El dictador Daniel Ortega compareció en un encuentro virtual con sus homólogos de Cuba y Venezuela y volvió a minimizar el impacto de la pandemia de la COVID-19, ignoró el drama de los nicas varados en la frontera de Peñas Blancas y dedicó la mayoría de su discurso a criticar al «imperialismo».
Respecto a la pandemia de COVID-19, Ortega señaló que “el virus este es terrible, tan brutal como la peste española, en aquellos tiempos donde no había tanta ciencia ni tecnología”, tiene sacudida la economía mundial.
- Ortega reaparece con mascarilla en acto privado del 19 de julio, pero no admite gravedad de pandemia
Sin embargo aseguró que este es “un virus que será pasajero con todos los daños que está haciendo” y agregó que será exterminado con “todas las vacunas que están haciendo”, mientras señaló que el virus mayor que se deberá erradicar es el capitalismo, “esencia misma de la maldad”.
Desde el 19 de julio pasado, el líder del régimen no había dado la cara para hablar sobre la crisis sanitaria de Nicaragua, sino es hasta este 28 de julio para dar una intervención en la reunión virtual por los 30 años del Foro de Sao Paulo.
Ortega antes de aparecer en su discurso del 41 aniversario permaneció encerrado en su bunker militar en El Carmen, 39 días sin dar la cara al pueblo nicaragüense, que desde inicios de la pandemia ha exigido su comparecencia para decretar una cuarentena y adoptar las medidas necesarias para frenar el contagio comunitario del COVID-19 en Nicaragua.
La pandemia de la COVID-19 ha dejado en Nicaragua 116 muertos y 3672 personas contagiadas según las cifras presentadas este mismo martes por el Ministerio de Salud (Minsa). Mientras, el Observatorio Ciudadano COVID-19 registra 8755 casos sospechosos y 2487 fallecidos hasta el 22 de julio.
Sus críticas al imperio
Ortega señaló a los expresidentes opositores de Nicaragua de ser “lacayos sirvientes del imperialismo”, durante el encuentro virtual.
Además se refirió a una continuidad por parte del Gobierno estadounidense, señalando que éste siempre está repitiendo el “poner una pistola en la cabeza al pueblo nicaragüense”, al no permitir elecciones libres afirmando que en 1990 la elección estuvo intervenida “por el imperio estadounidense”.
«La política divisionista del imperio chantajeando a gobiernos para ir contra Venezuela y Nicaragua, con todo tipo de amenazas financieras y económicas que le han hecho el imperio de los Estados Unidos de Norteamérica. Qué difícil ha sido mantener la unidad, pero los pueblos son sabios, en medio de lo que ha sido esta situación, donde se ha mantenido el Alba», dijo Ortega.