Las mujeres mientras están más conscientes de sus derechos y realizan acciones para defenderlos, están más expuestas a sufrir violencia machista tanto de hombres cercanos a ellas como de las instituciones públicas, indica Marycé Mejía, integrante de la Red de Mujeres Contra la Violencia (RMCV).

“Nosotras hemos analizado que entre más tienen conocimiento las mujeres de las leyes que las protegen o que tienen el derecho de vivir libres de violencia, se pueden ver más vulnerables a sufrir violencia. Esto es porque hay un desnivel de la situación de concientización sobre la violencia. Porque por un lado las mujeres se están empoderando más de sus derechos, pero la otra parte de los hombres, es decir, las masculinidades, no están siendo trabajadas en Nicaragua por ninguna organización, ni por el Estado”, explica la socióloga y activista feminista.

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Mejía señala que hasta ahora son las organizaciones de mujeres y de derechos humanos las que se han centrado en empoderar a las mujeres, adolescentes y niñas, en acompañar a las víctimas de violencia y concientizarlas sobre sus derechos.

Sin embargo, no se está realizando ninguna labor en conjunto con los hombres. Al contrario, en el país impera la impunidad en cuanto a la violencia machista y los femicidios; prevalece un marco jurídico débil que no protege a las mujeres; y no existe un trabajo de prevención de la violencia machista.

Así que todos estos factores apuntan a que haya creciente niveles de machismo y violencia, y que el trabajo realizado desde las mujeres no tenga el impacto deseado, solo que haya una oposición masculina.

“Es súper importante que las mujeres se empoderen, conozcan sus derechos, establezcan redes, construyan estrategias juntas y se empoderen unas a las otras. Pero la idea es que la violencia termine desde todos lados y para eso se necesita trabajar con los hombres. Definitivamente las mujeres entre más conocen sus derechos, más pueden ser víctimas de violencia porque el sistema está en contra de ellas. El sistema no está sensibilizado todavía”, apunta Mejía.

Según Mejía, las víctimas de violencia machista han sido estudiadas y acompañadas, pero se están dejando de fuera a los victimarios, que en su mayoría son hombres jóvenes, parejas y exparejas de las mujeres. Por lo que es necesario incluirlos para desde una mirada integral y una perspectiva feminista de derechos humanos.

Masculinidades, un trabajo pendiente en Nicaragua

De acuerdo a la activista, trabajar las masculinidades implica que los hombres se hagan cargo y se cuestionen sobre cómo se sienten, cómo piensan, cómo se relacionan con las mujeres y los mandatos machistas que les fueron inculcados desde la infancia.

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El trabajo de sensibilización de las masculinidades también debe propiciarse desde la temprada edad, es decir, con los niños y adolescentes, y se les debe educar desde el respeto a los cuerpos de las mujeres, no desde la dominación y el poder; a como es la educación en Nicaragua, expresa Mejía.

Por otra parte, esto se tiene que hacer desde todas las estructuras sociales del país. Es decir, no ver la violencia machista como un problema de parejas, sino un problema global donde todas las personas se tienen que involucrar. Desde las comunidades, la Iglesia, las escuelas, las empresas y las instituciones públicas.

Dentro de estas, la socióloga señala que las instituciones con las que hay que trabajar más es con la Iglesia porque es una de las principales que enseña a los hombres estereotipos machistas y a las mujeres a “aguantar” por el bien de la familia; y las instituciones del Estado porque son las garantes de los derechos y la principal puerta de acceso a la justicia.

“Esto es un trabajo en conjunto porque estamos hablando de un problema de salud pública, de seguridad ciudadana y de desarrollo comunitario. Cuando hay un femicidio o las mujeres están viviendo violencia no están bien, no estudian bien, no trabajan bien, no participan en las actividades comunitarias. Eso merma el desarrollo y genera más pobreza”, manifiesta Mejía.

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