“Hija mía, mi amor que digna estabas, cuando fui a visitarte esa mañana”, escribe María Josefina Gurdián, mejor conocida como “Pinita”, a su hija menor Ana Margarita Vijil Gurdián, a quien le dedica una carta abierta después de visitarla, al cumplir más de 120 días de cárcel.

“Me baso en la canción de Teresa Parodi para Verónica, porque refleja lo que sentí al ver a mi hija menor, Ana Margarita, vestida con el uniforme de presidiaria el martes pasado, día de mi visita”, así inicia su escrito Pinita Gurdián, una persona mayor sobreviviente al cáncer.  

Ana Margarita prisionera política desde el 13 de junio del 2021, se destacó en su activismo permanente en defensa de los derechos humanos ante la represión del 2018, siempre acompañó a familiares de presas y presos políticos en todo el proceso.  Es expresidenta del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), ahora Unión Demócrata Renovadora (UNAMOS), además tiene trayectoria como feminista.

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 “Que crecida te vi en tus ideales y sueños por una Nicaragua más justa en libertad y democracia. Los dolores sufridos en carne propia te han agigantado. Te noté firme y decidida a seguir en la lucha. ¡Aquí no se raja nadie! Tus principios, tus ideales no los pueden aplastar por más que se lo propongan”, expresa la mamá de la prisionera política, quien además califica su detención como “arbitraria e injusta”.

No pueden aplastar sus ideales

Ana Margarita y su sobrina Tamara Dávila, son parte del grupo de ocho mujeres encarceladas en el contexto electoral. Sus familiares han denunciado que padecen constantes violaciones a sus derechos humanos. En el caso de Vijil se encuentra aislada en una celda con luz permanente, duerme en un catre de concreto, y también padece hambre.

“Tus nobles ideales, tu mística nadie puede aplastarla. Ni el aislamiento prolongado, ni la soledad, ni el frío, ni el hambre, ni los interrogatorios doblegarán tu espíritu rebelde”, refiere la mamá de privada de libertad.

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Doña Pinita hace referencia además a los constantes interrogatorios a los que es sometida su hija amada. “Ellos están desconcertados y preguntan ¿Quién les paga? ¿Quién los financia? Que gran incógnita para quienes todo conlleva un pago o una prebenda. Que pequeñez de almas”, expresa.

“¡Basta Ya!”

“Perdón pequeña mía por este país que habíamos soñado heredarte donde reinara la justicia y el amor, pero aún nos cuesta dolor, sudor y lágrimas y a vos te ha tocado cargar con una buena parte de ese peso que ha caído sobre tu generación y la de tantas personas todavía más jóvenes que decidieron decir: ¡Basta ya!”, expresa Gurdián en alusión a la Revolución sandinista que se convirtió en la dictadura de Ortega.

La madre de la prisionera de conciencia concluye expresando que su fe la sostiene en este tiempo tan doloroso con su hija menor y su nieta mayor encarcelada.

“Tu sufrimiento, tu soledad están respaldados con mi amor incondicional. Con mi admiración, con mis constantes oraciones hacía el Dios de amor y misericordia, que nos llama a construir su Reino aquí en la tierra. Ese Reino de justicia, de paz y de amor. En Él pongo mi confianza Que la Virgen santísima, que conoce y padeció los dolores por el sufrimiento de su hijo clavado en la cruz, te cubra con su manto a vos, a Tamara y a todas las personas presas políticas en Nicaragua”, expresa.

La CIDH otorgó medidas cautelares a Vijil en septiembre por considerar que se encuentra en «una situación de gravedad y urgencia de riesgo de daño irreparable a sus derechos en Nicaragua».

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