La Lupa ha rebobinado el casete para identificar los actos, del 19 de julio en celebración del triunfo de la Revolución Popular Sandinistas (RPS), más disparatados de la historia después que la vocera del régimen, Rosario Murillo informara que este año la conmemoración será de manera “virtual”.

2020: Aniversario virtual

Desde este sábado 18 de abril se conoció que, en la Plaza de la Revolución, el régimen de Daniel Ortega acordonó la zona e instaló sillas (respetando el distanciamiento), en forma circular en cuyo centro se colocó una especie de estrella adornada con flores.

Esta instalación, indicaría que un reducido grupo de sandinistas estarían presentes durante la transmisión, en pantalla gigante, del discurso de Ortega, quien por primera vez no estará presente en la actividad, pues prefirió “quedarse en casa” ante la pandemia de coronavirus que se encuentra estacionada en América Latina. Un hecho que ha sido cuestionado por ser contrario a las innumerables actividades masivas que Murillo ha convocado desde hace semanas.

Durante su acostumbrado discurso de mediodía a medios oficialistas, el pasado lunes 13 de julio, Murillo notificó que realizarían una serie de actividades, a las que denominó “unidos contra la dictadura”, sosteniendo que el sandinismo revocó la dictadura de Somoza, que “hoy festejan con amor y esperanza”. Un discurso contrapuesto con las denuncias por crímenes de lesa humanidad contra este régimen.

Este año el pueblo nicaragüense nota como el COVID-19 logra doblegar al sandinismo, sucumbiéndolos en una nueva modalidad de celebración virtual, de la que advirtió Murillo se realizaría a “cómo se pueda en estos tiempos”, mientras ella junto a su tirano esposo continúan promoviendo el #quedateencasa y envían a sus fieles a recorrer las calles con banderas y sin respetar el recomendado distanciamiento social por los organismos internacionales de la salud.

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2019: Pastor evangélico se retira de tarima

En la celebración del 40 aniversario, Ortega invitó al pastor evangélico Ralph Drollinger, a través de una carta, en la que le pedían que «hablara frente a cientos de miles de personas que asistirán a nuestro acto de aniversario nacional, el 19 de julio».

Ese año los nicaragüenses presenciaron parte del acto, pero no lograron ver el momento en que Drollinger se levantó y se fue tras escuchar ofensas contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Drollinger asistió al acto al que fue invitado “especialmente” por el régimen, sin tener la más mínima idea, de que éste era un mitin partidario. El pastor había sido también invitado a ofrecer lecturas bíblicas a los funcionarios del Estado.

Durante la conmemoración, la embajadora de Venezuela en Nicaragua, Delcy Rodríguez arremetió contra Trump y el vicepresidente de EE. UU, Mike Pence, así como el secretario de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton, aun teniendo en cuenta que Drollinger es el guía espiritual del gabinete del actual gobierno estadounidense.

Pero no solo la embajadora Delcy, criticó a los Estados Unidos, sino también el sacerdote orteguista Antonio Castro, quién posterior a la intervención de Drollinger, le exigió a éste que les pidiera a los congresistas de EE.UU., a través de la enseñanza de la biblia, que cesaran las sanciones y la aplicación de la Ley Nica Act y la Ley Magnitsky.

«Agarre a su cuerda de extremistas que lo acompañan, al señor Pence, a Bolton, que saquen sus manos de Venezuela y que saquen sus manos de Nicaragua y que dejen a la humanidad respirar en paz», advirtió Delcy ante la presencia de Drollinger.

Y cuando aún no finalizaba su discurso la funcionaria del régimen de Nicolás Maduro, el pastor Drollinger se levantó de su silla ubicada en la tarima oficial, y le pidió a su equipo junto con su esposa que se retirarán.

En la filmación de este acto apenas se logra notar el momento en que Drollinger se retira con su gabinete, mientras la embajadora del régimen venezolano aún no termina sus ofensas contra Estados Unidos.

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2015: Ortega y Murillo de cantantes

En 2015, el sandinismo festejó sus 36 años de revolución y la plaza Juan Pablo II, dio lugar a uno de los discursos más cortos de Ortega, uno de 25 minutos en el que la problemática de la nación estuvo ausente, pero no los tradicionales improperios contra el “Imperio Yanqui”.

A las 4:20 p.m. bajo una voraz lluvia, Ortega junto Murillo entraron a la plaza, ambos levantando las manos en señal de victoria, mientras al fondo persistía la canción de protesta de Carlos Mejía Godoy, «La tumba del guerrillero, dónde, dónde está», y los fieles que se aglomeraron a acompañar la celebración aplaudían, y aclamaban a sus líderes que cantaban a viva voz.

Ese año el país vio a la pareja dictatorial cantar y festejar con gran gozo. Ortega quién recorría el escenario principal, al mejor estilo de cualquier modelo de pasarela, saludaba al público y tras escuchar y cantar tres canciones, Murillo, maestra de la ceremonia, como ya es costumbre, tomó el micrófono y dio paso a una bendición del Cardenal emérito Miguel Obando y Bravo.

2006: Daniel llegó a caballo

Pero éste no es el único aniversario excéntrico del sandinismo, puesto que, en 2006 Daniel Ortega, quién en ese momento se presentaba como secretario general del partido, y candidato a la presidencia, hizo su llegada a la conmemoración del 27 aniversario de la revolución a caballo.

No conforme con su entrada triunfante, Ortega se presentó envuelto con la bandera azul y blanco tal cual fuera una capa de superhéroe. Este acto fue comparado con el peculiar gusto de Somoza, quién también tenía cierta debilidad por los equinos.

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No esperó la noche

Ese mismo año, Ortega no hizo esperar a sus fieles, como la mayoría del tiempo en los que aparece al caer la tarde, pues ese 19 de julio del 2006 se presentó a la plaza a las 2:30 p.m., cuando sus seguidores ni siquiera lo esperaban.

Escoltado por policías y fieles de su partido, que portaban astas con las banderas jamás esperadas, incluyendo la de Estados Unidos, mostrando un sacrilegio a su partido, puesto que en los años 80 Ortega fue considerado un “rebelde” para el expresidente estadounidense, Ronald Reagan.

Minutos antes de la entrada de Ortega a la plaza, jóvenes estudiantes de las bandas de guerra de los colegios, con una belleza peculiar, engalanaron el acto que puso a bailar a los seguidores de la tiranía sandinista, mientras esperaban la llegada del caballista que ese año pronunciaría el discurso más blando en la historia de los aniversarios del sandinismo.

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