Los venta esta “parqueada”, dice Jamileth Soza, una vendedora ambulante que a diario recorre, con su carretón, las calles del barrio La Primavera. Ofrece productos de belleza, además de alimentos como queso y cuajada. Con la «ganancia sostiene» la alimentación de sus cuatro hijos de 12, ocho, seis y tres años.  

Pero desde que la crisis del coronavirus golpeó al mundo, garantizar los tres tiempos de comida para su familia le supone acudir a sus padres y pedirles dinero prestado para resolver. “Yo antes me iba a las ocho de la mañana con el carretón, ya a las tres de la tarde fácil tenia mínimo C$150 de ganancia. Pero, ahora desde que anunciaron ese virus, que va hermana, no gano ni C$60”, dice la mujer de 35 años que es acompañada cada día por uno de sus hijos.

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Al igual que ella, cientos de familias cuya economía depende del día a día sortean el hambre y las necesidades mínimas de un hogar. En Nicaragua más del 80 por ciento de las empresas son informales lo que se convierte en una desventaja para el trabajador en contextos como el que atraviesa el mundo por el Coronavirus.

Los ingresos de los  vendedores ambulantes en los semáforos, mercados, albañiles y obreros de zona franca se han deteriorado a partir  de la crisis sociopolítica de 2018 y ese impacto se agudiza con el efecto del Coronavirus, a pesar que el régimen de Daniel Ortega, oficialmente no declara estado de confinamiento.

El monitoreo a los adolescentes que forman parte del programa de externos en proceso de rehabilitación que desarrolla Casa Alianza Nicaragua refleja que de las 42 familias que dan seguimiento, 30 aseguran que su principal limitante es el aspecto económico.

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“No tiene trabajo, hacen un tiempo de comida, y fue muy duro para mí estar escuchando eso. Yo lo he visto en mi trabajo (las necesidades) cuando hago visita a la familia, pero que  lo expongan 30 familias que solo hacen un tiempo por esta situación, es más duro”, expresó Geovanny  López, responsable del  área de calle de Casa Alianza Nicaragua.

La Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) en 2019,  estimo “más de 2 millones de personas no podrían satisfacer sus necesidades mínimas de consumo, de los cuales 600 mil no serían capaces de costear su alimentación diaria”, esa cantidad de personas afectadas se ampliara con las secuelas por el Coronavirus.

 “Aquellos que venden productos que no tienen que ver con el tema alimenticio la están viendo negra, las ventas se han bajado. La gente ha tenido una especie de cuarentena, eso implica que los ingresos hayan bajado en la familia particularmente en este mes”, indicó Marvin García director del Observatorio de la Federación Coordinadora Nicaragüense de ONG que Trabaja con la Niñez y la Adolescencia (Codeni).

Las fuentes señaladas apuntan que el impacto económico en las familias vulnera la estabilidad de los menores de edad, pues en muchos casos se ven obligados a asumir roles laborales que atentan con su integridad y seguridad.

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