Es una verdadera tristeza ver como la población de la diversidad sexual está cada día más dividida.

A pesar de que sus siglas están en un mismo conjunto, históricamente los colectivos de la población diversamente sexual hemos venido luchando por inclusión social, igualdad y equidad en iguales derechos para todos y todas.

Los homosexuales con el reclamo del matrimonio igualitario y la población transgénero por el derecho a la identidad de género. Una lucha muy difícil porque a lo largo de la historia nadamos a contracorriente contra el sistema binario y machista que impera en todo el mundo, pero sobre todo en Latinoamérica y con la Iglesia Católica y los evangélicos ni se diga.

Traición desde los Derechos Humanos

En el año 2009 se nombró por primera vez, en la historia, de la Procuraduría de Derechos Humanos Especial para asuntos de diversidad sexual que es dirigida por Samira Montiel Sandino, pensamos todos que podíamos obtener-ganar nuestras demandas y exigencias ante el Estado de Nicaragua en un no muy largo tiempo. Lamentablemente no ha sido así, pues como todo ser humano viciado y al mismo estilo de Daniel Ortega, Samira a traicionado a la población que la puso en ese cargo de poder.

Todo fue un engaño y a nadie le gusta comerse un caramelo con envoltura. Se viene a mi mente la visita que le hice en marzo de 2018 en las oficinas de la Procuraduría de Derechos Humanos (PDDH) donde me confesó, junto a mis acompañantes, que ella es fiel militante del FSLN. Claro a eso debe su obediencia, al partido y omisión a los derechos humanos de las personas por quienes debe velar.

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A pesar de la enorme vulnerabilidad que vivimos este conglomerado de agrupaciones LGTBIQ+, y del apoyo que ‘deberíamos’ darnos entre sí, no hemos sabido ponernos de acuerdo para crear una agenda conjunta de demandas y exigencias hacia el Estado y que vayamos dando solución a todas estas situaciones que nos vuelven cada día más vulnerables frente a la misma sociedad, y esto me recuerda tanto a la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), como la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) que ha costado tanto que en el intento de conformación de la Coalición Nacional, esta llegué a ser una verdadera Coalición Nacional y que represente los intereses de todos los y las nicaragüenses.

Ataques entre colectivos

Demasiados ataques entre los distintos colectivos tanto lésbicos feministas como homosexuales y transgéneros sobre todo femeninas. Falta de reconocimiento por los muy pequeños logros que obtienen cada uno de ellos. Falta de cohesión entre las mismas necesidades que nos atañen a todos estos gremios. Vergüenza generalizada ante tantas ofensas en las redes sociales entre personas de la diversidad sexual y grupos ‘organizados’, y ver las gigantescas rivalidades por quién será el que logre mayores beneficios (proyectos, viajes, contactos de donantes, equipos mobiliarios de oficina, viáticos, etc).

Ver también la gran indiferencia de una mujer transgénero con otra cuando esta cae presa, muere o es asesinada. La apatía de los colectivos transgéneros femeninos de denunciar el secuestro de las mujeres transgéneros que son opositoras (el actual caso de Celia Cruz de la isla de Ometepe).

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Y me pregunto: ¿Será una cuestión cultural que la mayoría, por no decir todos los nicaragüenses llevamos en nuestra sangre? ¿Será esto parte de aquella maldición de Malinche que por unos cuantos pesos que pagan algunas ONGs en proyectos somos capaces de traicionar a nuestro mismo colectivo/población?, ¿Será falta de dignidad o será la falta de educación y valores que tanto en la familia como en las escuelas no nos han sabido inculcar para poner en práctica una verdadera ciudadanía?

Cada día me siento más confundida en lo que está pasando en mi país, pues primeramente este conglomerado de gremios agrupados en las siglas LGTBIQ+ no logramos ponernos de acuerdo para dar batallar una sola -lucha- a bien y beneficios de nosotros mismos y ahora en la actual y real Nicaragua las oposiciones que nos representan tampoco lo han sabido hacer.

Participación activa

Mientras tanto, y aunque una sola golondrina no hace verano, pero al menos lo anuncia, yo sigo participando de manera activa y efectiva contra el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, así como lo han hecho algunos activistas independientes que es digno de admirar como Ana Quiroz de CISAS a quien golpearon, saquearon la organización que dirigía, despojaron de su personaría jurídica y expulsaron de este país.

Y el único colectivo diverso llamado Mesa Nacional LGTBIQ+ quienes trabajaron un informe de afectaciones de derechos humanos a partir de la crisis desde abril de 2018 y también participaron en consorcio con otras dos organizaciones en el Examen Periódico Universal (EPU) para Nicaragua y que actualmente están dando el debido seguimiento a las recomendaciones emitidas al mismo por ONU. Todo esto me recuerda a las palabras de mi amiga, transgénero feminista exiliada en Costa Rica, Dámaso Vargas, «si la trans es pobre nadie la quiere». Nosotras no podemos ser indiferentes con las mismas de nuestro colectivo y tampoco podemos dejar de apoyarnos entre sí porque la -lucha- es la misma, así como es la misma lucha que estamos llevando muchos de la población LGTBIQ+ por la democratización de Nicaragua y la adquisición de justicia y libertad para nuestro país y de la cual vamos a gozar todos y todas.

La nueva Nicaragua será inclusiva y velará por los derechos de todos los sectores, y más aún, si los trabajamos de manera coordinada y cohesionada entre todos las agrupaciones de los sectores vulnerables que nos enfrentamos al machismo, la violencia y el patriarcado.

*Las opiniones son estrictamente de la autora.

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