Entre lágrimas y mucho asombro se reunieron las presas y presos políticos desterrados con sus familiares, amigos y personas cercanas. Con alegría y confusión, finalmente pudieron ver a sus seres queridos después de mucho tiempo, algunos frente a frente y otros a través de videollamada.

“No teníamos idea. En la noche nos pidieron que nos cambiáramos de ropa y limpiáramos la celda. Pensaba que venían nuevas presas a la celda. Hasta que me pidieron que saliera y me llevaron al avión”, dice Suyen Barahona, quien llevaba más de 600 días privada de libertad, totalmente aislada y sin ninguna comunicación.

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La presa política dice que siente una inmensa alegría y lo próximo que hará será reunirse con su hijo de cinco años, con quien solo pudo comunicarse una vez durante el año y medio que estuvo privada de libertad injustamente.

“Estuve un año y seis meses detenida. En todo ese tiempo solo hablé con mi hijo una vez, el 25 de diciembre y fue una llamada de 15 minutos. Así que tengo muchas ganas de verlo. Estoy emocionada y tengo más de 24 horas sin dormir”, expresa emocionada Barahona.

Dora María Téllez, presa política que estuvo año y medio privada de libertad en el pabellón de hombres en la Dirección de Auxilio Judicial.

La confusión permea en todas las personas presas políticas, ya que afirman que nunca fueron informadas sobre su destierro. Según sus declaraciones, en la noche del 8 de febrero fueron sacadas de su celda, les pidieron cambiarse de ropa y después les hicieron firmar un papel en el que aseguraban salir del país voluntariamente. Sin embargo, afirman que no fue así.

“Es una situación agridulce porque nadie quiere dejar su país. Por un lado es desconcertante, pero por otro tengo la emoción de querer abrazar a mi familia, a mi esposa y a mi hija”, dice Félix Maradiaga, quien pudo ver a su hija y a su esposa por primera vez después de casi dos años de no verlas.

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“No me acuerdo ni qué edad tenía mi hija cuando la vi por última vez”, expresa. La familia mira la cámara y se abrazan, derecho que se les negó durante su detención en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) conocida como El Chipote.

“Estoy muy alegres y contentos porque logramos la libertad. No lo esperábamos, pero aquí estamos. Fue casi como de milagro”, declara el activista estudiantil Muhammar Vado. El joven pertenece a la lista de personas detenidas durante la farsa electoral en las votaciones presidenciales realizadas el 7 de noviembre de 2021.

“Nos sacaron a eso de las nueve de la noche y vi que nos estaban reuniendo, pero no entendía nada”, indica el joven de 27 años.

Sin ciudadanía nicaragüense

Cuando las personas presas políticas son informadas sobre sobre la inconstitucional decisión de la Asamblea Nacional de quitarles la ciudadanía nicaragüense se muestran más sorprendidas aún. De esto no se dieron cuenta hasta que aterrizaron en el aeropuerto de Dulles, Virginia.

“La Asamblea aprobó una ley que le quita su ciudadanía nicaragüense”, le dice una periodista a Juan Lorenzo Holmann. “¿A quién? ¿A mí?”, pregunta asombrado el gerente general de La Prensa. “Pues están locos. Los desterrados van a ser ellos”, dice finalmente.

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“La patria se lleva en el corazón”, dice Félix Maradiaga cuando es informado sobre la situación de su ciudadanía.

“Nadie nos puede quitar ser nicaragüense”, afirma Sebastián Chamorro.

Los presos y presas de conciencia reiteran que todavía no saben su situación legal en el nuevo país y lo que ocurrirá con ellos próximamente.

La mañana de este 9 de febrero 222 personas presas políticas fueron desterradas a Estados Unidos y les quitaron su ciudadanía nicaragüense, de acuerdo con la inconstitucional Ley Especial que Regula la Pérdida de la Nacionalidad Nicaragüense.

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El Gobierno de Estados Unidos aseguró brindarles a estas personas el parole humanitario, que les daría regularidad migratoria y permiso de trabajo durante dos años. 

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