La extinción de los organismos no gubernamentales en Nicaragua es un riego de alto nivel. Ejecutar acciones inmediatas para mantener ese trabajo y recuperar los espacios cerrados es el reto que tiene la cooperación internacional tras el cierre de más de 50 organizaciones por el régimen Ortega Murillo a través de la Ley de Agentes Extranjeros, como parte de la estrategia de acallar a las voces disidentes.

Bertha Massiel Sánchez, trabajadora social, feminista y miembro de la Articulación Feminista de Nicaragua (AFN) considera que es «un reto y desafío importante» para la cooperación internacional crear «mecanismos» que permitan sostener el trabajo que, a través de las organizaciones, ejecutaban proyectos en distintos ámbitos sociales.

«¿Cómo se va a definir? (esos mecanismos), creo que ese es el desafío de este momento. Se necesita de mucho esfuerzo en intentar conversar entre las organizaciones que están dentro de Nicaragua y las organizaciones para poder crear esos mecanismos que sean seguros y permitan además mantener el trabajo que se ha hecho por décadas», destacó Sánchez al acudir a Bilbao a la entrega del premio Ignacio Ellacuría que otorga el Gobierno Vasco y que este año reconoció la labor Articulación de Feministas por Nicaragua y a la Asociación Madres de Abril.

Desde 2018, al menos 55 son las organizaciones que han sido despojadas ilegalmente de su personería jurídica , en 2021 la Asamblea Sandinista clausuró 45 ONG’s, cuyas protagonistas de los proyectos era mujeres de escasos recursos económicos y en situaciones de vulnerabilidad de derechos laborales, sexuales y violencia machista.

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A pesar de la política de «aislamiento» que pretende alcanzar el régimen, los lazos de solidaridad de las organizaciones internacionales a los colectivos de Nicaragua han sido clave en este ciclo de agonía

«Ortega sabe que las organizaciones, ONG que están fuera del país y que tienen lazos de solidaridad con Nicaragua han servido de altavoz para denunciar lo que ocurre en Nicaragua y lo que sigue ocurriendo todavía, y por otro lado porque piensa que dejarles sin financiamiento, sin dinero le va a dejar de hacer todos los trabajos que se hacen en las comunidades, en los lugares más  alejados donde no hay presencia del Estado, donde tampoco hay interés de generar ciudadanía, empoderamiento en la gente», destaca Sánchez.

En las actualidad el trabajo de las organizaciones no gubernamentales que aún resisten se ve limitado por: recursos económicos, hostigamiento, persecución , campañas de difamación, exilio forzado y hasta encarcelamiento. Pese a esto, las mujeres que son parte de los colectivos de defensa a los derechos humanos, reproductivos y sociales se sobreponen, porque en las comunidades más alejadas o recónditas muchas veces son el único referente de que tienen las mujeres en la búsqueda de justicia.

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«Ejemplo de ello son las casas albergues y esos centros de acogidas y acompañamiento a todas las mujeres que han sido víctimas de violencia o han sufrido algún tipo de violencia. Esto nos pone en una situación bastante crítica. No solo al movimiento feminista sino sobre todo para esas mujeres que quedan en total indefensión en las comunidades, porque nos estamos enfrentando a un contexto en que solo no hay violencia estatal abiertamente, sino que hay mucha impunidad sobre la violencia que ejerce en contra las mujeres, las comunidades indígenas, el campesinado. Porque también es imposible que quien es el principal ejecutor de la violencia del país, de la violencia oficial sea además quien te proteja  de la violencia», señala Sánchez.

Pese a todo ese panorama gris que envuelve el ejercicio de justicia en Nicaragua, las feministas son optimistas porque se comprometen a continuar su línea de denuncia en los espacios que participan, cuyos resultados en promover cambios han surgido efecto. En el caso España, en la Comunidad Autónoma Vasca donde existía cierto nivel de simpatía e idealismo con la Revolución Sandinista el grupo a favor de Ortega es reducido.

«Hay un grupo cada vez más pequeño de gente que tiene un pensamiento cada vez más conservador en este aspecto porque no logra hacer una lectura de cómo se ha deteriorado el Frente Sandinista desde los 80’s a esta fecha. A mí no me sorprende la solidaridad feminista porque creo que funciona de manera diferente el pensamiento de algunos partidos de izquierda que siguen creyendo en el Frente Sandinista. El análisis que hacen las feministas y las feministas vascas sobre lo que ha sucedido en Nicaragua es porque ha habido unos lazos de solidaridad que seguía vigente para 2018, que seguía habiendo un intercambio una comunicación y que han visto como se ha deteriorado los derechos de las mujeres y como hubo una involución del Frente Sandinista a la fecha», dijo Sánchez.

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Reconocen resistencia de feministas en Nicaragua

La Articulación Feminista de Nicaragua (AFN), reúne a 19 colectivos territoriales, 5 redes y feministas autónomas. Fue creada en 2004 con la visión de lucha por los derechos humanos, principalmente el de las mujeres. Se ha enfocado en la demanda de la despenalización del aborto terapéutico, la denuncia de abuso sexual que interpuso Zoilamérica Narváez en contra de Daniel Ortega, la impunidad en los casos de femicidio, violencia machista, la concentración de poder, la ilegalización de partidos políticos, reformas electorales, concesión para el Canal Interoceánico y otras violaciones de derechos humanos.

Bertha Masiel Sánchez. Articulación Feminista de Nicaragua
Bertha Masiel Sánchez, de la Articulación Feminista de Nicaragua. Foto: La Lupa

Por esa trayectoria de resistencia, denuncia y persistencia por la búsqueda de igualdad y justicia la AFN recibió junto a la Asociación Madres de Abril premio Ignacio Ellacuría 2021, que otorga el Gobierno Vasco a través de eLankidetza-Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo.

Para la AFN este premio representa que siguen estando los ojos en Nicaragua «en este caso para el Gobierno vasco y muchas ONG vascas sigue siendo importante lo que ocurre en Nicaragua porque una de las luchas que tiene el movimiento feminista es que siga evidenciando lo que ocurre en Nicaragua y una presión política a nivel internacional para que ortega deje de cometer crímenes de lesa humanidad y  para que  Nicaragua tenga una salida pacífica», detalló Sánchez.

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