“Ese cuento se trataba de un cerdito que perdió a su familia, entonces está explicando (porque se deben) ahorrar las monedas”, dice Kathya al finalizar el libro. Tiene 6 años y está en proceso de aprender a leer. Su único libro de cuentos lo ha repasado varias veces, ahora que no está yendo a clases porque en su escuela las suspendieron “por el coronavirus”, explica “es que, si te enfermas, te podés morir. Por eso no voy a clases”, relata la niña que cursa primer grado.

Su madre, Mercedes indica que a la niña le regalaron el libro, y fue atrapada por las figuras, “pero como está aprendiendo a leer se ponía a leer sílaba por sílaba, de tanto que lo leyó, terminó comprendiendo de qué se trataba el cuento”.

Kathia es de las pocas niñas y niños que en Nicaragua tienen acceso a un libro ilustrado o infantil dice, Gloria Carrión, directora de Libros para Niños que apunta que existe “una carencia importante” de literatura infantil en las bibliotecas de nuestro país, pues son vistas como un sitio para complementar las tareas escolares y no lo relacionan con la necesidad e importancia de que los niños más pequeños tengan acceso a libros infantiles.

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El mundo de los libros

“Creemos que la lectura es una herramienta poderosa para darte una oportunidad de conocerte, para divertirte, de reconocer otras situaciones, otros puntos de vistas, para descubrir que no solo te pasa a vos, sino a otro, que no es un problema tuyo, todo es un proceso”, explica la directora de Libros para Niños, organización que impulsa la lectura en la niñez y también producen literatura infantil.

Ante el cambio de rutina de los niños como consecuencia del Coronavirus el Fondo de las Naciones Unidas para la Niñez (Unicef), incentiva los padres de familia a que busquen alternativas educativas para que los niños inviertan el tiempo en actividades que provoquen cambios positivos.

En Nicaragua esos cambios se podrían enfocar en reforzar en la comprensión de la lectura en la niñez, según Jorge Mendoza, vocero de la Federación Coordinadora Nicaragüense de ONG que trabaja con la Niñez y Adolescencia (Codeni), ese uno de los retos más grande que tiene la familia y la sociedad.

“El tema de la lectoescritura es más grave de lo que pensamos. La Unesco realiza en la Latinoamérica pruebas para determinar el nivel de lectura comprensiva y también para evaluar el aprendizaje en la educación básica toda la primaria y Nicaragua se encuentra a la cola de casi todos los países de americalatina. De 15 países evaluados en las pruebas SERCE Nicaragua quedó en las últimas dos pruebas en el treceavo y catorciavo lugar”, enfatiza Mendoza.

Por ello, considera que este tiempo que los niños no están yendo a la escuela es una “oportunidad ideal” para mejorar la compresión de los textos.

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Oportuno en medio de la pandemia

La lectura interactiva es una de las mejores herramientas para que el niño sea atrapado al mundo de los libros, dice la directora de Libros para Niños, asegura que crea una cercanía entre el padre y el hijo, permite expresar emociones que genera el cuento que comparten, además de desarrollar habilidad en comprensión de texto.

“Estructura mejor sus imágenes mentales, elabora mejor su expresión, la fuerza de reconocer lo que siente y poder expresarse. (la lectura) es un instrumento y herramienta fundamental para la vida”, agrega que desde Libros para Niños se impulsa la lectura colectiva en barrios más vulnerables de Managua y Carazo.

Distintas organizaciones que trabajan en la defensa de los derechos de la niñez promueven campañas de actividades desde el hogar porque el encierro para los más pequeños se refleja en: estrés, depresión, cambio repentino de humor y hasta falta de apetito. Para contrarrestar esos efectos es “necesario dedicar tiempo a los niños”.

Mendoza apunta que el televisor y los dispositivos electrónicos practicante han sepultado el tiempo de compartir en familia, pero que es un efecto que se puede revertir, “ahora tenemos esa oportunidad para que la familia juegue, haga lecturas colectivas, lean cuentos a los niños para que se duerman.Aunque se mire una dinámica clasista, es una estrategia valiosísima para poder incentivar la lectura a los niños”.

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Cambios en las familias

“Ese libro puede incidir en cambiar las relaciones tradicionales de poder en el hogar sobretodo en el hogar vulnerable, que antes del perro, es el niño en la cadena del mando, me refiero anda trae, anda hace. Si ese niño tiene un libro que le pueda contar al más grande de la familia y les gusta a los grandes que lo escuchan, estas cambiando la lógica de la relación de una cadena tradicional, porque el niño está ejerciendo una actividad donde el adulto es audiencia y él es protagonista”, asevera la directora de Libros para Niños.

Esa línea de incluir a los niños en conversaciones con adultos de forma productiva es secundada por la fundadora de Dele Peso a Sus Pesos, Gisella Canales, que explica que la curiosidad de los niños “debe explotarse mediante actividades que capten su atención”, por ello apostaron por producir un cuento infantil sobre educación financiera.

“La razón por la cual iniciamos con el cuento fue porque a través de la fantasía y la ilusión se debe captar la atención de los pequeños y orientarla hacia el aprendizaje que deseamos lograr. Asimismo, luego de entrevistar a pedagogos, comprobamos la importancia del desarrollo de la imaginación y creatividad de los pequeños para su desarrollo personal y cognitivo”, explica Canales quien también trabaja en un libro para padres.

Pero también señala que existen juegos interactivos que no necesitan de inversión. “Ni siquiera debes gastar. Pueden crear sus propios billetes e introducirlos en juegos. Juguemos a la pulpería, al supermercado o la juguetería, donde tu hijo/a es quien compra con esos billetes. Los objetos pueden ser sus mismos juguetes o cosas de la casa (tampoco hay que gastar en esto)”, recomienda Canales.

Mendoza añade que los padres nicaragüenses no escatiman la inversión para la recarga de los teléfonos celulares, pero para comprar un libro si lo ven como un gasto. “Solamente se compra libro cuando el maestro, la escuela lo pide, no hay una preocupación ni presupuesto en la familia para decir este mes voy a comprar 3 cuentos para el niño”, finaliza.

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