La paternidad que ejercen los hombres en Nicaragua está caracterizada por los altos índices de abandono; y en el caso de que se hagan cargo económicamente de sus hijos e hijas, se caracteriza por la «carencia afectiva».

Los hombres se ven así mismos como proveedores y no comparten la responsabilidad de cuidados con las madres, indica “Martín”, activista por los derechos de la niñez y la adolescencia, quien solicitó el anonimato debido a la persecución de la dictadura Ortega-Murillo.

“Lamentablemente en Nicaragua y Latinoamérica hay bastante incidencia en la paternidad ausente en las niñas y los niños. De ahí que haya altos índices de madres solteras que les toca ser mamá y papá y deben criar a sus hijos solas”, señala.

La ausencia de los padres impacta negativamente en las familias, ya que toda la responsabilidad económica y de cuidados recae mayormente en las madres o en otras personas cercanas a ellas, quienes asumen la figura paterna solas.

“El abandono paterno va a tener consecuencia en las abuelas o en las tías de los niños y las niñas, porque muy probablemente esa falta de figura paterna la van a terminar supliendo ellas en primera instancia o los otros miembros de la familia, porque si la mamá le toca ir a trabajar, tiene que dejar al niño con sus hermanas o con sus abuelas”, explica Martín.

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Aunque no hay datos recientes sobre esta situación, el último Censo de Población y Vivienda de 2005 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos indicó que el 31% de los hogares eran monomarentales, y que el 83% de estos contaban con ingresos precarios.

Martín señala que a las niñas, niños y adolescentes también les afecta económicamente, pues ante el abandono paterno no cuentan con los recursos suficientes para su desarrollo integral o este se va a ver limitado; a diferencias de los menores que cuentan con el apoyo de sus padres.

Efectos negativos en la niñez

Las paternidades ausentes tienen consecuencias psicoemocionales “que son muy graves” en los menores y que afecta todo su proceso de desarrollo. Esto se puede manifestar en que las niñas y los niños tengan trastornos de comportamientos, bajo rendimiento académico, dificultades en el aprendizaje o relaciones conflictivas con sus compañeros y sus pares.

“De hecho los niños y las niñas que crecen sin sus padres pueden desarrollar un apego emocional hacia las personas o hacia cosas. Ellos tratan de encontrar esa figura paterna en otra persona que normalmente es cercana a ellos o inclusive en objetos”, explica.

Según Martín, una de las principales razones del abandono paterno es la falta de educación sexual de calidad y la cultura patriarcal que posiciona al hombre como engendrador y que no propicia tener una conexión física y afectiva con sus hijos, más allá de la relación de sangre, es decir, tener una paternidad responsable.

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Una paternidad responsable implica el involucramiento activo de los padres no solo en la provisión de recursos económicos, sino también en la crianza y la vida cotidiana de sus hijos e hijas. Es la corresponsabilidad del cuidado que incluye vínculos en la crianza y la distribución equitativa de las tareas de cuidado de los padres y madres.

“Nos encontramos con padres que cuando están con la pareja están presentes física y tal vez económicamente, aunque no afectivamente como debería de ser. Porque debería de haber una presencia física, económica y afectiva, siendo la presencia afectiva primordial para el desarrollo de las niñas y los niños. Entonces cuando se separan de las mamás, el hombre en muchas circunstancias comienza a faltar físicamente, muchas veces económicamente y emocionalmente no digamos”, explica el activista.

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La paternidad responsable comienza desde el afecto en el hogar, independientemente de que el hombre esté en pareja o no. También se manifiesta en espacios de interacción entre padres e hijas e hijos, la presencialidad en las actividades escolares y en todas las etapas de crecimiento de los menores.

Entre otras de las razones del abandono paterno es que a nivel estructural no se propicia el involucramiento de los hombres en la vida de sus hijos e hijas desde el nacimiento, como la falta de licencia de paternidad extendida a como es la licencia de maternidad. Pues en Nicaragua la licencia de paternidad dura cinco días mientras que la licencia de maternidad dura 12 semanas.

Velar por el ejercicio de la paternidad

Para que se realice una paternidad responsable es que desde el Estado se debe destinar recursos necesarios para que las instancias encargadas de la protección de las niñas, niños y adolescentes ejerzan su papel en la defensa de los menores a tener una familia, y para que haya funcionarios y funcionarias capacitadas que den acompañamiento a las mamás y a sus hijos cuando no se está realizando una paternidad responsable.

Según Martín, la función de estas instituciones como el Ministerio de Familia, no se debe limitar a establecer a los padres una cuota económica sino que debe propiciar la interacción de los padres con sus hijos e hijas durante todo su proceso de crecimiento.

“A veces se cree que son solo dictar una sentencia a favor de una pensión alimenticia ya se está cumpliendo con ese rol paterno y no”, explica.

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