Anggy Díaz nunca tuvo una sonrisa fingida, dice su tía. Tenía un fuerte sentido del humor, hacía reír a las personas a su alrededor y siempre encontraba algo divertido, no importaba la situación. 

En un video compartido en su Facebook, Anggy está en su casa cantando a todo pulmón, según ella, dando un concierto en Houston. La joven se ríe, grita en el micrófono y hace chistes, por los que era tan conocida. 

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“Hace días perdí en alguna cantina la mitad de mi alma, más el quince de propina», canta Anggy, mientras las personas detrás de ella le hacen barra y se ríen con ella. La canción protagonista de su concierto es El Sol No Regresa de La Quinta Estación.

Video de Anggy Díaz cantando. Imagen tomada de sus redes sociales.

Los videos cómicos hechos por ella son abundantes: haciendo “tiktok”, bailando o bromeando. En todos se muestra extrovertida y alegre.

«Amada totalmente por su familia. Una energía increíble. Una alegría por vivir. Ese día venía cansada de trabajar y aún así alegraba la casa», recuerda su tía, luego de volver a compartir ese video cantando que fue tomado hace dos años y medio.

Anggy de 21 años, era originaria de Chinandega, pero vivía en Houston, Texas, Estados Unidos desde hace tres años. Ahí tenía dos trabajos. Según sus amistades, ella trabajaba al máximo para mandarle dinero a su mamá, quien se encuentra en Nicaragua y está bajo un tratamiento por cáncer.

El primer trabajo era de dependienta en una carnicería, lugar donde conoció a su pareja; y el otro trabajo era de coach de entrenamiento. Ese último trabajo fue su última pasión descubierta hace un año y medio. 

Anggy se envolvió en el mundo del fitness y solía compartir en redes sociales su transformación corporal, e inspiraba a otras personas para empezar un cambio saludable en sus vidas. Junto con su tía, solía promover este estilo de vida y brindó conferencias para invitar a más gente.

“Cada día me levanto, me veo al espejo y me digo muchas frases de afirmación sobre mi persona. Soy fuerte, soy hermosa, soy exitosa. Esto me ayuda a creer en mí misma”, dice en una de sus publicaciones.

Foto de Anggy Díaz. Tomada de sus redes sociales.

Hace solo tres meses se casó con el estadounidense Jared James Dicus, con quien vivía detrás de la casa de sus suegros. En las fotos se muestran sonrientes y enamorados. Todas sus amistades dicen que “eran felices”.

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“Tenías tantas ganas de vivir mi muñequita. Amabas todo lo que hacías. Vuela mi tesoro yo te estaré viendo brillar desde acá”, expresa su tía en redes.

Una sonrisa que fue apagada

La alegría, la sonrisa y los chistes de Anggy fueron arrebatados de la manera más cruel y espeluznante posible. El miércoles 11 de enero, su esposo la decapitó y la desmembró. Horas después de su detención, el hombre de 21 años admitió haberla asesinado “en un momento de ira”.

La pareja se había casado en octubre de 2022. Foto tomada de redes sociales.

El papá del victimario fue quien llamó a las autoridades al enterarse de lo ocurrido, según los medios locales. Las autoridades de Texas describieron la escena como «espantosa».

De acuerdo a los registros públicos del Condado de Waller, Texas, muestran que hubo varios reportes de violencia en la misma casa. Sin embargo, no se tiene mayores detalles.

La familia de Anggy abrió una recaudación de fondos para los gastos de su funeral y está solicitando apoyo.

“La peor pesadilla de un padre. Anggy Diaz, 21 años ,hija, hermana, sobrina y amiga. Nuestra familia está destrozada por la pérdida de una vida tan joven. Ella era la luz para nuestra familia y comunidad. Siempre con una sonrisa, y personalidad alegre. La ausencia de ella en nuestras vidas se sentirá para siempre”, expresa la familia.

“Iniciamos una recaudación de fondos para el funeral para ayudar a cubrir el costo del funeral de Anggy. Considere donar si puede, cualquier cantidad realmente ayudará”, añaden.

«Una bicicleta que ya no será usada por gran pequeñísima dueña. Vuela mi angelito bello. Única. Una sonrisa jamás fingida», dice su tía en una publicación.

«No hay calma, no se puede dormir, no se puede comer, no se puede pensar», dice su tía.

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