de la madrugada.

El joven es soltero, no tiene hijos y con el salario que recibe asegura que no le ajusta, ya que tiene que pagar 1,400 córdobas de alquiler, 250 córdobas del servicio de agua y energía, y otros 250 córdobas por un tanque de gas de 10 libras al mes.

“Me sobran como 4,000 para comida pero eso es nada para todo lo que cuestan los productos ahora. Si una libra de carne ya anda en más de 100 pesos, el queso igual, rara vez está bajo, y los frijoles y el arroz igual de caro, por día se puede gastar, en la comida más sencilla unos 250 pesos, además del transporte que uno debe pagar, son muchas cosas y la verdad no ajusta, pero uno así se la juega, sobrevive con lo que puede”, indicó.

“Juan”, de 27 años, también labora como mesero, pero en Bluefields. Tiene cuatro años de trabajar en un bar y restaurante en el que también entra a las 11:00 de la mañana y sale a las 3:00 de la madrugada, pero solo devenga 4,000 córdobas mensuales, es decir menos de la mitad de lo que debería recibir por estar en ese sector de la economía.

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El salario mínimo del sector “electricidad, gas y agua, comercio, restaurantes, hoteles, transporte, almacenamiento y comunicaciones” es de 9,531.14, que logra cubrir un 50% de la canasta básica en Nicaragua. 

El blufileño afirma que su empleadora alega que no les paga el mínimo porque “ellos (los meseros) se defienden con las propinas”.

“Es cierto que algunas veces las propinas son tan buenas que sacamos hasta 4,000 al mes, pero otras veces está palmado y no llegamos a completar eso y solo nos sale el pasaje de ahí, pero como uno no quiere reclamar para que no lo corran entonces aguantamos y seguimos ganando eso”, indicó.

“Juan” también paga 1,400 córdobas de alquiler, unos 500 córdobas en energía y agua potable y hace compras de alimentos cada 15 días. 

“No se come como rico, pero se gasta bastante. Compramos cada 15 días aproximadamente se compra cinco libras de cosas básicas como arroz, frijoles, azúcar, además del aceite, la salsa de tomate, mayonesa, unas cinco de cerdo y de pollo, el queso, las verduritas, el gas de 25 libras se compra cada dos meses y sale 515, entonces, se viene gastando al mes más de 5,000 en comida por lo que con lo que me pagan no ajustaría si no fuera porque mi esposa también trabaja y juntos le echamos la vaca para sobrevivir”.

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