Las víctimas de femicidio así como los femicidas son cada vez más jóvenes, señala Eva Molina, activista feminista e integrante del Colectivo de Mujeres de Matagalpa. Las razones son multifactoriales, entre ellas está que las y los jóvenes comienzan sus relaciones y se juntan a muy temprana edad; la falta de sistema de protección hacia las menores de edad; la falta de institucionalidad desde el Estado; y el creciente machismo a nivel social.

“Una adolescente en teoría no tendría que estar sujeta a una situación de este tipo de violencia tan extrema, porque a su edad no tendría que tener dependencias económicas, emocionales, ni sociales y todo lo que el sistema patriarcal nos dice que tenemos que aguantar porque sino sos mal vista. Pero desgraciadamente aquí las chavalas inician sus relaciones a muy pronta edad, producto de violencias que se acarrean desde la niñez y su familia”, explica Molina.

Lee: Cierre de organizaciones afectará a mujeres de poblaciones vulnerables

Durante el primer cuatrimestre del 2022, se registraron 22 muertes violentas en contra de mujeres, adolescentes y niñas en el país, según el conteo de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), observatorio que documenta las muertes violentas de mujeres, adolescentes y niñas nicaragüenses. De estos femicidios, al menos cuatro corresponden a menores de edad.

Ruth Matamoros, activista feminista del Grupo Venancia, señala que las adolescentes al empajerarse a tan temprana edad están más expuestas a sufrir violencia, especialmente si sus parejas son mayores que ellas. Según la activista, estas situaciones son comunes y cada vez son más naturalizadas.

“Hay niñas de 10 a 13 años que están comenzando a tener novios y los novios entre comillas son hombres adultos. A menor edad  hay mayor vulnerabilidad de las chavalas a caer en relaciones de pareja donde la violencia está presente. No todos los casos son de hombres adultos con chavalas, pero sí hay casos”, explica.

Matamoros pone de ejemplo el caso del femicidio de una joven de 16 años, madre de un bebé de tres meses y asesinada a puñaladas por su pareja de 23 años con quien convivía.

“Si te ponés a sacar las cuentas, empezaron bien pronto esa relación. ¿Con qué herramientas vas a una relación de pareja que no solo es emocional? Irte a vivir con una persona implica un montón de elementos, porque entre más chavala sos, menos herramientas tenés”, expone.

Adolescentes no cuentan con protección

Según la educadora popular, Eva Molina, uno de los factores que inciden en los índices de femicidios en adolescentes, es la falta de protección que viven las menores tanto de las comunidades como del Estado. Debido a esto, las adolescentes se ven expuestas a situaciones de violencias que tienen que enfrentar solas, ya que no hay trabajos de cuidado, de protección y prevención.

También: Mujeres denuncian que no están seguras ni en transporte público ni en privado

Esta problemática se agrava en las zonas rurales del país, donde la respuesta de las instituciones es casi nula, lo que se refleja en el mapa de los femicidios, donde la Costa Caribe Norte se ubica en el primer lugar.

“Se les sigue desprotegiendo y eso tiene una relación en la situación de los femicidios, porque estamos inmersos en una cultura donde el cuerpo de las niñas y de las adolescentes es un cuerpo despreciado, es un cuerpo objeto, es un cuerpo desprotegido, que no tiene autonomía y que tiene que ser dependiendo de cómo tiene que ser”, indica.

Por el contrario, asevera que en Nicaragua a las y los adolescentes se les educa en violencia machista. Mientras que a los hombres se les cría desde el machismo y el poder, a las mujeres se les cría con una mentalidad dependiente, sumisa y tolerante a las situaciones de violencia, lo que las expone a la violencia más extrema que es el femicidio.

Estado envía mensaje a agresores

Por su parte, la impunidad, la liberación masiva de personas privadas de libertad y la imposición de penas mínimas son factores que propician que la violencia machista se exacerbe, señala Molina.

Tal es el caso del adolescente J.P.O.A de 17 años, quien fue sentenciado a seis años de prisión y trabajo comunitario por seis meses, como sanción del femicidio y asesinato agravado de la adolescente de la misma edad Britney Olivdas, y quien se encontraba embarazada de él.

Pese a que las leyes nicaragüenses no permiten penas mayores para menores de edad, Molina señala que es un mensaje para los agresores de que pueden cometer hechos violentos y recibir el castigo mínimo o la impunidad total.

+ posts