Los nicaragüenses en el extranjero no escapan del coronavirus, pues en las últimas horas se reportó en Zaragoza, España el fallecimiento de Nereyda Palacios de 53 años, originaria de Jinotepe, Carazo.
Palacios era miembro de la congregación evangélica “La Senda, iglesia cristiana de avivamiento” y falleció en el Hospital Universitario Miguel Servet. “Este día se ha llenado de dolor en nuestros corazones, pero a la vez de alegría al saber que nuestra pastora Nereyda está en los brazos del Señor”, confirmó la congregación a la que pertenecía.
En España donde hay 17 mil 395 infectados y el número de muertes por Covid-19 ya son 803 viven un buen número de nicaragüenses. ¿Cómo la están pasando?
La Lupa conversó con Raquel Obando, una nicaragüense que permanece en cuarentena, como el resto de habitantes de España, y entre las cuatro paredes de su apartamento se recupera satisfactoriamente tras haber contraído el virus.
A Raquel le empezaron los síntomas al mismo tiempo que a su novio Jorge Narváez, un ecuatoriano naturalizado español, que padeció más fuerte la sintomatología del virus.
“Mucho dolor en la garganta como hormigueo, tos seca, y un día de dolor en el cuerpo, pero claro yo lo combatía mucho, estaba a cada rato con los té caliente, todo el día, cada media hora los té caliente y creo que eso me ayudó mucho y creo que lo eliminé”, señaló esta joven nicaragüense.
Tanto ella como su novio se ayudaron el uno al otro desde que sintieron los primeros síntomas el martes de la semana pasada. La única atención que recibieron de parte de las autoridades sanitarias fue vía telefónica, donde les orientaron quedarse en casa porque el sistema estaba “colapsado”.
Desde el viernes cuando empezaron a desmejorar llamaron a las líneas que las autoridades dispusieron para reportar casos, pero fue hasta la media noche del domingo que lograron que les contestaran.
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“Ha sido masivo, los médicos están desbordados, no hay hospitales y ahora mismo las cadenas hoteleras han puesto sus hoteles a disposición de la sanidad para que se equiparen con todo lo necesario, para que ahí se atiendan los casos de menor riesgo o pacientes que están con síntomas”, señaló Jorge.
El fin de semana, el novio de Raquel comenzó a presentar fiebres de entre 38 y 39 grados centígrados.
“Sentía que me molestaba algo en la garganta, pero no tenía fiebre ni dolor de cuerpo, nada, solo un poquito de síntoma, luego el viernes en la tarde me empezó a dar tos y dolor de cabeza (…) El sábado en la noche me empezó la fiebre, un dolor fuerte de la garganta como si tuviese arena en la garganta tenía que estar tomando agua, porque si hablaba y no tomaba agua se me resecaba y se me venía la tos”, recuerda Jorge.
EXPUESTOS EN EL TRABAJO
La nicaragüense que trabaja en un establecimiento de hostelería pudo haber adquirido el virus mientras atendía a los clientes. Cuando empezó a darse cuenta de la rápida propagación del virus entró en pánico.
“Me dio un poco de miedo, pero igual trabajo con mucha gente todos los días, entonces, estaba expuesta, estábamos con las medidas, con el alcohol, con el gel, tratando de evitar a la gente, pero era inevitable”, recuerda Raquel.
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Su novio, que trabaja en un edificio ubicado en el mero corazón de Madrid, también pudo contagiarse mientras ejercía sus labores.
“Donde yo trabajo pasan miles y miles de personas al día, sobre todo turistas, está comprobado que en el sitio donde yo trabajo pasa el 80% de turistas de España, entonces, cualquier persona pudo habernos contagiado”, dijo Narváez a quien nunca la realizaron la prueba para detectar el Covid-19 porque no hay suficiente personal médico para desplazarse por la ciudad.
SUS RECOMENDACIONES
Ahora mismo, según la nicaragüense y su novio, Madrid es una “ciudad fantasma” y se mantienen confinados en sus hogares hasta el 31 de marzo, pero Obando cree que ese periodo puede extenderse.
Su novio lamenta que en países como Nicaragua, las autoridades no presten la debida atención a lo mortal que podría ser la pandemia.
“En nuestros países que están en desarrollo a lo mejor la atención médica pública no es tan inmediato como puede ser acá (España) (…) Es un peligro porque todavía no han cerrado fronteras, creo que en Nicaragua, y el Gobierno hace el llamamiento que pueden ir los turistas y eso es un grave peligro, y está el peligro que hayan infectados y no se den cuenta el peligro es la propagación”, refiere Narváez.
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