A pesar que Costa Rica encabeza en Centroamérica la lista de los países más avanzados en derechos humanos, principalmente para la población LGBTIQ+, aún sigue persistiendo una enorme brecha entre la legislación y la realidad de los protagonistas de dicho avance.

Un ejemplo claro, es que la diversidad sexual de Nicaragua que se ha exiliado en Costa Rica, no se le reconoce su nombre por elección previó a la aprobación del refugio.

«En los registros del Tribunal Supremo de Elecciones y en los registros de migración se siguen guardando el nombre del sexo biológico, lo que implica que si un empleador hurga entre esos registros puede utilizarlos para discriminarte. Una cosa es que te pongan el nombre en un papel, pero eso no te garantiza ningún otro derecho», relata Damaso Vargas, mujer transgénero exiliada en Costa Rica.

La mayoría de las personas refugiadas de la diversidad sexual, son profesionales que no logran insertarse en labores cercanas a sus conocimientos, pues la mayoría tiene trabajos precarios de subsistencia.

«Las personas de sexualidad diversa no pedimos un trato especial, queremos un trato igualitario. En el cumplimiento y garantías a nuestros deberes y derechos como: salud, educación, acceso a vivienda, lo cual no lo tenemos», resiente Jacob Ellis, transgénero y no binario.

Visibilizar esa realidad que enfrentan en Costa Rica, exponer la represión que viven la diversidad sexual en Nicaragua, exigir justicia por las y los presos políticos, justicia por los crímenes de odio y ser reconocidos como aportadores al desarrollo económico del país donde viven son algunos de los motivos por el cual marcharon el domingo 26 de junio, saliendo a las 10 de la mañana desde la plaza la Democracia en San José.

«Activistas LGBTIQ+, sociales y políticos en el exilio nos unimos para denunciar la violencia que sufren los cuerpos disidentes. Nos unimos a una sola voz para denunciar los asesinatos en Nicaragua de Denis Madriz, Ezequiel Mendoza en 2018; Kendra Contreras, socialmente conocida como “Lala”, mujer transgénera asesinada cruelmente en 2021 y el crimen de odio en contra de Genaro Vega ocurrido en 2022 en Costa Rica», detalla el comunicado que leyeron durante la conferencia de prensa.

La diversidad sexual de Nicaragua tiene tres años no salir a las calles a celebrar el día del Orgullo Gay, por la misma represión que ejerce el régimen Ortega-Murillo.

«Elevamos la voz por quienes ya no están y por quienes buscan justicia para las víctimas de odio; por eso marchamos exigiendo YA NO MÁS asesinatos, YA NO MÁS crímenes de odio, demandamos igualdad de derechos, libertad para todas las personas presas políticas, libertad para Nicaragua y retorno seguro para todes les exiliades», concluye el comunicado.

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