Periodistas de Masaya denuncian que policías los vistieron con «traje azul de reos»
Narran que los tuvieron bajo el sol y no les devolvieron teléfonos retenidos por ejercer su labor de informar.
Narran que los tuvieron bajo el sol y no les devolvieron teléfonos retenidos por ejercer su labor de informar.
Los comunicadores independientes Mileydi Trujillo y Elvin Martínez fueron detenidos por la Policía del departamento de Masaya, durante más de dos horas, porque daban cobertura a las votaciones de este 7 de noviembre. En la estación les entregaron el uniforme azul que visten los presos, para tomarles fotografías, así como sus huellas dactilares. Además les ocuparon dos teléfonos celulares.
Trujillo y Martínez son un matrimonio, directores de la plataforma “Masaya al Día”, además tienen a cargo la revista radial “Punto de Vista”. Apenas iniciaban la cobertura cuando fueron interceptados por cinco policías y dos de civiles, quienes los trasladaron a la delegación de ese departamento. Igual suerte corrió, el taxista que habían contratado para movilizarse en el recorrido.
La pareja de comunicadores, es la segunda vez que la Policía los traslada a la delegación por ejercer el trabajo periodístico. La primera vez fue en noviembre del 2018, cuando los cuestionaron por la posición crítica del programa radial.
Trujillo relata que el único equipo que portaban para la cobertura electoral, eran sus teléfonos celulares. Los policías les obligaron a desbloquear el aparato y revisarles todo lo que almacenaban.
En la delegación de la Policía, narran que permanecieron bajo el sol en un estacionamiento, luego fueron dirigidos al área de las celdas, pero no los ingresaron. En cambio, les entregaron el traje color azul que visten los presos, para tomarles fotografías en un cuarto.
“Siempre toman fotografías, pero ya ponerte un traje es para intimidar precisamente”, consideró Martínez, a la vez detalló que lo hicieron posar en todos los ángulos de su perfil.
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A Trujillo primero le ordenaron que se quitara los aretes y sus anillos, después le tocó ingresar a un cuarto. “Me iban a tomar una foto con el traje azul pero no me quedaba”, fue cuando decidieron tomar la fotografía con su misma ropa. El mismo procedimiento cumplió el conductor, a quién si le quedó el uniforme azul.
“Es algo que indigna. Uno anda haciendo el trabajo periodístico, y que lo traten como que andamos haciendo algo indebido, o como que somos delincuentes”, expresó Martínez de 37 años de edad, y 10 años de ejercer como comunicador.
La periodista de 41 años, y 12 de trayectoria en el periodismo, comentó que “al momento que la interrogaron estaba tranquila, pero cuando le echaron el alquitrán en toda la mano, sintió una indignación tremenda. No estaba haciendo nada, estaba haciendo mi trabajo. Ellos nos conocen porque hace unas semanas nos andaban vigilando”.
Trujillo detalla que en una hoja puso cada uno de los dedos, y también la palma de la mano. “Sentí tristeza, saber que no podemos ejercer nuestro trabajo, ese proceso que nos hicieron pasar, para mí fue triste, no estoy cometiendo ningún delito. Como cualquier delincuente puse mis huellas en esa hoja”, reiteró. El mismo proceso fue para sus dos acompañantes.
“Decidieron que se iban a quedar con los teléfonos, porque los iban a mandar a estudios, a criminalística. Que iban a ver que encontraban, que iban a investigar”, refirió Trujillo. Además les indicaron que después podían regresar a buscar sus equipos de trabajo.
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Sienten que el uso del teléfono fue prohibido desde el primer momento que los interceptaron, cuando ella intentó hacer un video para dejar evidencia de lo que sucedía. Apenas logró avisar a sus familiares. La orden fue “apagar el teléfono”.
En ese momento, los policías y la pareja de civil rodeaban el taxi en el sector de la rotonda de San Jerónimo en la entrada de la ciudad, mientras le tomaban fotografía al vehículo. La primera pregunta para Trujillo fue: “¿Sos periodista?”.
El taxista por su parte demostró que los documentos del auto estaban en regla, pero igual se lo llevaron con los comunicadores. Apenas llevaba un poco más de una hora prestándoles servicio.
En la estación una agente repetía que lo que andaban haciendo era “incitando al odio”. Trujillo intentó defenderse argumentando que solo hacía su trabajo como periodista. Confiesa que psicológicamente se sentía afectada porque sus hijas sabían que estaba en la estación policial.
Cuando los interceptaron, Trujillo comenta que comenzaba a redactar un párrafo en su teléfono para publicarlo en su plataforma digital, y unas líneas fue motivo para que le reclamaran porque el texto refería que había poca afluencia en los Centros de Votación que logró visualizar en las comarcas. “Para ellos (la policía) estaba mal (lo que escribía), yo les dije que solo estaba describiendo la realidad, que no estaba inventando nada”.
A pesar de la situación que padecieron por segunda ocasión, tanto Trujillo como Martínez aseguran que continuarán ejerciendo el periodismo, “hasta donde Dios lo permita”. Además esperan que “en algún momento la libertad de hacer el trabajo periodístico se pueda lograr. Que entiendan que no quieren hacer ningún daño, solo quieren informar”, enfatizó la comunicadora independiente.