Fundación para la libertad reduce las denuncias de violencia política a «tensiones entre exiliados»

En un escueto comunicado la Fundación para la Libertad, dirigida por el aspirante a presidente de Nicaragua, Félix Maradiaga redujo a «tensiones entre exiliados», las denuncias que hiciera la activista política, Sadie Tamara Rivas frente a las amenazas de muerte y el acoso que vive por parte de activistas políticos agrupados en esa organización.
La activista política e hija del preso político, Aníbal Rivas Reed -en condición de desaparición forzada- por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo desde el 17 de mayo de 2025 en la ciudad de Matagalpa, ha señalado como los autores materiales de las amenazas y la violencia política a: Enrique Martínez y Edgar Blanco.
«Ante recientes intercambios en redes sociales que han generado tensiones dentro de un sector del exilio nicaragüense en Costa Rica, la Fundación para la Libertad de Nicaragua desea expresar lo siguiente: Nuestra institución es independiente y se guía por un plan estratégico enfocado en la defensa de la libertad, los derechos humanos y la dignidad de todas las personas. Rechazamos cualquier forma de descalificación personal y, de manera particular, reafirmamos nuestro compromiso con el respeto absoluto hacia las mujeres y hacia todas las voces de nuestra sociedad», se lee en el documento.
Un comunicado que además hace un» llamado a la unidad y la conciliación» por sobre las «profundas heridas históricas» que insiste «deben abordarse a través del «diálogo respetuoso y la tolerancia mutua, nunca mediante la confrontación o el agravio», sin hacer un análisis profundo de las relaciones de poder y de las violencias que la denunciante expresa vivir en ese espacio.
También establece un tipo código de conducta al rechazar cualquier forma de «descalificación personal» e insiste en que «miembros y colaboradores de la Fundación para la Libertad están sujetos a un código ético que exige respeto a la pluralidad y la dignidad, pero no deja claro si estos activistas están bajo alguna investigación ante la denuncia.
De manera particular, reafirma un compromiso con el «respeto absoluto hacia las mujeres», pero priorizando la «lucha colectiva por la libertad y la democracia» sin dar crédito a la denuncia ni tomando postura frente a las violencias que vive Sadie Tamara Rivas en la organización que lidera Maradiaga, quien firma el comunicado.
Consultada la activista política y feminista, Tamara Morazán lamentó que organizaciones políticas que en sus discursos apuestan por «una nueva Nicaragua» se conviertan en «complices de la violencia machista» contra activistas políticas jóvenes.
«Más que un comunicado, es una respuesta de acuerpamiento a sus miembros donde llama a una denuncia pública como “intercambio”, quitándole importancia, validez y revictimiza a la víctima. Es lamentable que se presten a seguir siendo cómplices de la violencia machista; son el reflejo de la sociedad que quieren seguir forjando donde se agreden a mujeres por liderazgo y activismos, donde siempre se usa el desprestigio y amenazas. Ya no podemos seguir callando este tipo de violencias», reiteró.
Morazán recordó que desde hace dos años se vienen haciendo denuncias que responden al mismo «patrón de violencia» en el que son «difamadas al tener una voz incidente», y externo su preocupación ante la persistencia de estas denuncias que además, atentan «contra la integridad física de las mujeres que denuncian», por lo que hizo un llamado a defender los espacios que las mujeres han conquistados frente a la violencia política.
Y así lo trajo a colación, Tania Irías, activista feminista y exiliada en España, quien reconoce que «muchos de los logros de nuestras luchas yacen, dolorosamente, en el silencio forzado de las mujeres. Silencio que no es inocente: ha sido exigido, negociado y convertido en moneda de cambio».
Para Irías, «el fin no puede justificar los medios. No puede ser que bajo la bandera de la lucha contra la dictadura se nos pida callar las violencias de quienes se autoproclaman líderes. Ese silencio abre el mismo camino que ya vimos: el de los que, sabiendo que Daniel Ortega es un violador, eligieron mirar hacia otro lado y justificarlo como ‘un buen dirigente’ o ‘lo que conviene al partido'».
Recalcó que la respuesta en el caso de la denuncia de Sadie Tamara Rivas y otras jóvenes activistas políticas, es una «carta en apoyo a los señalados de violencia no es un gesto aislado, es parte del pacto: ese acuerdo tácito y sólido entre hombres para acuerparse, protegerse, blindarse de cualquier señalamiento. Ese pacto que se activa siempre que una mujer rompe el silencio y señala al agresor. Ese pacto que convierte la complicidad en norma y la violencia en sombra».
“Cualquier cosa que nos llegue a pasar, ellos son los únicos que saben dónde vivo. Les hago responsables por cualquier cosa que nos pase en este país. Ellos ya me amenazaron de muerte”, denunció Sadie Tamara Rivas desde sus redes sociales el pasado 05 de septiembre.
La denuncia de Sadie Tamara Rivas, surgen dos años después que un grupo de, al menos, cinco activistas políticas, encabezadas por María Laura Alvarado, denunciaran en 2023 mediante un comunicado la violencia perpetrada por directivos de la Unidad Juvenil Estudiantil (UJE).
En el comunicado del 15 de agosto de 2023, las activistas señalan estar “cansada de ver las diferentes formas violentas de hacer política por parte de algunos liderazgos juveniles principalmente hombres”.